Se ha señalado, miles de veces, que vivimos en la sociedad de la imagen, y las formas de articular el pensamiento en un mundo que ha superado lo postmoderno para situarse en la hipermodernidad*, han variado; hasta el punto de que la imagen determina nuestra manera de ser y ver la realidad que nos envuelve.
Somos victimas de una híper comunicación global que nos cautiva, y refleja nuestra imagen al mundo, convirtiéndonos en objetos de atracción para otros que nos observan y contemplamos, en una circular egocéntrica y voyerista ante el gran espejo ciberespacial global que nos distrae y nos hace olvidar esa realidad auténtica, que no podemos maquillar. Las expresiones formales de su encarnación han discurrido entre los parámetros de lo simbólico, abstracto y representacional.
La representación, como expresión de esa realidad objetiva, ha tenido en la fotografía la aliada por excelencia de la sociedad de masas, por constituirse, durante mucho tiempo, en indisputable instrumento creador de imágenes irrefutables de la verdad circundante.
En su momento, la fotografía análoga contribuyo con el discurso sobre el orden visual de la prédica positivista, que en el siglo XIX se entretejió con las heredadas de la Revolución Francesa, en su democratización del conocimiento, de la mirada, y el establecimiento de un orden visual socializado y legitimado por un discurso científico. Esta fotografía tradicional se asumió como proyecto social y científico.
Con el nacimiento de la fotografía digital todas estas premisas de la fotografía tradicional fueron heredadas. Ha cumplido sus funciones como registro y relato de la historia, testimonio del tiempo, aunque en el plano de lo real creíble ha perdido espacio, siendo desplazada como instrumento legal, como objeto referencial de hechos y actos, apartada como herramienta de constatación de la verdad.
Desde su nacimiento, la fotografía digital rompió el discurso de lo establecido. Instituyó una segunda retórica, un discurso de lo imposible-posible, con un salto hacia el territorio de la representación de mundos posibles en donde la fantasía, utopía, análisis, diversidad, simbolismo, transcodificación, simultaneidad, diversidad, sincretismo, pluralidad, etc., son claves esenciales para la representación de esa nueva imagen visual de la hipermodernidad.
Los avance tecnológicos y la masificación de sus productos han hecho posible el cambio de lo analógico a digital, el tomar fotografía paso de ser una posibilidad y practica de élites, a un accionar popular y de masas.
Hoy, ya no es necesario tener una cámara costosa (que las hay), para tomar una fotografía, basta tener un smarphone, una table o una barata cámara digital que cumpla su cometido. El pasatiempo de esa realeza fotográfica de costosos equipos, paso a las masas insurrectas, la cual se ha posesionado de ella de una forma que transgrede todos los parámetros vislumbrados, dando nuevos valores y enfoques jamás antes pensados.
La posibilidad de disparar y borrar lo que no nos guste, el acompañamiento de estos recursos tecnológicos con programas para el tratamiento y “nuevo revelado” de la imagen, han venido a contribuir con ese nueva disertación, que encuentra diferentes nichos de colocación y distribución en la red, y en los espacios en que las confluyen diversos extractos sociales.
Uno de esos ejemplos, lo instituye ONE PHOTO GROUP, grupo fílmico fotográfico conformado en Facebook, con mas de 4,700 miembros, teniendo el común denominador de la pasión por la fotografía, expresada a través de esa ventana que le brinda el ciberespacio para colocar sus imágenes, dialogar, contemplar y comentar sobre las fotografías creadas de forma continua.
Son contados los miembros que se conocen cara a cara, y esto no ha imposibilitado, que llevado de la mano del entusiasta Ernesto Ugona, concluyeran recientemente, un concurso fotográfico condicionado temáticamente, celebrado en la virtualidad y en donde entusiastamente concurrieran la gran mayoría de sus miembros, para mostrar, mas que ganar.
Por eso, al contemplar sus loables resultados y observar las imágenes expuestas en la galería virtual del grupo (publicamos la selección de sus tres primeros lugares y algunas de las 47 finalistas), llevan a reflexionar sobre el discurso iconográfico, componente esencial de las fotografías exhibidas, el cual debe propiciar el salto que trascienda las expresiones de los viejos códigos visuales que nos han precedido, tratando de proponerse encumbrar un mas alto vuelo, para alcanzar la sociedad global y los novedosos planteamientos por lo que debe transitar la fotografía en la hipermodernidad.
*Hipermoderna : concepto acuñado por Gilles Lipovetsky, en el que plantea de forma acertada que lo posmoderno ha llegado a su fin, nombrando a la nueva época como hipermoderna. Lipovetsky, presenta un mundo caracterizado por la invasión de las nuevas tecnologías y la modificación del concepto de cultura. Vivimos en una sociedad donde el papel de la imagen se ha convertido en un icono, rodeados de una pantalla global (ordenadores, teléfonos móviles, televisores,…), una pantalla que ha roto el discurso narrativo continuado a favor de lo plural e híbrido, sin forma definida y con total heterogeneidad.