En tiempos remotos, año 2002, cuando fui premiada como cantante femenina del año, un prestigioso columnista, “de cuyo nombre no quiero acordarme”, en un renombrado periódico de circulación nacional, publicó un artículo denostando la música que Xiomara Fortuna viene haciendo desde sus inicios como compositora decidida a crear a partir de las herencias afro dominicanas; me pregunte ¿Qué le pasa a este hombre negro? y que música no es de negros? Recibir el premio descalza como canto desde mis inicios, fue considerado aún más ofensivo para este y la sociedad dominicana, quienes acusativamente entendieron que más que una artista, se trataba de una sacerdotisa, en términos peyorativos y de rechazo hacia tan valiosa figura dedicada a la espiritualidad de la humanidad.
“…y yo me rio de esta burrada”, me sigo riendo, ahora más que miro alrededor y veo la “normalización” del gaga y otros ritmos de nuestra herencia africana, como los congos y guloya, “música de negros” patrimonio inmaterial de la humanidad, siempre lo supimos, no tuvimos que esperar que lo dijera la UNESCO.
Hoy me alegra recibir “Mandinga times” de Rita Indiana, sacerdotisa de un lenguaje con propósito, de un arranque por los caminos de la palabra cantada que rompe con nacionalistas y conformistas y miedosos a los cambios, a la diversidad, a lo diferente; entra y sale monstruosamente, sin tomarlos en cuenta para complacerles, con una impronta que da continuidad, adueñándose de cada respiro de un pueblo Mandinga que sufre las desigualdades, firme en su cultura.
En Rita Indiana los jóvenes artistas de la nueva escena alternativa tienen un referente refrescante, “arretao” y “arrebatao”, comprometido con las causas sociales, he ahí la diferencia, para “la montra”, las rositas no existen, ni los tonos a media, ni los ritmos de nadie, toma de eso que aún se mueve en el patio de estos tiempos, “tan nuevos” como los míos, tan tiempos como el presente, siempre solo, solo eso.
Aun en el contexto de esta pandemia que a ratos nos parece apocalíptica y a ratos nos lleva a buscar nuestro lugar en la nueva normalidad de la escena, donde el gaga es un lugar común, es maravillosa. A lo lejos queda “Gaga Lola”, el primer gaga fusión grabado en estudio por Xiomara Fortuna, siendo pionera (con arreglos Toné Vicioso) en 1985, Los 7 años de “Artistas por el Gaga”, Fundación Bayahonda (década de los 90, Roldan Mármol y Marili Gallardo) , sacando el Gaga del Batey, los congos de villa mella, los guloyas de San Pedro, los palos de Nigua, la salve del sur, del Este y la producción de “Música raíz”, poniéndolos por primera vez en las ruinas de San Francisco, en La Fortaleza Ozama, ante los ojos atónitos de un público al que se le había vedado esa riqueza heredada de nuestros ancestros, de nuestras ancestras y que por encima de las prohibiciones, de satanizaciones y persecuciones, existe, como el pan “ya no tan” nuestro de cada día,.
La riqueza musical que nos singulariza en el mundo es maravillosa y vemos positivamente lo que está pasando con ella. Y al margen de las implicaciones políticas que se atribuyen a la afrodescendecia en la Republica Dominicana, vemos todavía como los dueños, tocadores originales de la música, viven en la marginación socioeconómica e incluso confrontando todavía obstáculos para tocar la música ancestral que da sentido y es sostén espiritual de la dureza material de sus vidas cotidianas. Vemos como todavía es mejor acogido el/la artista de piel clara que asume el gaga, la fusión ….la ironía de que todavía se requiere un protagonista “blanco” que valide lo que de hecho, no necesita validación.
La producción “Mandinga Times” de Rita Indiana, es sumamente variada, toma elementos de aquí, de allá, de adentro y de fuera, personalizándolos y dando pasos firmes a la concretización del sonido y la propuesta musical de Rita. Se nota que 10 años fuera de los escenarios le abrió muchos universos, una introspección y un recorrido por las propuestas más innovadoras de los tiempos contemporáneos para entregarnos un Mandinga Times lleno de colorido, donde el “merengue de calle”, y ahí caben todos los estilos rítmicos creados en las últimas décadas a partir de la tambora, la melodía, los contenidos y el lenguaje, donde ese merengue que le dio partida a la obra de Rita, sigue latente a lo largo del viaje que hacemos cuando escuchamos la producción sin interrupción. Los arreglos musicales no tienen más pretensión que comunicar desde un orden determinado. La canción toma fuerza, perfila el estilo y nos muestra un canto melódico aun cuando el rapeo sea la forma del mismo, con una voz madura, grave y corta, a lo Grace Jones, con el gracejo del típico de RD.
“Mandinga times” de Rita Indiana, bajo la producción del veterano, inquieto y atrevido Eduardo Cabra, productor puertorriqueño que tiende un cable al producto novedoso dominicano, es una pieza que nos conecta con los aires carnavaleros, aprovechando los sonidos electrónicos, desde la resistencia de estos pueblos del Caribe Hispano, que mantiene su voz, pariendo juntos la canción del hoy.
¡Viva! Vivan los Mandinga times, el abrazo inclusivo caribeño, entre Puerto Rico y Santo Domingo, que nos ofrece Rita Indiana, rompiendo los miedos de ser, los miedos de amar…. Sigamos dando pasos para el tiempo de todos los/as mandinga, Black lives matter!.