Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez
En toda narración hay una dialogía del texto con el sujeto que escucha o que lee. A veces, la narracion se ubica desde el plano de lo metanarrado, el narrador narra su propio transcurrir vivencial, su errancial existencial, eso es lo que ocurre en esta primera novela, titulada "El Regreso de Justin " de Gerardo Roa Orando (Soto Impresora, S.A., Santo Domingo, R.D., 2020).
Aquí, la narración se inicia desde un sujeto que construye su decir, a partir de una instrospeccion espiritual, donde las imágenes del recuerdo van pintando el ambiente de un vivir centrado en el ayer, en aquella evocación temporal que, a su vez, aborrece, porque lo que le interesa es vivir el presente. Veamos: " Que si el amor que creo profesarle es de antaño, de mucho tiempo atrás, tampoco lo sé". (pág. 7).
La duda, como posición del sujeto que induce a la indagación en torno a la realidad o la falsedad de posibles hipótesis o planteamientos que nos marcan o señalan premisas que sirven de soporte para la indagación. He aquí a un narrador omnisciente y testigo, a la vez, que todo lo conoce, todo lo sabe y en todos los hechos usume participación, en primera dimensión. Estamos ante una narratalogia que fluye de manera descriptiva del ambiente que envuelve a los personajes y que  marca un presente inmediato, asumiendo el pretérito como una referencia-memoria para su narratividad.
(Cito: Que si no lo he vivido ? Sí, lo recuerdo. Lo he vivido o, más bien, lo he sentido.Sólo que al instante se borra de mi cabeza todo el recuerdo del punto más álgido de mi suspiro. (…), Lo cierto es que me ha acompañado, me acompaña y no me cabe dudas de que tal vez siga conmigo por el resto de sus días o de los míos, no lo sé. Sencillamente no puedo recordar si lo ha sido".(Pág. 8).
El sujeto que narra tiene en su dominio todo cuanto ocurre y va ocurrir en el marco contextual y de participación del texto novelado.
La narratalogía que aquí fluye, se desmarca desde una temporalidad dinámica, en movimiento, donde los recuerdos van tegiendo el transcurrir de un vivir del pasado al hoy, al aquí y ahora.
El sujeto que narra tiene demarcado su espacio narrativo, por lo que el COVID-19 actual entra a formar parte de su esquema
narrativo, el ciclón "George" y en las cotidianidades que ocurren en el Metro de Santo Domingo, demarcan la actualización del canon narrativo que se sostiene en esta novela. Cito: Vivo al acecho del presente porque ya casi he olvidado el pasado, y el futuro me causa malestares estomacales". (Pág. 10).
No se trata de un sujeto narrador análogo, sino que da muestras de estar alfabetizabdo desde la virtualidad, cuando en su cuadratura narrativa hace uso de varias plataformasvirtuales  y vías propias del ciberespacio: "Vivo entre Whatsapp, Facebook, Zoom, Jetsi, Mee, Moodle y mis cuatro paredes, junto al tiempo correr, veo a mis estudiantes en sueños, a través de la pantalla y a través del microhonda. No sé quién soy, realmente, mucho menos quién fuí". (…) El futuro, expectante, como vamos, no existe; mejor contemos el pasado, así como lo narré atrás" (Pág. 11).
La narración se asume desde la evocación del pasado suroeste y su rústico vivir, lo cual se encuadra en la añoranza hacia el regreso de "Justin", a la tierra que lo vio nacer. Donde tiene su ombligo enterrado y donde el hoy, como andamio del pensar, lo retornaba a su idílica niñez.
El ambiente propio de una cultura popular, va trillando cada escena de la novela, hasta sumirnos en las quiméricas notas del recuerdo bachatero del encuadre narrativo y descriptivo de esta novela.
Veamos: "Mientras había quienes gritaban "¡¡Ay qué parcela , mami, ay qué parcela!!"(…) (Pág13).
Las creencias mágico-religiosad, encarnadas en la imagen bonachón y sabichosa de doña Pancha, se levantan aquí como raíz que corre a lo largo de la tierra árida y seca del suroeste: "Le recomendaba hacerle todo tipo de locura sexuales sus esposas, como una manera de tranquilizar la ardiente pasión que caracterizaba a las dominicanas del Oeste" (Pág. 14).
El entorno filial, la abuela Bartola Soler y su marido "Poncio Aureliano Roa de los Santos". El hermano "Vinicio" y el primo "Fabito", son referentes narrativos que nos conectan con una marca geográfica y discursiva que encierra el narrar de lo vivido, de lo filial y lo autobiográfico, junto al caballo "Pichilo", "mi pobre Pichilo", " -Cuánto me duele mi Pichilo, uy!". (Pág.20).
En esta novela, desde el narrar, se trata encubrir, en vano, la autobiografía de un sujeto narrador que, al final, delata el vivir y el imaginario del propio autor, confieso yo, asumiendo los riesgos de este dialogar.
He aquí una narratología centrada en la memoria de un sujeto omnisciente, que se convierte en testigo de los hechos que circundan su propia historia y los recuerdos  migrante del sujeto narra y/o que dialoga con el lector, para fijar en su narrar los hechos que hoy construyen la autobiografía de la imagen metafórica que procura ocultar la otra verdad del sujeto-narrador, desde el cual se pretende ocultar al sujeto creador, a partir de la dialogía que se encarna en el recuerdo-memoria de su narrar.