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Nominad@ #3
Ser último no quiere decir necesariamente ser postre. Entre un tuit y otro, el Ministerio de Cultura está quedando detrás y quién sabe si de último. Ojalá en esta ocasión estemos al final para ser postre y no bagazo como de costumbre. Solo faltan tres ministerios por designar: Cultura, Educación Superior y Medio Ambiente, y como siempre de Cultura no sabemos ni ji. Que nervios con esta inmediatez noticiosa.
Abro paréntesis, nos preocupa sobremanera la designación en el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pues la gestión medioambiental aquí ha fracazado en absoluto poniendo en peligro nuestras vidas. En esta isla no peligra el medio ambiente, más bien muere y se acaba a velocidad alarmante entre la inconciencia, la impunidad, la corrupción y tantos otros males solapados por depredadores que disfrazan sus actividades asesinas en actividades humanas “básicas”, “escenciales” o “necesarias” para la economía y al industria nacional. Todas con explicaciones pero ninguna con valederas justificaciones, nada es excusa para acabar con la vida humana que forma parte y depende de la naturaleza, nada. Cierro paréntesis, volvamos a lo de Cultura.
En la breve historia del Ministerio de Cultura (creado en el año 2000 mediante la ley 41-00) quienes han estado al frente de dicha instancia presentan características similares entre sí. De los cinco ministros podemos mencionar, así por encimita, los siguientes parecidos: todos han sido hombres y casi todos “artistas” y en su mayoría escritores (3 literatos, 1 músico y 1 arquitecto). La media de edad al momento de asumir el cargo fue de 60 años. Y todos son figuras del establishment cultural e intelectual dominicano, unos más otros menos, pero ciertamente desconectados estos del contexto dominicano popular y general. Por otro lado, sus gestiones merecen un análisis extenso y crítico, pero ahora retomemos el diálogo abierto con los nominad@s por voto del público.
Las “10 preguntas para la cultura” ya fueron contestadas por Paula Disla y Tony Raful, ahora le toca el turno a Roldán Mármol. Desde el sur profundo y en plena faena cultural, Mármol nos envió sus audio-respuestas vía wasap. He aquí su transcripción:
Pregunta: ¿Qué entiende usted por “cultura”?
Respuesta: Para mí la cultura tiene una dimensión bastante amplia. Se inserta mucho en el planteamiento de la UNESCO a nivel internacional, que abarca todo el tema de la diversidad, toda la complejidad de rasgos que puedan diferenciar ya sea un grupo social, sea una sociedad en sentido general, sea una comunidad en particular y que incluye también esa diversidad de aspectos, tanto lo que tiene que ver con los elementos materiales, con las formas de producción, hasta los mismos medios, los vínculos con el hábitat en todo el sentido medioambiental. Igualmente, lo que tiene que ver con las estructuras de valores y por igual la dimensión espiritual del ser humano, no solamente los temas religiosos sino la espiritualidad en su sentido más extenso. Por lo tanto esa visión sobrepasa digamos la visión predominante, tradicional, que se reduce fundamentalmente en la cultura, al tema de las Bellas Artes y al máximo del folklore de un país, de una sociedad o de un grupo social.
¿Cuál considera usted es la función de un Ministerio de Cultura?
El Ministerio de Cultura debería ser la instancia donde se diseñen y se implementen las grandes estrategias de desarrollo cultural de una nación; donde eso trasciende la planificación y la programación interna propia que pueda tener como espacio gubernamental y que tenga la capacidad de articular las distintas instituciones, organizaciones, personas y personalidades, que puedan aportar, tanto al desarrollo de las artes como a otras áreas de la cultura a nivel nacional. Por lo tanto debe ser un ente articulador, un ente dinamizador, un ente catalizador de las iniciativas existentes en la sociedad, además de las acciones que pueda tener de manera propia. Yo pienso que es una de las grandes debilidades: que no se ha dado esa capacidad de complementariedad y de servir como elemento dinamizador, provocador, impulsor de lo que son las acciones culturales, que mayormente son asumidas por organizaciones, instituciones, personas y artistas de la sociedad civil.
¿Cómo ve la situación actual de la cultura en el país?
La situación de la cultura en República Dominicana es crítica, y pudiéramos decir que llega al nivel de lo desastroso, fundamentalmente por lo que han sido los últimos cuatro años de gestión. Tanto la gestión de Pedro Vergés como la de Eduardo Selman podemos considerarlas como las peores que podamos haber tenido en toda la existencia del Ministerio de Cultura en el país.
¿Qué opinión tiene usted sobre la política cultural dominicana actual y futura?
En verdad la política cultural se ha manejado de una manera totalmente convencional. Todavía estamos en los esquemas de la animación cultural. Entonces existe el reto en Rep. Dominicana de construir una nueva estrategia de política cultural donde la cultura tenga la capacidad de articularse al mercado, donde tengamos la capacidad de cualificar el sector artístico-cultural en el país, de hacerlo competitivo, de desarrollar los procesos de identidad, de valorización de la diversidad cultural. Pienso que los retos realmente son muchos en cuanto a la política cultural y en esta coyuntura hay una gran expectativa de que de aquí en lo adelante se pueda iniciar lo que realmente está exigiendo el sector y está necesitando el país, y es un gran cambio. Un proceso de transformación de política cultural que apunte hacia la creación de una nueva ciudadanía y que apunte a un desarrollo también artístico-cultural a nivel nacional e internacional.
¿Cuál es su criterio respecto a la relación entre cultura, turismo y educación?
Hace tiempo que venimos planteando la necesidad de un vínculo entre las iniciativas [sociales], las políticas en el área de la cultura y en el área del turismo e igualmente en el área de educación. Me parece que la cultura debe asumirse como se plantea en todos los organismos internacionales hoy día, la cultura como un eje transversal del desarrollo. De hecho la Estrategia Nacional de Desarrollo incluye el componente cultural. Nosotros mismos organizamos un gran seminario y un proceso de reflexión nacional sobre la transversalidad de la cultura en la Estrategia Nacional de Desarrollo, sin embargo eso no se ha asumido. No es posible el poder plantear el nuevo turismo, la diversificación turística en la Rep. Dom. si no es en base a ese vínculo transversal de la cultura con el turismo y el medioambiente en todo el sentido de la naturaleza. Entonces a mí me parece que es imprescindible, e igualmente en el caso de la educación, que debe darse un plan de complementariedad entre el Ministerio de Turismo, Ministerio de Cultura, Educación e inclusive con el Ministerio de la Juventud, porque no entiendo cómo podemos desarrollar políticas certeras, adecuadas en un Ministerio de la Juventud que no conste de una política cultural que pueda contribuir a la visión y a la creación de valores de una nueva generación.
¿Cuál es su parecer sobre la formación artística a nivel nacional?
La formación artística creo que ha tenido sus avances. Pero todavía son muchos los retos que tiene por delante y considero que son de las prioridades que debe asumir la nueva gestión del Ministerio de Cultura: del tema de la cualificación y del tema de la profesionalización en todas las áreas de las artes; estamos hablando de la danza, de la música, del teatro, de la plástica, de la literatura. De alguna manera tienen que estar vinculados esa cualificación y ese nivel de profesionalización con todos valores que nos identifican a nivel nacional. Hay que replantear como parte de ese proceso lo que ha sido la conformación histórica cultural de la dominicanidad y que ese desarrollo artístico pueda asumir también esa nueva visión, especialmente en un proceso de globalización como en el que estamos, en el proceso acelerado tecnológico. De igual manera todas las propuestas artísticas tienen que estar articuladas a esos dos movimientos que se están dando a nivel global y tecnológico, por lo tanto, son muchos los retos que tenemos para el desarrollo de las artes en el país.
¿Cómo ve usted en nuestro país, la cultura con sus manifestaciones y expresiones populares en cuanto a su preservación, conservación y desarrollo?
Con relación a las manifestaciones y expresiones populares o sea, toda esa dimensión que se llama patrimonio intangible, yo pienso que hay una ausencia. Hay una ausencia total por parte de las autoridades con respecto a la protección, a la preservación, a la promoción y al apoyo (también directamente económico) de esa gran riqueza que tenemos en las manifestaciones culturales populares. Hay que ver aun expresiones como los Congos del Espíritu Santo de Villa Mella o como los Guloyas de San Pedro de Macorís, que por una iniciativa del gobierno dominicano fueron declarados por la UNESCO como patrimonio oral e intangible de la humanidad y sin embargo, continúan en la marginalidad, continúan en la exclusión, continúan en una situación realmente crítica. Ese es un tema que obligatoriamente debe replantearse.
La visión de política cultural ha sido bastante elitista, bastante verticalista y por ello nosotros entendemos que hay que entrar a un proceso novedoso, que tiene su base en la democratización de la cultura y en la horizontalidad, o sea, lo que tiene que ver con la descentralización de la cultura. Inclusive el planteamiento que tenemos de que pueda construirse un presupuesto participativo con la incidencia directa de los sectores artísticos y culturales que hacen vida en todo en la República Dominicana.
¿Qué grado de importancia considera tiene o debe tener el Ministerio de Cultura en la administración pública?
La visión que predomina aun hoy día por parte de los líderes políticos partidarios en el país es “el Ministerio de Cultura como la gran Cenicienta de la gestión administrativa gubernamental” y eso es un punto a cambiarse pero de manera radical y lo antes posible. Hay que comenzar a comprender que la cultura tiene esa trascendencia para los procesos de desarrollo y además que tiene una gran importancia en cuanto a productividad.
Hay indicadores económicos de la cultura que se están creando a través de la cuenta satélite del Banco Central como parte de los planteamientos internacionales, que son requerimientos de hoy día para poder identificar la incidencia económica de la cultura en el desarrollo y en el Producto Bruto Interno de cada país y en función de eso, debemos transformar esa visión de la cultura como un espacio de gasto. No. La cultura es un espacio productivo, tanto a nivel económico como en todo lo que tiene que ver con la construcción de valores y de ciudadanía que tiene una sociedad. Ese es, para mí, otro de los puntos de prioridad para comenzar a transformar esa percepción, esa visión de lo que debe ser la función de un ministerio de cultura. Dentro de ello está también el planteamiento de por lo menos llevarlo a un 1% del presupuesto nacional. La asignación del Ministerio de Cultura en el día de hoy está más o menos en un 0.29%, contrario a todo lo que se plantea como requerimiento en los organismos internacionales.
¿Qué rol debe jugar el Ministerio de Cultura en tiempos de pandemia?
Para mí ha sido un absurdo [ríe como indignado], algo asombroso que en una coyuntura donde la sociedad dominicana está atravesando por una pandemia, el Ministerio de Cultura haya estado cerrado y que los viceministerios y las direcciones han estado de espaldas a la realidad y a las necesidades de los actores artísticos y culturales que forman la esencia de este país. A mi entender el Ministerio de Cultura debió jugar un rol sumamente activo, primero dándole acompañamiento y apoyo a los artistas, a los portadores de tradiciones que son unas poblaciones sumamente desfavorecidas, en situaciones críticas, ya sea por su edad o por su situación de pobreza extrema que son las grandes mayorías. Pero de igual manera el Ministerio de Cultura podía hacer programaciones artístico-culturales de modo virtual para conectar también con la sociedad dominicana como un proceso motivacional, pero también como un proceso articulado a la situación de salud, a nivel de campañas de prevención y campañas de motivación como se requiere para mantener digamos, la subjetividad en alto del pueblo dominicano. Podían ser muchas las opciones a desarrollar pero faltó voluntad política y compromiso real.
¿De proponérsele formalmente, aceptaría usted el cargo de Ministro/a de Cultura?
Yo nunca he estado haciendo gestión para lograr una posición como Ministro de Cultura. Hay propuestas que han salido espontáneamente de organizaciones, de instituciones culturales, de artistas que lo han planteado públicamente. Nosotros a nivel personal hemos estado totalmente dispuestos a asumir cualquier rol, tanto en administración pública como desde la Fundación Cultural Cofradía que nosotros dirigimos, para aportar a los proceso de identidad en el país, a los procesos de valorización y de apoyo a la diversidad cultural y fundamentalmente para apoyar los procesos que se requieren en cuanto a la conformación de una nueva política cultural que sea transformadora, que contribuya a la construcción de una nueva sociedad en la República Dominicana y que esté fundamentada en la democratización y la descentralización de la cultura. […]
Considero que como opción, a pesar de que tengo la disposición de asumir cualquier puesto desde cualquier área, para impulsar la cultura en nuestro país la visión debe ser esa y hacia eso debemos apuntar de manera colectiva y superar las divisiones, superar los egos, superar las fragmentaciones del sector. […] Esperamos que las nuevas autoridades puedan asumir realmente ese rol de motivación y de apertura para comenzar a producir el cambio que tanto espera nuestro país.
Algo más
Luego de estos audios, espontáneamente Roldán Mármol abordó otros aspectos culturales interesantes e igualmente importantes que podríamos resumir en: el manejo de la actual y futura legislación cultural, los fallos y ventajas de la ley de mecenazgo y su aplicación, la necesidad de capacitación del sector cultural en materia legislativa; las carencias en la integración multisectorial, municipal e institucional en la gestión cultural nacional, la toma de conciencia y empoderamiento de los derechos culturales en la población y en la clase artística y cultural dominicana y por último, la necesidad de unión entre todos los actores culturales.
Así dio sus respuestas, siempre crítico, certero y consciente del contexto dominicano en el que vivimos, y me atrevería a decir con una visión futurista y descolonizadora que busca la consolidación de nuestra identidad.
Esperando están los esperadores ¡el tuit más esperado!
En esta época de “quédate en casa” y con las “covidianidades” diarias, la espera me mantiene ansioso, ya he cambiado mi voto de los nominad@s al Minstrerio de Cultura varias veces. La indecisión y el suspenso me abruman.
Mientras tanto, el reciente electo presidente Lic. Luis Abinader Corona ha ido avanzando su trabajo presidencial designando por adelantado los cargos ministeriales que conformarán el gabinete gubernamental a partir del próximo 16 de agosto. El gabinete está casi lleno y Cultura haciendo fila en el fregadero, cual quillada y sucia vajilla. Cabe recordar que la cultura no es una gaveta, ni un plato, ni una taza, ni tampoco un jarrón, ni la puerta o vitrina de ningún “gabinete”, la cultura es la vida misma de un pueblo y una decisión de vida no se toma a la ligera, se debe tomar con conciencia. ¡Si hasta la constitución dominicana establece en su artículo 64 el “Derecho a la cultura”! Defendamos pues este derecho que bastante torcido está.
Por eso esperamos que este “retraso” en la designación sea por meditación profunda y consensuada sobre el tema y que pronto se avecine el cambio tan necesario, esperado y prometido para este importante ministerio que ha permanecido negativamente envuelto en unos misterios sin verdaderos servidores ni fieles creyentes en la cultura nacional, falsos luáses. Aunque dicen quienes dicen saber del asunto que «la decisión ya está tomada».
Influenciado y presionado por la población nacional, así como por una tendencia internacional de actualizadas formas de comunicación (¡vivan las redes sociales y la internet!), este nuevo gobierno, sin siquiera haber asumido funciones, ya anuncia, habla, comunica e incluso creo que escucha. Quizá ayuden estas preguntas y respuesta a don Luis, quien sabe.
Esa muestra anticipada de un tipo de apertura, trae aparentemente vientos de esperanza y de cambios en la administración pública. Al menos por el momento, un breve espacio de democratización y empoderamiento con toma de conciencia de nuestra parte como sociedad civil se está abriendo. Eso sí, ¡cuidao’ y ojo pelao’! Mantengamos ciudadanos y ciudadanas los calderos y cucharones, pancartas y pitos prevenidos, vigilantes siempre, ya no más dormidera ni mareos, porque si no, estos también ¡SE V…
Otra nominación
Informo que la Sra. Carmen Heredia de Guerrero, otra de las personalidades propuestas públicamente para el cargo, declinó muy amablemente la invitación a este diálogo cultural. Con su conocida y característica cortesía hablamos brevemente por teléfono y nos expresó sus razones, la cuales no divulgaremos por privacidad y respeto. Es su derecho.
Es pertinente comunicar que a cada uno de los entrevistados se les explicó por escrito las razones y motivaciones de estas intituladas “10 preguntas para la cultura”. Así, voluntariamente y con apertura, recíprocamente han participado. Observemos, que como acto comunicativo, no participar es una forma de responder. La cualificación de dicho silencio, es cosa especulativa pero críticamente analizable.
De esta manera damos por terminada las nominaciones. Apreciadas lectoras y lectores, ya podemos ir conformando criterios de los posibles nominad@s al Ministerio de Cultura. Haga usted sus aprecios entre nuestros cuatro protagonistas y díganle a don Luis que ya puede soltar el tuit.