La comunidad de Los Mercedes, La Victoria, RD, lugar donde está enraizada la Escuela Kalalú Danza que dirige la "Maestra de la Danza Dominicana", Marily Gallardo fue receptora de mujeres de Colombia, Puerto Rico, Haití, así como dominicanas residentes en Colombia, en Estados Unidos y de acá, de Haina, Batey Mata Mamón, Santo Domingo y las propias estudiantes de la escuela, que llegaron unidas por la danza, la música afro y el pensamiento decolonial para formarse políticamente en torno al tema afro.

El verano pasado en la playa de Juan Dolio Marily Gallardo manifestaba a las brillantes teóricas del feminismo decolonial, Ochy Curiel y Yuderkis Espinosa sobre su sueño de crear una escuela de formación política para educar las Kalalusas y otras jóvenes dominicanas que pudieran integrarse.

La idea cayo como semilla en negra tierra mocana en época de lluvia, Ochy y Yuderkis que son del Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista (GLEFAS) le pareció excelente la idea e iniciaron las reuniones junto a la Gallardo para hacer posible que en el Caribe naciera la primera “Escuela de Formación Política Feminista Descolonial”.

Yuderkys Espinosa, activista, investigadora de género, doctorada en Filosofía nos explica que “la alianza Kalalu Danza-GLEFAS para la creación de la primera Escuela de formación política feminista decolonial con adolescentes entre 12 y 18 años de tres comunidades afrodescendientes de Rep. Dominicana, es un proyecto a tres años que inició este verano 2016 con el 1er nivel de estudio cuyos resultados fueron presentados este domingo 24 con la formación de Mujeres de la Candela 2016”.

Espinosa abunda que el gran espectáculo “DANZAS SIN FRONTERAS” ha sido “una presentación de los resultados de los contenidos trabajados a través de las áreas creativas utilizadas como estrategia de aprendizaje (Danza y percusión en ritmos afrocaribeños; literatura (poesía y cuentos de autorxs racializadas de Abya Yala) y fotografía, en tres contenidos seleccionados por las participantes: Historia del colonialismo, colonialidad y sus efectos; Historia de la comunidad; y Resistencias.”

Ya es una tradición de Kalalú Danza conmemorar el “Día de las Mujeres Afro-Caribeñas y Afro-Latinoamericanas” que se decretó en RD en el año 1992 durante el “Primer Encuentro de Mujeres Afrolatinoamericanas y Afrocaribeñas” con el objetivo de denunciar el racismo y las consecuencias de la opresión genero, raza y etnia que sufren millones de latinoamericanas y caribeñas.

Este año “Mujeres de la Candela” fue de gran especialidad por lo ya explicado, tenían más de tres semanas pletóricas de quehacer artístico y teórico con las clases de la escuela y “las niñas” como le llama Marily, tendrían la oportunidad de presentar lo aprendido.

Desde la capital llegamos muchos y muchas, incluso de Puerto Rico llegaron tres, es posible que de otras latitudes, así como investigador@s, pasó un rato la diputada Guadalupe Valdez junto con su compañero Onofre Rojas, así como el documentalista Oscar Grullón y la antropóloga que al final fue de la 12 reconocidas, Soraya Aracena.

Hubo un apetitoso y confraternar almuerzo con comida consumida en la zona: bollos de maíz, ensalada de vegetales, asopao de arroz con auyama, carne de cerdo, aguacates, berenjenas y está demás decir que en el ritual de la comida se acrecentó la hermandad.

Más tarde se pasó a un taller, que fueron dirigidos por “las estudiantes”, donde con magistral seguridad en lo aprendido nos hicieron saltar de isla en isla del Caribe y de cultura en cultura, haciendo al final un balance entre participantes de qué nos unía, como son los orígenes de nuestra afro-descendencia, el pasado de esclavizad@s, el toque de los tambores, la danza, la rebeldía, la lucha contra la esclavización y hoy la lucha contra el racismo y la marginalidad en las comunidades de mayoría afro.

Niñas crecidas y criadas en la marginalidad que se cultiva en la comunidad de Los Mercedes, sumergida en la pobreza, con falta de dignas escuelas, hospitales, acceso al internet, a alimentación digna, algunas hasta con falta de documentos como las actas de nacimiento, aún siendo una zona no bateyera, mas, todo eso jamás le quitó brillantez, seguridad y sapiencia para exponer sobre los ritmos que enriquecen nuestras culturas caribeñas, así como la seguridad de enseñarnos los toques de la bombas puertorriqueña, como la música afrocubana o afro-colombiana o haitiana o dominíco-haitiana.

Había que ver la propiedad de las Kalalusas al pasar conocimientos a participantes en los talleres donde tocaron el tambor con toques exclusivos de la Bomba puertorriqueña, igual lo hicieron en la performance final donde ya Yuderkis nos explicó que fue “una síntesis de los diferentes contenidos trabajados puestos en coreografía con imagen, movimientos, canciones, ritmos y música de la diáspora africana en el mundo.”

Sirviendo la verde grama cubierta con una amplia lona y troncos y piedras de fondo como escenario, un significativo público se preparó para recibir el performance “Danzas sin fronteras”, las niñas salieron de la escuela, se colocaron en la acera frontal y desde allí en fila, entran, ya sentada en los bordes de una enramada contigua estaba la “reina del Gagá de Mata Mamón” vestida de rojo y portando un “poderoso” machete, la niñas dedican uno o dos minutos a sólo mirarla y arrancó la música, el toque, la danza.

Danza donde surge la rebeldía, la lucha, el cimarronaje, el correr rápido para escapar, la fuerza e intensidad de la mirada, las dudas y resistencia del movimiento de la cadera que busca mantener la identidad, el toque irreverente de los tambores, pero sobre todo surge la alegría del danzar bajo los influjos del fuego que nos purifica y que une a las mujeres negras.

Bienvenida Mendoza de Glefas expresó las palabras de cierre en el que destacaba los hermosos logros de la escuela y los retos para los próximos dos años. Marily concluyó: “muchas gracias por unírsenos al fuego de la candela, de Mujeres de la Candela celebrando este encuentro entre países, hermanas y hermanos para celebrar los aportes de las mujeres afro-descendientes, prendemos el fuego, el fuego de la vida, el fuego que cada mujer lleva adentro, que cada ser humano lleva adentro, pero en especial las mujeres que hacemos honor a la vida a partir de esos aportes que nos legaron los afro-descendientes y que realizan cada día para contribuir a la buena vida, a las comunidades felices, a levantar la espiritualidad, la salud, la solidaridad, ese fuego que podamos impulsarlo desde cada una de nuestros corazones, que podamos siempre reverenciar esa voluntad de hacer, de crear que tienen las mujeres afro-descendientes…

Altagracia Valdez, de las homenajeadas y nombrada Madrina de las Kalalusas llamó a la comunidad a que apoyaran el proyecto, porque era un proyecto para ensanchar las alas de las niñas.