Curitiba (Brasil), (EFE).- Un grabado del español Joan Miró, otros seis de su compatriota Salvador Dalí y varios collages del brasileño Vik Muniz yacen en el "museo de la Lava Jato", una sala que guarda entre sus paredes las obras compradas con dinero sucio de la corrupción.

El sinuoso edificio diseñado por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, el museo de arte más grande de Latinoamérica, ganó una nueva función desde 2015: custodiar las obras aprehendidas por la justicia a implicados del gigantesco escándalo de corrupción de Petrobras.

El museo, una especie de ojo de concreto y cristal levantado sobre un pilar revestido de azulejos amarillos, se encuentra en la ciudad de Curitiba, en el sur de Brasil, epicentro de las investigaciones que han enviado a prisión a importantes políticos, empresarios y ejecutivos de la petrolera estatal Petrobras.

Entre ellos figura el exdirector de Servicios de la petrolera Renato Duque, propietario del grabado de Joan Miró que cuelga en la primera pared de la sala que el Museo Oscar Niemeyer (MON) ha dedicado a las obras incautadas en la operación anticorrupción.

En el caso de la Lava Jato, las obras de arte incautadas y expuestas en el museo han sido incluidas en una ruta turística creada en Curitiba para entender la operación que ha puesto en jaque la política brasileña

El museo tiene bajo custodia un total de 200 obras de arte, las cuales son preservadas y conservadas, aunque no restauradas, según explicó a Efe la directora-presidenta del MON, Juliana Vosnika.
Vosnika no ofreció detalles sobre el valor y propiedad de las piezas, que tienen la firma de importantes artistas como Alfredo Volpi, Di Cavalcanti y Nelson Leirner, entre otros.

"Las obras llegaron en diferentes lotes y el Museo Oscar Niemeyer fue escogido (por la justicia) por tener condiciones técnicas para recibirlas y guardarlas", aseguró la presidenta del MON.

Las investigaciones de Petrobras han desvelado la forma en la que algunos de los acusados compraban joyas y obras de arte para lavar el dinero sucio de la corrupción, una técnica histórica que se extiende más allá de las fronteras de Brasil.

El juez brasileño Fausto de Sanctis, autor del libro "Lavado de dinero a través de las obras de arte", aseguró que este mercado facilita el blanqueo de fondos por su discreción y falta de controles, los cuales -precisó- han sido reforzados en Brasil tras el comienzo de la Lava Jato.

"Existe una vulnerabilidad del sector de arte debido a la facilidad con que el crimen circula en ese mercado", aseguró a Efe De Sanctis, uno de los mayores especialistas del tema en Brasil y quien también llevó el caso del narcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, alias "Chupeta".

A su juicio, el mercado del arte es ideal para el lavado de dinero porque es "confidencial", se "garantiza el anonimato" de los compradores y vendedores y ofrece una "gran movilidad sin ningún tipo de resistencia por parte de las autoridades".

En el caso de la Lava Jato, las obras de arte incautadas y expuestas en el museo han sido incluidas en una ruta turística creada en Curitiba para entender la operación que ha puesto en jaque la política brasileña.

El tour también incluye una parada en la cárcel donde se encuentran algunos de los imputados, así como una visita al tribunal donde trabaja el magistrado Sergio Moro.

El juzgado fue el centro de atención de Brasil este miércoles, cuando el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva declaró de manera presencial por primera vez ante Moro, responsable del caso Petrobras y conocido por la dureza de sus sentencias.

Lula, acusado en cinco causas penales, la mayoría de ellas por corrupción, hizo un alarde de fuerza al congregar en la rica capital del sureño estado de Paraná a miles de sindicalistas y miembros de movimientos sociales, quienes defendieron la inocencia del líder del Partido de los Trabajadores (PT). EFE