(2 de 3)

Nominad@ #2.

Tony Raful.

La designación de un cargo ministerial es una decisión tomada por quien asume la presidencia y sus asesores. De cierta forma es por “imposición”, aunque quien designa fue elegido por la mayoría, lo que indirectamente nos hace parte de esa decisión, su nombramiento es decretado por el presidente. Olvidamos también que esos puestos, aun siendo de poder y de toma de importantes decisiones, rinden un servicio público, pagado con dinero de nuestras arcas, o sea el dinero suyo y mío de nuestros impuestos. Los ministros o ministras son servidores públicos, trabajan para el pueblo.

En las últimas décadas nos han impuesto cosas de las que luego no podemos opinar o denunciar sin temor a represalias o a impunidades sistémicas de poder. Nuestras voces han sido silenciadas, salvo por las redes sociales y la web (aunque hay casos de censura y jaqueo digital en la red local a la prensa independiente dominicana). Pero eso es tema de otro diálogo, volvamos a lo nuestro, cultura y sus nominad@s.

Cuando aplicamos a un puesto de trabajo somos evaluados y estudiados, se requiere saber si somos capaces y tenemos las aptitudes para la vacante a la que aspiramos. Tenemos que demostrar y convencer que somos lo mejor, el indicado para dicho trabajo. Por eso creo que, ¿no es igual de justo y necesario que entrevistemos a quienes han de ocupar y dirigir el estado dominicano? Si, totalmente. Lo que pasa es que nos hemos desacostumbrado al derecho a saber, el derecho a que se nos rindan cuentas, a que se nos informe e incluso se nos consulte sobre la toma de decisiones de nuestro país.

Analizar las gestión de los distintos ministros y sus ministerios es una tarea ardua y el de Cultura, es un caso grave que merece, por no decir, requiere urgentemente, un exhaustivo y profundo análisis. Por el momento lo que podemos hacer, antes del próximo tuit de Abinader, es “entrevistar” a los nominad@s al puesto de Ministro o Ministra de Cultura. Ya vimos previamente las respuestas de Paula Disla a las intituladas “10 preguntas para la cultura”. Ahora veamos lo que el segundo candidato nos contesta, adelante Tony Raful.

Pregunta: ¿Qué entiende usted por “cultura”?

Respuesta

Cultura es un concepto amplio que traduce el conjunto de expresiones humanas creadoras de conciencia, hábitos y costumbres, que identifican a un pueblo o comunidad, como son la lengua, las creencias, los bailes, la música, las costumbres, el folklore, las sociedades, las tradiciones, las familias, la creatividad, etc.

¿Cuál considera usted es la función de un Ministerio de Cultura?

Las funciones de un Ministerio de Cultura consisten en preservar los valores que identifican la identidad de un pueblo. Proyectar esos valores y contribuir a su enriquecimiento social a través de una política cultural que los preserve y los difunda como valor de identidad, así como asumir en los diferentes planos creadores las nuevas manifestaciones del arte, que nutren la vocación creadora de nuestro pueblo en una pluralidad manifiesta de libertad en el arte y la cultura. Un Ministerio de Cultura tiene que trascender el marco burocrático de la oficina, ir al corazón del pueblo, a sus regiones más apartadas y convertir en fuerza del pensamiento y la creatividad, sus niveles primarios de conciencia e identidad nacional.

¿Cómo ve la situación actual de la cultura en el país?

Muy mal. Casi inexistente. El Ministerio tiene que rediseñarse. Empezando porque se viola desde el Gobierno la partida presupuestal asignada por la Ley que lo crea. No es culpa de sus autoridades, que han intentado trabajar con las limitaciones que prevalecen. Es un problema de ausencia de conciencia e insuficiente sensibilidad artística de quienes nos gobiernan. Confunden recreación artística con cultura y la reducen a simples espectáculos. Además ven a Cultura como un gasto innecesario, y no como deben verla, como una inversión humana trascendente y creadora.

¿Qué opinión tiene usted sobre la política cultural dominicana actual y futura?

Prácticamente inexistente o mejor dicho insuficiente. No responde a las necesidades imperiosas del momento. Está acartonada. Está formulada teóricamente pero le falta el alma, las vibraciones necesarias para llegar al pueblo, que es finalmente el que crea la cultura.

¿Cuál es su criterio respecto a la relación entre cultura, turismo y educación?

Fundamental esa tríada de Ministerios. Cultura necesita del turismo tanto como el turismo requiere de políticas culturales. Igual, Educación. Son vitales en la retroalimentación del área. Están asociadas por las llamadas industrias culturales artesanales que operan en las zonas turísticas así como los espectáculos artísticos en los centros hoteleros. Las políticas culturales tienen asientos en los pupitres de las escuelas rurales y en los centros académicos superiores. Hay que hacer una triple alianza operativa y funcional.

¿Cuál es su parecer sobre la formación artística a nivel nacional?

Muy mal. Deficiente.

¿Cómo ve usted en nuestro país, la cultura con sus manifestaciones y expresiones populares en cuanto a su preservación, conservación y desarrollo?

Qué hay que reformular un plan de trabajo coordinado de manera inmediata, antes de que sucumbamos y perdamos nuestra identidad.

Ministeiro de Cultura de la República Dominicana

¿Qué grado de importancia considera tiene o debe tener el Ministerio de Cultura en la administración pública?

De primer orden. El apóstol José Martí decía que sólo la cultura salvaba a los pueblos. Empezando por cumplir la ley que le otorga un 1% del presupuesto general a Cultura, y sólo se le otorga una cantidad ridícula. Cultura es la Cenicienta de los Ministerios. Todavía peor, hay quienes abogan por su extinción. Sálvese quien pueda. Oh, Dios.

¿Qué rol debe jugar el Ministerio de Cultura en tiempos de pandemia?

El que se ajuste al estado de calamidad pública y emergencia. Pero puede y debe ser tomado en cuenta en todas las acciones sanitarias en marcha. Las creencias y los prejuicios condicionan el acatamiento de las medidas aplicadas en cuarentena. La cultura puede aportar a modificar o supera prejuicios y tabúes. Se pueden aportar muchas cosas, preservando en la tragedia, la libertad creadora del espíritu.

¿De proponérsele formalmente, aceptaría usted el cargo de Ministro/a de Cultura?

Sí. Pero con las ideas expuestas y con el apoyo total del Estado y del Presidente Abinader. Y con fe en Dios y el pueblo que crea y enriquece los parámetros culturales.

Algo más.

Así concluyeron los wasap de don Tony. Directas, sin rodeos, con verbo y gracia intelectual. Con experiencia, pero especialmente con conocimiento de causa son estas contestaciones, pues recordemos que Raful fue el primer Secretario de Cultura (2000-2004).

Nueva vez las respuestas están dadas, y con esta segunda serie ya podemos ir haciéndonos una idea comparativa de quiénes próximamente pudieran dirigir el Ministerio de Cultura.

Desacertadamente la cultura (y su Ministerio) en nuestro país siempre ocupa los últimos puestos de interés en todo, inversión, administración, preservación, legislaciones, etc. Sin embargo, es la pieza exhibida a nivel mundial, es la ultrajada y utilizada que mantiene directa e indirectamente gran parte de la industria y la economía nacional (no exagero, solo piense en el turismo, o en todo lo que ella mueve por sí sola: museos, música, teatros, gastronomía, danza, eventos y expresiones mágico religiosas, cine, conciertos, etc.). La industria en general explota la cultura nacional para su beneficio, sin embargo sigue siendo excluida y hasta maltratada, desprotegida a niveles impensables, la verdadera cenicienta de los gobiernos dominicanos.

El diálogo sigue abierto y las respuestas van llegando y como compromiso asumido con ustedes, las iré compartiendo, claro… si el tiempo tuitero de designaciones anticipadas nos lo permite. Quién sabe si estos “diálogos” ayuden a don Luis en su elección.

¡Abran un hilo en Twitter! Alguien que le escriba a don Luis, a doña Raquel Peña, al Sr. Macarrulla o a Paliza. ¡Retuitéenles por favor! Que me aguanten el tuitazo de Cultura, para dar turno a los nominad@s que faltan por responder.