SANTO DOMINGO, República Dominicana.-De Rafael Morla no teníamos ninguna duda sobre el peso de la carrera artística que estaba llamado a desarrollar.  Le conocimos hace ocho años, entonces como uno de los más impactantes dramaturgos y directores jóvenes  cuando presento cartas credenciales en Casa de Teatro  en diciembre de 2010  con su pieza La leyenda del comodín y sus Barbie dolls,  en la que actuaban Judith Rodríguez, Honny Estrella y Vicente Santos (mire usted que trio y los resultados que han arrojado luego de aquello) , obteniendo un aplauso rotundo que recibió con humildad y en silencio al final del espectáculo.

Desde entonces, Morla se hace presente en las dramaturgias mas significativas. El es parte de una generación de creadores, de la que forman parte Indiana Brito, Richardson Díaz, Isabel Spencer, Hamlet Bodden, Aleja Johnson e  Ingrid Luciano, por citar media docena y nada más.

Nos quedamos impresionados con la juvenil imagen de este creador teatral que había sido generador de un texto tan denso y hermoso, tan simbólico y sugerente, y que permitió a estos tres talentos, mostrar la multiplicidad escénica con que premiaron la Sala Cristóbal de Llerena.

Morla, es un artista múltiple que muestra lo que es capaz de lograr el talento ya educado: egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático y de la Escuela Nacional de Danza, licenciado en Filosofía UASD, con maestría en Artes Escénicas en la Universidad Rey Juan Carlos, Madrid, España.

El monologo ideal

Lo que logra con Testimonios del Mas Aca.com es demostrar la calidad conceptual significativa del teatro bien logrado y que no requiere grandes despliegues de recursos, ni estructuras de mercadeo mediático, para llenar de gente valiosa las 72 sillas de la muy íntima Sala La Dramática, del Palacio de Bellas Artes.

Ha sido el milagro del arte de la escena, basado en  su fuerza interpretativa, elementos escenográficos muy simples y cotidianos (algunos libros, una camararita de video, una sábana blanca que hace de telón de fondo y un vestuario simple  sugerente, con  toques de maquillaje que acentúen el imaginario teatral que se persigue.

La presencia en escena de Morla lo ocupa todo con el ritual de un lenguaje del cuerpo, encumbrado sobre la oleada de un  pensamiento premiado de contemporaneidad, tocado de humor y verdades profundas, pronunciadas con la sencillez del lenguaje de la gente, sobra vaciedad de los “no contenidos” que nutren la comunicación por las redes.

El peso de la historia es la denuncia involuntaria de los elementos de enajenación ideológica, el tono de panfleto, tremendamente bien logrado, la necesidad de romper la solidad del símbolo de la habitación inmensa y solitaria en que nos hemos encerrado, tapiado de pantallas digitales que creemos nos comunican y que, en su misión, mas simple y previsible, nos aísla y silencian. Una historia contemporánea y aleccionadora.

Las muchas expresiones

Mora es un artista de múltiples expresiones: miembro fundador de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea del Ministerio de Cultura, actor del Teatro Rodante Dominicano y maestro de dramaturgia y Danza Contemporánea en la Escuela Nacional de Arte Dramático.

Su grupo Movimiento Saturado ha realizado los siguientes montajes: “Charlyn, Monólogo de mí mismo” y “Guerra de los Mundos II”.

Es hora de tomarlo, fuera de los círculos estrechos de sus colegas y cómplices creativos,   mucho en serio  y de proyectar el potencial creativo que le avala. Ese monologo, debe volver a ser presentado.

Es de lo mejor que hemos visto como actuación masculina en 2018. “!Por Dios, que vuelva a suceder!”

Los créditos

Dirección, dramaturgia, maquillaje, vestuario y actuación: Rafael Morla

Producción: Karina Valdez, Otro Teatro& Teatro  Saturado

Diseño de luces: Anubis Arias

Musicalización: Jose Andrés Molina

Producción de video: Rosanna Briceño

Regiduría: Paloma Palacio