SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Nos llega el primer número de la “tercera etapa” de la revista País Cultural, del Ministerio de Cultura, y con ella, nos embarga un panorama de esperanzas, inquietudes y preocupaciones.
Editar “etapas” de órganos escritos de instituciones públicas con recursos para sostenerlas y ampliar sus alcances, evidencia la existencia de una falta de seguimientos que ya no debería darse nunca en ninguna de ellas y menos en el Ministerio de Cultura, porque es un hecho que evidencia cuando menos una torpe visión de deberes y, en el peor de los casos, una irresponsabilidad rampante e inaceptable.
No tiene sentido auspiciar con publicaciones culturales que salen, sacan cuatro o cinco números y concluyen “una etapa” para dejar que el tiempo pase hasta que llegue otro titular del Ministerio que disponga sacar otros tres, cuatro o cinco números, a fin de acreditarse “la nueva etapa”, perpetuando un proceso editorial irregular e irresponsable
Las reflexiones llegan junto a la misma alegría que nos produce el recibir el primer número de la “tercera etapa” de la revista País Cultural, concebida en 2012 durante la gestión del más importante de los gerentes culturales que ha tenido, hasta ahora, el Ministerio de Cultura, José Rafael Lantigua, condición que nadie debe dudar en regatear.
La indescriptible e irregular trayectoria de las revistas culturales, incluyendo a aquellas editadas por el máximo organismo oficial de la cultura, es la falta de conciencia de la importancia de su continuidad, distribución y permanencia.
No obstante esta primera entrega del número uno (Noviembre 2020) de Pais Cultural, afortunadamente dirigido por un escritor con experiencia editorial (Basilio Belliard( ya en estos afanes editoriales, e la Revista nos produce alegría tanto por la calidad de sus contenidos, la consistencia de sus firmas, el diseño moderno y la ilustración con obras a cargo de obras de Luis Muñoz y Juan Valdez Ozaku.
Con el lanzamiento de la tercera etapa se llena de una forma notable, un espacio con una producción editorial de notable calidad, tanto en los contenidos presentados como en su aspecto gráfico/ilustrativo. Lo que ha entregado ahora el Ministerio de Cultura es una revista de calidad global, que toca temas y autores de trascendencia.
Título: País cultural; Género: Revista; Institución: Ministerio de Cultura/Carmen Heredia, Ministra; director: Basilio Belliard; Etapa: tercera; Consejo Editorial: Soledad Álvarez, José Mármol, Frank Moya Pons, Pedro Delgado Malagón, Manuel García Arévalo, Jochi Herrera; Consejo Editorial Asesor: Marcio Veloz, Andrés L. Mateo, Franklin Gutiérrez, Giovanny Cruz, Mu Kien Sang Ben, Mateo Morrison, Angela Hernández; Diseño: Fernely Lebrón; Ilustraciones: obras de Luis Muñoz y Juan Valdez Ozaku Corrección: Friederich Marte; Impresión: FR Multiservices SRL
La dirección ejecutiva de Belliard ha conformado sus consejos editoriales de lujo, integrado por el intelectual mexicano Enrique Krauze, el poeta español Luis García Montero, el poeta mexicano Adolfo Castañón, también de México está la poeta María Baranda y el crítico literario Christopher Domínguez Michael, el novelista colombiano Willian Ospina y el poeta catalán Eduardo Moga, el prosista, antropólogo y arqueólogo Mario Veloz Maggiolo; el novelista y comunicador, actual embajador ante la Unesco Andrés L. Mateo; el poeta y promotor cultural Franklin Gutiérrez; el dramaturgo, director, actor y actual viceministro de Cultura Giovanny Cruz; la historiadora Mu Kien Sang Ben; el poeta y gestor cultural Mateo Morrison y la poeta Angela Hernández. El Consejo Editorial lo conforman los poetas Soledad Álvarez y José Mármol, el historiador e investigador Frank Moya Pons, el escritor y melómano Pedro Delgado Malagón, el musicógrafo José del Castillo, el narrador y ensayista además de médico Jochy Herrera, el historiador y empresario Manuel García Arévalo y el poeta, ensayista y profesor Plinio Chahín.
Con un equipo de colaboradores de ese nivel, el producto que se edite debe ser muy consistente y escaparse del criterio, que se deja pronunciado en la propia revista, de ser vocero del Ministerio de Cultura.
País Cultural debe ser, por su propia naturaleza, un foro de posiciones y corrientes de pensamientos que no solo se correspondan con una visión “oficial” de la cultura. Cultura como concepto, es equivalente a diversidad.
Conociendo como conocemos a la titular del Ministerio y al editor, nos permitimos confiar en que no habrá de ser eso y, al contrario, retomar su criterio de dimensión intelectual de intercambio de enfoques distintos.
La salida de País Cultural entusiasma, pero hay que esperar que se mantenga en el tiempo, que su salida (que incluso puede ser semestral), sea constante y firme y complementar la necesidad de ofrecer las informaciones que debe divulgar el Ministerio, con la edición de un periódico digital y escrito (realizado con modestia para que no se transforme en una carga)
No más “etapas”
La primera etapa de País Cultura se lanzó bajo la dirección de Basilio Belliard, llenando una necesidad de un órgano de pensamiento, exposición y debate de ideas en la cultura. Luego, producto de los cambios de gobierno y consecuentemente de criterios y prácticas llamada la vieja tradición y negativa de no impulsar proyectos de la gestión pasada y comenzar todo desde cero, sobre el entendido miserioso de negar continuidad a emprendimientos no propios. Así acabó su primera etapa.
País cultural tuvo una segunda etapa en 2016/2017 cuando el Ministerio de Cultura contrató a Soledad Álvarez (directora) y Angela Hernández (editora) para relanzarla, quienes produjeron tres números de la revista con un altísimo criterio de selección de firmas y facturación editorial, montaron una cuidada página web (lastimeramente pérdida debido a conflictos en el proceso con el diseñador web).
Las dos escritoras crearon un reglamento con los criterios y condiciones que incluía la admisión de trabajos inéditos y de firmas seleccionadas en el marco de sus colaboradores nacionales e internacionales y le dedicaban a cada número el tiempo que requeriría un libro bien cuidado.
Tras un acto muy hermoso realizado en el Salón Aida Cartagena Portalatin, para el cual se montó incluso un escenario con telón de fondo y mobiliario especial, se lanzó el primer número, pero posteriormente ninguno de los tres números editados circuló y los ejemplares se quedaron en unas cajas que han sido encontradas ahora en algún almacén de Ministerio.
La labor de las dos escritoras no fue valorada por el Ministerio de entonces al punto que ambas renunciaron molestas por el tratamiento y la falta de aprecio por el proyecto, probablemente por el criterio independiente de las dos escritoras que tenían claro que la revista debía ser una dimensión para expresar las diversas vertientes y corrientes del pensamiento cultural y no ser solo un foro para ser usado en la reproducción de artículos y ensayos del cuadro de ejecutivos del propio ministerio, atentando contra la diversidad que debe fortalecer al canalizar diversidad de puntos de vista.
Saludamos con alegría la salida de país Cultural y aspiramos a que no sea necesario proclamar etapas.