Es como una antorcha en las tinieblas: ella es el día.

Cuando aparece, se alzan las auroras.

Con sus brillos los soles reverberan

y la luna sonríe, si sonríen sus ojos.

Cuando su mirada relampaguea,

todos los ojos se cubren de lágrimas.

(“Cantos de amor árabes” (I), de las Mil y una Noches)

I.

Sí, estamos en celebración de San Valentín, día consagrado al amor y a la amistad, que, en definitiva, son ramas de un mismo tronco.

Y aunque creo que el amor más auténtico no es el que se celebra pomposamente, sino el que se da discretamente, sin aspavientos ni exhibicionismos, muy distinto a esas relaciones empalagosas que muestran las revistas del corazón y los espacios faranduleros de la prensa escrita y televisiva (ahora amplificados por las redes sociales). En San Valentín y en las otras grandes celebraciones que marcan el calendario anual, todos acabamos sucumbiendo a la gran avalancha del consumismo, impulsada por las grandes empresas comerciales. De todos modos, es válida una celebración “sanvalentiniana” cuando se hace con autenticidad, sin ánimos de impresionar,no por el simple hecho de llenar unas expectativas y cumplir con un requisito.

Para no contravenir el ritual de la fecha, llevaba varios días hurgando en distintos libros, detrás de textos poéticos de contenido amoroso. Hay muchos, pero uno siempre desea encontrar una gran variedad para escoger aquellos que más se ajusten a nuestrasensibilidad y al gusto de nuestros potenciales lectores.

En verdad hay mucha poesía inspirada en el amor. Desde los tiempos más remotos se escribieron importantes textos líricos de contenido amatorio, incluso erótico. Una incursión por la literatura antigua (verbigracia, el Eclesiastés bíblico, las Mil y una noches…), partiendo desde el mismo inicio de la vida en comunidad, servirá para corroborarlo. Actualmente se conservan textos poéticos adscritos a esa temática de un período tan remoto como la época sumerio-babilónica, justo el tiempo y el lugar en que inició nuestra primera civilización.

En nuestro tiempo, la poesía romántica es cultivada de manera un tanto marginal, por no gozar del prestigio de otros temas, como –por ejemplo–problemas sociales y existenciales. Hay un bardo español de la Generación del 27, que no es muy conocido por estos submundos: Pedro Salinas. Este autor se decantó por una poética predominantemente amorosa, y su compañero de generación, Jorge Guillén, al prologarle una edición de sus Poesías completas escribió: “Era fatal que la poesía de Pedro Salinas culminase en el tema amoroso” (Guillén, 1991: 76). Empero, a mi parecer ningún tema está agotado o es poco relevante; todo depende de la altura a la que pueda ascender un poeta al componer su texto, evitando caer en lugares comunes.

Hay poemas de amor de una extraordinaria belleza, que resaltan los atributos y las bondades del ser amado. Algunos son muy pasionales; otros proclaman un amor más espiritual que físico: se centran en los valores inmateriales que distinguen al ser amado. Hay los que reflejan un grado de enamoramiento que raya en la locura. Y hay los que refieren unsentimiento más sosegado.

Pero la poesía amorosa no se circunscribe al texto escrito. La música, excepto el ruido que impropiamente llaman“música urbana”, está llena de poesía. De verdadera poesía envuelta en acordes: “No hablemos de amor, /dejemos los corazones /latir en armonía/con la paz de la tarde”. […] “Escucha, llueve música del cielo, /toma las estrellas en tu mano /nada es imposible en esta noche /para los dos” (Salvatore Adamo, baladista italiano).

Si amamos y somos correspondidos, el universo entero sonríe para nosotros. Pero cuando el desdén del ser que amamos nos hiere, no quisiéramos que esa mujer idolatrada, sea tan perfecta. Nos molesta la delicadeza de sus rasgos: su rostro, su sonrisa, su pelo, la marmórea simetría corporal… Vapuleados por su desdén o por sus enojos, la quisiéramos menos perfecta, disminuida en esa belleza que nos seduce. Y si nos quedan dudas de que es así, Silvio Rodríguez nos lo dirá poéticamente: “Ojalá se te acabe / la mirada constante / la palabra precisa /, la sonrisa perfecta /. Ojalá pase algo / que te borre depronto:/ una luz cegadora, / un disparo de nieve…”.

III. D. H. Laurence (poeta, narrador, dramaturgo y ensayista inglés, 1885-1930):

D. H. Laurence

Íntimos

Ah, pero también están los poetas pícaros, ciertos bribones que cuando tratan del amor, sólo les salen estas cosas:

¿No te interesa mi amor?, me preguntó con amargura.

Le pasé el espejo y le dije:

¡Hágame el favor de hacerle esas preguntas a quien corresponda!

¡Hágame el favor de formular todos sus pedidos a la central!

¡En todos los asuntos de importancia emotiva,

hágame el favor de entenderse con la autoridad suprema!

De modo que le pasé el espejo.

Y ella me lo devolviera partido en la cabeza

de no ser porque percibió su reflejo

y esto la mantuvo fascinada los dos segundos de mi huida.

III. Pedro Mir(1913- 2000):

Pour toi

Nuestro Poeta Nacional, Pedro Mir, es autor de una pequeña gema lírica dedicada al amor. Lleva título en francés (“Pour toi”, que en español significa “Por ti”). El pequeño poema deslumbra por la belleza de sus sugerentes imágenes. Y no necesita de ninguna exégesis debido a su sencillez.

Estoy de ti florecido
como los tiestos de rosas,
estoy de ti floreciendo
de tus cosas…
Menudo limo de amores
abona mis noches tuyas
y me florecen de sueños
como los cielos de luna…
Como tú mido los pasos
y la distancia es más corta,
hablo en tu idioma de amor
y me comprenden las rosas…
Es que ya estoy florecido.
Es que ya estoy floreciendo
de tus cosas.

IV. Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870):

Volverán las oscuras golondrinas

El desdén del ser amado, o su abandono temporal o definitivo, puede llegar a causar gran desasosiego en las hipersensibles almas de los poetas. Y esos hondos estremecimientos, esas granes turbulencias del espíritu, acaban transmutándose en poesía. El principal poeta romántico español, Gustavo Adolfo Bécquer, nos legó uno de los más hermosos poemas sobre este tópico.

En “Volverán las oscuras golondrinas”la voz poética rememora momentos del pasado vividos con la que fue objeto de su adoración. Como en la naturaleza todo es cíclico, una y otra vez se repetirán diferentes eventos que ya fueron; sin embargo,ya nada será igual. No habrá más golondrinas conmovidas e identificadas ante la felicidad de los amantes. Ni madreselvas llenas de rocío, que al ser contempladas por la pareja parecían enternecerse y derramarse convertidas en lágrimas. El poema concluye con una advertencia dicha en forma categórica: otros amores probablemente cortejarán a la mujer amada, pero nadie podrá quererla con un sentimiento tan intenso, tan sincero, tan puro.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡esas… no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!

V. Federico García Lorca (-1939):

Soneto de la dulce queja

En “El soneto de la dulce queja” el yo poético expresa el miedo que a menudo sienten los enamorados a ser despojados de su bien más preciado: el amor del ser querido. Y es que en el amor raramente se da una confianza plena. Nuestra tendencia a apropiarnos de las personas como si fueran objetos nos impide disfrutar del momento, siempre recelosos de que alguien pueda desplazarnos y reemplazarnos.Siempre anhelamos tener una seguridad absoluta con respecto a la persona que amamos, pero tal certidumbreno existe, ya que los sentimientos son mudables, de ahí que frecuentemente nos sobrecoja la aprensión, lo cual acaba empañando los hermosos momentos de la entrega. Así suelen ir parejas la felicidad del encuentro y una sensación de incertidumbre respecto a la siempre abierta posibilidad de la pérdida del ser amado. La genialidad poética de Lorca lo expresa de un modo magistral.

Tengo miedo a perder la maravilla

de tus ojos de estatua y el acento

queme pone de noche en la mejilla

la solitaria rosa de tu aliento.

 

Tengo pena de ser en esta orilla

troncosin ramas, y lo que más siento

es no tener la flor, pulpa o arcilla

para el gusano de mi sufrimiento.

 

Si tú eres el tesoro oculto mío,

si eres mi cruz y mi dolor mojado,

si soy el perro de tu señorío

 

no me dejes perder lo que he ganado

y decora las aguas de tu río

con hojas de mi otoño enajenado.

VI. Jorge Luis Borges (1899-1986):

“1964”

El escritor argentino Jorge Luis Borgesescribió dos sonetos con un título común: “1964”. El tema de ambos textos es la tristeza por la ruptura de una relación sentimental.En el primero, que es el que compartimos aquí, el yo poéticoya no le encuentra sabor a la vida. El mundo ha perdido su encanto, pues ya no hay con quien compartir su belleza. En tal circunstancia, la luna y los jardines quedan desprovistos de sus atributos. Desenfocado del presente por la ausencia de la amada, todo lo importante ya es sombra del pasado, incluyendo la luna, que ha devenido en un “cristal de soledad”, un “sol de agonías”.

Suele decirse que cuando perdemos algo es porque realmente no nos correspondía, pues lo que real y legítimamente nos pertenece no puede ser enajenado. Esuna actitud de resignación propia de los espíritus pragmáticos frente a una pérdida que no se puede recuperar. Borges toma esta idea en los versos del primero de los tercetos, pero no le basta esa muestra de valentía “para aprender el arte del olvido”. Una ruptura amorosa puede agotar tanto las reservas de “inmunidad sentimental” que cualquier cosa puede herir nuestra sensibilidad: bastaría con la sola contemplación de una rosa o el rasgueo de una guitarra, dos elementos que guardan mucha relación con nuestros impulsos afectivos.

El poema está organizado desde un yo que se dirige a un tú, como ocurre con la narración en segunda persona, en una especie de desdoblamiento.

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,

cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.

Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente

para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.

VII. José Ángel Buesa (1910-1982):

Poema del domingo triste

Finalizamos con un hermoso poema del bardo cubano José Ángel Buesa. Es un texto escrito “con las simples palabras de hablar todos los días”, como dirá él mismo en otro de sus poemas, sin rebuscamiento, captando la belleza sencilla y sugerente del paisaje cotidiano. El núcleo temático gira en torno a la evocación de un amor perdido. El discurso del yo poético da cuenta de un sentimiento de tristeza, estimulado por un día de domingo igualmente triste por la ausencia del sol (“la tarde pide un poco de sol como un mendigo, y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo”). Así, se produce unparalelismo entre el amante, privado de la compañía de la mujer amada, y la tarde que está desprovista de la cálida presencia del sol. Hay, pues, una tristeza compartida entre el día gris y nebuloso y el espíritu ensombrecido del yo poético, el sujeto que habla desde el texto.

Cuando una relación concluye, los egos, orgullosos, levantan muros de indiferencia y tejen fábulas de temprano olvido, pero cuando la nostalgia se agita en el alma se caen esos muros y la verdad se impone. Entonces se desvanecen los antifaces y el espíritu, compungido, ya no tiene reparo en declarar su tristeza y su derrota.

En “Este domingo triste” todos los acontecimientos del entorno producen un efecto en el estado de ánimo del sujeto: las nubes grises con que inútilmente intenta distraer su monotonía; el ruido de la lluvia, que, según confiesa, es “un motivo secreto de mi melancolía”; las aguas que corren por la calle…Todo lo que ocurre y discurre en torno al sujeto se convierte en un motivo afín a su tristeza. Tanto es así que el poeta insinúa que la pena de la tarde antes que a causas objetivas se debe a su estado interior (“Este domingo triste nace de algo que es mío, que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío”). Leamos.

Este domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido ya no miente.
La soledad, a veces, es el peor castigo…
¡Pero qué alegre todo, si estuvieras conmigo!

Entonces no querría mirar las nubes grises
formando extraños mapas de imposibles países;
y el monótono ruido del agua no sería
un motivo secreto de mi melancolía.

Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,
mientras corren las aguas por la calle en declive,
y el corazón se muere de un ensueño que vive.

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo;
y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
¡qué alegre me sería este domingo triste! 

VIII. Brevísimo y amoroso epílogo

Como ya hemos dicho, el amor es uno de los tópicos más cultivados dentro de la poesía lírica. Para algunos poetas es un tema medular dentro de su producción; para otros, es uno más entre muchos otros temas. Pero unos y otros han acrecentado la producción de ese importante género. Y como en todos los rubros, los hay de una simpleza absoluta, pero hay quienes han trabajado la textura de sus textos con un criterio altamente estético.

En la muestra seleccionadaprocuramos no incluir textos de mucha complejidad formal, pues nuestro objetivo era que los poemas no presentasen mayores dificultades para lectores de cultura promedio. Lo que no sacrificaríamos jamás era la calidad de los textos, a sabiendas de que calidad y sencillez no son categorías contrapuestas.

Con este pequeño caudal lírico rendimos tributo al travieso dios griego Eros, que al pasar a la cultura y la lengua latinas se transformó en Cupido, dios pagano del amor, y que la cristiandad celebra bajo el nombre de San Valentín.

¡Que la felicidad colme los corazones de todos aquellos que han sido amorosamente heridos por la flecha de Cupido!

Bibliografía

Anónimo (1990). “Cantos de amor árabes” (I), (de las Mil y una Noches) en Garibay, Ángel Ma. (Ed.). Voces de Oriente. México: Editorial Porrúa.

Borges, Jorge Luis (1999). Obra poética, 2. Madrid: Alianza Editorial.

Buesa, José Ángel (1988). Oasis. Madrid: Editora Alba.

García Lorca, Federico 1986). Antología poética. Buenos Aires: Editorial Kapelusz.

Guillén, Jorge (1991). “Prólogo” a Poesías completas, de Pedro Salinas, citado por Díaz de Revenga, Francisco J. (Ed.) en Pedro Salinas, Poemas escogidos. Madrid: Editorial Espasa-Calpe.

Laurence, D. H. (2013). “Íntimos” en Boullosa, Carmen (Ed.). Todos los amores. Antología de poesía amorosa. México: Alfaguara Juvenil.

Mir, Pedro (2013). Sol para las doce. Antología poética. Santo Domingo: Editora Alfaguara.