Algunos libros se leen por curiosidad. Este es uno que se debe leer por esa razón y más. El libro Piloto escuadrón de caza (2015) trae en su contenido relatos en primera persona. El autor narra hechos de trascendencia histórica. Muchos de estos presenciados por él o en los que él participó. El lector acucioso echará de menos algunos acontecimientos olvidados por el autor.
Se piensa que el autor no quiso colocar como subtítulo que este libro que es una autobiografía porque haría menos interesante el inicio de su lectura. Hay muchos aspectos en esta obra que hacen pensar que se trata de eso, una inconfesada autobiografía.
Una de las características de este libro es quien es el autor, su posición en el escalafón militar en la época que relata o, el privilegio que le otorgó su posición social. Él fue testigo de algunas acciones que se remontan a la época de la invasión del 14 de junio de 1959 y en su narración contradice lo sostenido y escrito por otras personas que intervinieron en los hechos.
Todo lo anterior hace más interesante su lectura. En algunos de sus reseñas es probable que Luis José Domínguez, el autor de la obra, tenga razón por conocer mejor las personas que menciona en su obra que las versiones que él contradice.
En la obra hay varias partes que son de interés para los dominicanos que se interesan por el pasado. La Era de Trujillo es una de ellas. Luego la Insurrección de Abril.
L. J. Domínguez defiende sus amigos cuando narra algunos acontecimientos. En realidad quien analiza la obra no sabe si admirar más su sentido de la lealtad o echar de menos la imparcialidad que desearía encontrar sobre algunos acontecimientos.
El libro ya ha provocado réplica de tipo polémica con respecto a uno de los aspectos que cubre en lo concerniente a la Insurrección de Abril. Esta es una de las razones por la que vale la pena la lectura del libro.
El libro no tiene pretensiones de ser una joya literaria y, su autor reconoce desde el principio que no es un literato o escritor profesional. Cuando el lector se adentra en la lectura se percata de la veracidad de la aseveración del autor, pues el estilo que se observa dista mucho de ser pretensioso.
Como en todas las obras de este género, algunos capítulos son más interesantes que otros. Domínguez asegura que verificó con otros militares la veracidad de lo que relata. Cita a veces los nombres de estos militares con quienes confrontó sus recuerdos y, él asegura que los demás mencionados están contestes con su narración.
Hay que advertir que en este libro no todo se limita a acciones militares con trasfondo político. Hay una dosis de amor, de enamoramiento, de conquista que transcurre de una manera muy natural, algo inesperado en una obra de este género, pero que introduce un respiro romántico.
Para los lectores oriundos de Santiago el autor retrata de manera muy sencilla y veraz la vida de un pueblerino en un Santiago de mediados del siglo XX. Incluye nombres de amigos y costumbres de la época. Esas descripciones abonan los recuerdos de la época.
Es un libro de más de 375 páginas que contiene una gran profusión de fotografías; algunas de ellas desconocidas del gran público y, otras olvidadas.
Unos de los capítulos interesantes es el concerniente a la muerte de Rafael L. Trujillo Molina, pues en esos momentos el autor se encontraba en una posición privilegiada en el círculo de los Trujillo por sus lazos matrimoniales con una hija de Mélido Marte, quien a la sazón y desde hacía largo tiempo era uno de los hombres de confianza de Trujillo.
Algunos detalles resultan superfluos porque no tienen relevancia para la historia dominicana. No debe olvidarse que este libro hay que leerlo desde la perspectiva histórica con el interés centrado en los hechos relatados.
El autor es consecuente con sus ideas. Se aventura a penetrar en acontecimientos políticos relevantes para la historia reciente dominicana. Pasa revista a la salida del país de Ramfis Trujillo y a la toma del poder por Rodríguez Echavarría. Otro capítulo meramente político es el relativo a las elecciones de 1962 y la oposición entre Viriato Fiallo y Juan Bosch. No hay que ser de olfato muy fino para detectar hacia donde se inclina la balanza cuando trata estos asuntos.
L. J. Domínguez defiende sus amigos cuando narra algunos acontecimientos. En realidad quien analiza la obra no sabe si admirar más su sentido de la lealtad o echar de menos la imparcialidad que desearía encontrar sobre algunos acontecimientos.
No se puede leer la obra con la pretensión de encontrar en ella algunos secretos develados. Domínguez se ha cuidado muy bien de no traicionar los secretos militares.
En el libro hay lagunas notables. Una de ellas son los detalles de lo que pasó con los miembros de la Invasión del 14 de junio del 1959. Otro olvido es lo concerniente a la cámara de torturas que funcionó en el kilómetro 9 de la carretera Mella.
Uno de los méritos que cabe señalarse es el concerniente a la historia de la Aviación Militar Dominicana que luego devino el Fuerza Aérea Dominicana. Otra parte que debe resaltarse es la atinente a la historia del Escuadrón de Caza Ramfis. La lectura de esas partes está llena de detalles, anécdotas, nombres propios y apodos que no dejan dudas acerca del conocimiento de testigo presencial de Domínguez Tavera.
Muchas de las fotos incluidas en este volumen son inéditas o, de circulación muy restringida hasta el momento en que Luis José Domínguez las publica. Entre ellas hay una en la que aparece el oficial piloto Octavio de la Maza sentado junto a Ramfis Trujillo.
Domínguez no se conforma con detallar algunas incidencias de su vida militar, sino que incorpora también las vivencias aportadas por algunos de sus compañeros. Eso le imprime a la obra más carácter de veracidad porque si miente o exagera en sus descripciones estos compañeros de armas serán los primeros en desautorizarlo.
En este tomo hay mucho de memorias personales. Aunque este carácter le otorgue un matiz de visión unilateral, el autor ha mostrado arrojo para exponer lo que él considera que no es una visión parcializada de los episodios en que participó.
Estuve presente en la puesta en circulación de esta obra en Miami y puedo asegurar que Domínguez Tavera sabe manejar muy bien la palabra. Hizo una introducción muy amena de su libro.
En el prólogo Domínguez ataca de manera frontal muchos de los libros que se han publicado acerca de la Insurrección de Abril y aduce que en algunos de ellos hay “falta de seriedad y respeto, por lo que él se ve en la necesidad de desmentir relatos de sucesos inexistentes”.
Desde el prólogo mismo pregona Luis José Domínguez su posición ante los acontecimientos de abril de 1965. Él entiende que es el primero de los integrantes del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana de ese momento que se anima a escribir sobre estos acontecimientos. A él no le importa ir contracorriente en este tema.
Una de las partes de su libro que llama la atención es que cuando habla acerca de Juan de Dios Ventura Simó no lo denigra; solo lo describe como un combatiente inadecuado para la lucha guerrillera. Además se explaya en anécdotas poco halagadoras. En cuanto a las peripecias de Ventura Simó en el exilio pasa a narrar incidentes que él no pudo presenciar, con lo que falta a la parte más interesante de su libro, la de ser testigo privilegiado.
El volumen es de lectura interesante. Lo es porque lo escribe un exmilitar que muestra sus preferencias políticas cuando se ocupa de comentar hechos políticos ocurridos en República Dominicana. La lectura no debe hacerse para encontrar imparcialidad, sino para entender cómo pensaba y piensa un militar en servicio o retirado del servicio.
En la mayoría de los casos el pensamiento de los militares llega a los lectores mediante el cedazo de algunos civiles que interpretan las conductas de los hombres de uniforme. Este libro expone las ideas que planeaban sobre las actuaciones de líderes políticos dominicanos. Además, evalúa acontecimientos políticos desde la perspectiva militar, así como después de una maduración que solo puede ofrecer el tiempo transcurrido entre los hechos y la publicación de la obra. Debe leerse cum grano sale.
Roberto Guzmán