SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Por su carácter abstracto la música es una manifestación cultural que suscita excitaciones diversas en los escuchas. Cualquier género musical posee la capacidad de provocar una experiencia trascendental y de contener significados colectivos.
En este sentido, se entiende que cualquier género tiene la misma capacidad de interpelar a un tipo particular de personas y presentar implicaciones sociales. Desde un análisis tradicional de cualquier música, se asume, que el grupo social al cual se pertenece y capital cultural, intervienen decididamente en la música que producimos y escuchamos.
Para el sociólogo musical británico Simon Frith (2003), la relevancia de la música en el proceso de construcción de identidad, radica en que ofrece, con tamaña intensidad, tanto una percepción del yo como de los otros, de lo subjetivo en lo colectivo.
Frith entiende que a través de la música se tienen vivencias del cuerpo, el momento histórico y la relación con los demás. Por lo cual en la escucha de una música predilecta, los seres humanos atraviesan momentos de identidad, porque le dan sentido a su mundo, les hablan de ellos mismos. Les narran de un presente, pero también de un ayer.
Para un grupo social, ya sea étnico o etario, la música puede ejercer un rol de soporte artístico de los reconocimientos y creencias o en otras palabras: expresiones discursivas. Pero algunas músicas resultan ser la vivencia misma del discurso
Para un grupo social, ya sea étnico o etario, la música puede ejercer un rol de soporte artístico de los reconocimientos y creencias o en otras palabras: expresiones discursivas. Pero algunas músicas resultan ser la vivencia misma del discurso.
Como ocurre con la música raíz (palos, salve, congo, gagá), el merengue urbano y el dembow, por ser experiencia de lo que se dice de sí y del grupo social al cual se pertenece.
En la música urbana esa capacidad interpeladora parecería más fuerte por lo explicito de las letras.
Sin embargo, cuando un individuo escucha una música que imaginariamente se vincula a su grupo social o subcultura, esta actividad interviene inmediatamente en su identidad como parte de ese colectivo.
La relevancia social de la música popular radica en que integra formas de un individuo entenderse a sí mismo y al mundo que le rodea.
Esto explica la satisfacción que brinda la música popular, ya que las concepciones que expresa son asumidas por la persona en su imaginario.
La escucha musical de esa música que le gusta, brinda la sensación de articular las ideas que tiene sobre sí, en diversos aspectos de su vida.
Pablo Vila prominente investigador de los consumos musicales, entiende que los sonidos, la lírica y forma de comunicar las canciones son recreaciones de unos criterios conductuales; mientras que en lo individual expresan satisfacción psíquica y emocional.
La música, en especial la popular es poderosa en la construcción de las identidades, ya que interpela a los seres humanos tanto desde lo racional como lo sentimental.
(*) La autora
Teresa María Guerrero Núñez es licenciada en Mercadotecnia, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Cursó una maestría en Comunicación y Cultura, de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Asimismo, cursó un diplomado en Análisis Estadístico, en la Escuela Nacional de Estadística de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en colaboración con la Universidad de Barcelona y la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
La joven intelectual dominicana colabora con la sección de cultura de Acento.co.do. Sus trabajos son publicados todos los lunes.
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