Santo Domingo, D.N.- La Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña sirvió de escenario la noche del jueves para la puesta en circulación del libro “Memorias del Miocardio”, autoría del Doctor Carlos Heriberto García Lithgow, ante un numeroso grupo de personas, entre ellos familiares, colegas, amigos, hombres de la literatura y del mundo científico.
“Es una recopilación de relatos que intenta acercar a dos seres humanos, el médico y el paciente”, describió su libro un agradecido Dr. García por medio de un discurso llano y jocoso, pero cargado de sapiencia.
García, cariñosamente conocido como Bebeto, explicó además que las diez historias contenidas en “Memorias del Miocardio” son totalmente reales y fueron compuestas, a través de diferentes etapas del ejercicio su profesión de médico, inclusive, algunas acontecieron antes de empezar sus estudios.
La doctora Madeline Durán, esposa del autor, fungió como maestra de ceremonias, tan serena como si fuera ese su oficio, haciendo galas de un lenguaje fluido y alegre, que hizo amena cada presentación.
“‘Memorias del Miocardio’” es un libro testimonial, pinceladas de un médico observador que medita sobre cuanto ocurre a su alrededor”, escribió Andrés L. Mateo en el prólogo del libro.
“Cada ser humano se realiza volcándose sobre un compromiso que, por más individual que sea, tiene un valor universal. Lo que Carlos Heriberto García Lithgow ha escrito es, ni más ni menos, una cartografía de su vida; que como cualquier intento de autobiografía es también un viaje”, agregó.
Se destacó la participación del sacerdote Tulio Cordero en el acto, quién también se encargó de la corrección de estilo del libro. Estuvieron presentes, entre otros, colaboradores, personas del mundo de la cultura, historiadores, profesores, lingüistas y editores.
El evento discurrió en un agradable ambiente con un selecto fondo musical, al ritmo de los acordes de Juan Francisco Ordoñez y su banda y culminó con un brindis para los asistentes,.
El acto estuvo concurrido por personas que no estuvieron ahí por compromiso, sino por gente que reflejaba el deseo de estar presente, de estar ahí, en franca muestra de afecto y admiración al acabado profesional de la medicina, al ser humano y al amigo.
Como nota discordante, para que hubiera de todo, se coló en ese conglomerado, un ratero que tuvo a bien robar sendos celulares a dos damas, lo que turbó sensiblemente a sus dueñas y alteró el plácido momento.
El médico e intelectual Jochy Herrera, cardiólogo y compañero de trabajo de García Lithgow, tomó la palabra para destacar las cualidades intelectuales de Bebeto. No es casual, dijo, que los médicos se dediquen a la escritura. Ya muchos lo hicieron en el pasado. La diferencia es que García Lithgow se ha dedicado como pocos al cuidado del órgano más noble y estudiado del cuerpo humano: el corazón.
El Dr., Carlos Heriberto Garcia Lithgow, de su lado, dijo que refleja en “Memorias del Miocardio” el completo dominio de su especialidad, lo que lo ha hecho a nivel mundial, un médico reconocido, así como su vasta cultura y buen manejo de la palabra. Pero más que todo, no obstante su cara adusta, dejó al descubierto su gran calidad humana, profundamente sensible y amorosa.