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Nominad@ #1 

Paula Disla.
Paula Disla.

Desde hace semanas los tuits anunciando las próximas designaciones gubernamentales del reciente electo presidente Luis Abinader tienen a la población atenta, expectante. Cada sector de la sociedad civil está emitiendo sus opiniones sobre estos “nombramientos” como si ya fueran un hecho. Nos la pasamos en expectativas, se critica, se dice, se aplaude, no se entienden algunos, se justifican otros, se cuestionan estos, rechazan pocos, en fin, que al parecer estos nuevos aires de cambio de gobierno traen consigo, afortunadamente, cierta libertad de expresión ensombrecida por la partidocracia autoritaria que hemos padecido por los últimos dieciséis años.

El sector cultural está en vilo absoluto. Se dice de chercha entre la comunidad cultural, que es ¡el tuit más esperado! Varias personalidades de la vida cultural dominicana han sido objeto de señalamiento para posiblemente asumir el cargo de Ministro o Ministra de Cultura. La prensa impresa y sobre todo la digital, destaca varios posibles candidatos o candidatas. Las redes sociales explotan con seguidores de unos, haters (odiadores) de otros y seguidores de muchas. Hasta en paridad de género se han propuesto, desde organizaciones culturales y civiles, sugerencias que seguro han de tomar en cuenta don Abinader y doña Raquel Peña para cumplir con lo prometido en campaña ¡y por escrito!, equidad y paridad en los puestos de poder de la administración pública. Incluso, si no me equivoco, es la primera vez que se vislumbra una real posibilidad de que una mujer asuma dicho puesto, ¡ya era hora!

Como interesado, como miembro, como doliente y como defensor activo que soy de los asuntos culturales de nuestro país, me propuse la tarea de estudiar un poco el tema de quién podría dirigir el próximo período de gobernanza cultural. Para ello, y debido a la gran expectativa latente en la población interesada de la cultura respecto a quien asumirá el próximo mando de dicho Ministerio, resulta pertinente abrir, brevemente, un diálogo con los propios involucrados, para exponer aspectos importantes sobre distintos temas culturales de la República Dominicana.

Con esto en mente y guiado por la vox populi del sector, se preparó y envió, a los más relevantes postulantes identificados, una serie de preguntas. Diez interrogantes sencillas pero que considero claves para conocer, rápidamente, no solo a los posibles nominados y su hoja de vida (para eso podemos buscar en Google sus biografías) sino más bien, conocer sus puntos de vistas, posiciones, pareceres, visiones, opiniones y demás sobre aspectos generales de la cultura. Si estos han de asumir el más alto cargo gubernamental de la cultura nacional, es justo que conozcamos su pensamiento sobre la cultura, pues estos han de estar a nuestro servicio como funcionarios públicos.

Para mantener el distanciamiento social en tiempos de pandemia y aprovechando la tecnología, estas pseudo entrevistas intituladas “10 preguntas para la cultura” fueron enviadas por medios electrónicos a los presuntos implicados. Sin más preámbulos nos responde la primera nominada,  Paula Disla.

Pregunta: ¿Qué entiende usted por “cultura”?

Respuesta: Si me voy a lo tradicional, a una definición, te diré que es lo que representa e identifica a un pueblo; gastronomía, creencias, vida social, etcétera, todo lo que hace la gente es movido por su cultura. Para mí, es el aire que respiro y la música que mueve todo lo que hago, científico, artístico, educativo, no importa… todo me mueve la cultura, mi identidad, mi sello.

¿Cuál considera usted es la función de un Ministerio de Cultura?

Crear las condiciones para que la gente pueda vivir y disfrutar su cultura a plenitud, permitiendo a los gestores culturales y artistas el desarrollo de sus potencialidades creativas. Su función principal es crear políticas culturales, ordenar el accionar nacional a través de políticas claras, posibles y útiles para el desarrollo de un país. Debe fomentar el desarrollo económico de sus activos creativos y estéticos. Debe velar por los bienes tangibles e intangibles del país.

Aunque puede, no es su función hacer eventos, pero si promover que la ciudadanía los genere con el fomento a la producción artística.

¿Cómo ve la situación actual de la cultura en el país?

Un desastre, un fracaso de 20 años. Sin un marco legal actualizado, sin políticas culturales, sin empoderamiento, sin espacios para el desarrollo de una economía de la creatividad o de la economía naranja. Sin cabeza, con un grupo de personas vestidas para ir al coctel, pero sin tiempo para ir al trabajo.

¿Qué opinión tiene usted sobre la política cultural dominicana actual y futura?

La actual está basada en la decadencia y en la degeneración de los bienes, en la falta de incentivo a la creatividad y en una apuesta a generar riqueza en los funcionarios empobreciendo a los gestores. Si los nuevos incumbentes no asumen la cultura como real y tangible, como servicio social entonces no habrá valido la pena la lucha de las clases artísticas por reivindicaciones.

Si las nuevas autoridades no se cambian el traje y se van en tenis a los teatros, barrios y donde está la vida, pues perdimos el tiempo. Las políticas tienen que ser vivas y tienen que tener vocación de cambio porque se deben lograr y hacer con participación del colectivo. Además, la futura tiene el reto de crear una nueva normalidad, un después del COVID, con la suerte de que los retos serán los mismos porque antes no hubo gran cosa.

¿Cuál es su criterio respecto a la relación entre cultura, turismo y educación?

Si te digo que cultura lo es todo entonces es parte de esos elementos. Debe trabajarse el fortalecimiento del vínculo de turismo cultural y turismo y cultura. Al igual que educación para la cultura y la ciudadanía, porque estos 20 años perdidos han desempoderado a los ciudadanos en el disfrute de su propia cultura, que es además un derecho humano. Pero también hay que trabajar educación y cultura fortaleciendo estos vínculos que incluye la educación, preuniversitaria y técnica.

¿Cuál es su parecer sobre la formación artística a nivel nacional?

Es pobre, no ha tenido empuje. Ha resultado por el gran talento de quienes la buscan y aportan. Maestros sin luces, ni formación, con desconocimiento del mundo exterior, eso enseñan y eso se refleja en las obras. Esto, acompañado del poco incentivo a la creación, no es mucho lo que tenemos. Bajo nivel formativo. Debemos retomar el Instituto Superior de las Bellas Artes “Rafael Villalona” [ISBA].

¿Cómo ve usted en nuestro país, la cultura con sus manifestaciones y expresiones populares en cuanto a su preservación, conservación y desarrollo?

Creo que estoy siendo reiterativa. La preservación de nuestros bienes y valores culturales no ha sido un tema NUNCA, por eso no contamos con un acervo importante, las colecciones se perdieron ante los ojos de todos, pero más aún la preservación de la vida de los creadores no es un bien que se proteja. Hay una tarea pendiente con la conservación de nuestros bienes tangibles e intangibles, como formar técnicos en conservación y generar el intercambio internacional para promover y mantener estas áreas técnicas dentro de los artistas, que tal vez no saben la importancia de estas áreas del cuidado y preservación de nuestros monumentos, bienes, obras y vidas. Incluso promover la curaduría hasta de la obra escénica por ejemplo.

¿Qué grado de importancia considera tiene o debe tener el Ministerio de Cultura en la administración pública?

Altamente importante, le aporta al producto interno bruto pero su medición no ha sido responsable. Al hacer estudios y mediciones sobre los aportes de la cultura como lo establece la cuenta satélite, última realizada (y única) en el 2014, estaríamos demostrando que la economía naranja, como en otros países de América Latina y la Región, tiene económicamente un aporte importante.

El impacto social es también alto y administrativamente debe ser un ejemplo no una vergüenza como lo es actualmente.

¿Qué rol debe jugar el Ministerio de Cultura en tiempos de pandemia?

Pudo generar incentivos a los creadores para que desde sus hogares generaran acciones que promovieran actitudes responsables ante la pandemia y el cuidado personal.

Con acciones propias de la cultura pudo apoyar a la educación comunitaria y a la comisión de alto nivel asesorando en el conocimiento de la idiosincrasia de los dominicanos y hacer acciones más asertivas. Ubicar a los artistas de mayor vulnerabilidad por razones económicas, de salud y de edad para protegerles con los mecanismos de la seguridad social.

Debieron tener organizados los protocolos de reapertura y pensar en la seguridad económica del sector.

¿De proponérsele formalmente, aceptaría usted el cargo de Ministro/a de Cultura?

Con mucho gusto.

Así contestó Paula Disla, con sinceridad, honestidad y franqueza, pero sobre todo con conocimiento actualizado de la materia. Pero no califiquemos aun sus respuestas, no hablemos sobre su perfil y capacidades para el puesto, ni de datos biográficos de esta artista, abogada y gestora cultural (siéntase libre de buscarla en Google). Sus respuestas están dadas. Esperemos las demás para compararlas y tener una visión más crítica y global sobre los nominados.

Les informo que ya fueron enviadas las invitaciones para este diálogo a las otras personalidades propuestas por la palestra pública. Estoy a la espera que los demás candidatos y candidatas al cargo contesten para compartirlas con ustedes atentos lectores y lectoras. Solo espero recibirlas pronto, antes de que don Luis se nos adelante con un tuitazo cultural.