SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El amor descarriado por la música puede desembocar en melomanía. Los melómanos sienten un apego desordenado por la música que se manifiesta en un afán por escuchar música y coleccionar discos de determinados géneros musicales.
Descubriendo melómanos en la ciudad de Santo Domingo, encontramos personas que sienten fascinación extrema por la música; empero no podríamos hablar de patología en estos interesantes casos.
Sin dudas el son es uno de esos géneros musicales caribeños de símbolos tan fuertes, que alrededor de él se ha configurado una rica sub cultura. Néstor Sánchez y César Namnum son dos melómanos soneros que han dedicado gran parte de su vida a coleccionar discos y a gestionar actividades y proyectos culturales relacionados a la música.
Sonero desde chiquitico
La gran cantidad de discos de vinilo, discos compactos y archivos digitales de música, dan cuenta de que el sociólogo Néstor Sánchez es un verdadero melómano.
Por su participación en el Grupo Bonyé, se le relaciona más comúnmente al son. Sin embargo el escucha desde música clásica, hasta ritmos afrocaribeños.
De lunes a viernes es consultor ambientalista. Ahora está desarrollando una investigación sobre el Río Artibonito, la última fuente de agua de Haití; pero los fines de semana los dedica a la promoción de la música.
Me comentó que los sábados en la tarde pretende dedicarlos a programar música clásica en el Club Arroyo Hondo. Ya comenzó las gestiones para realizar esta divertida empresa. “Le solicité a la directiva del club que nos facilitaran un espacio arborizado que tienen; donde hay matas de mango, de guayaba y un olor frutal maravilloso”. Ahí pretende amenizar las tardes de los socios con su música europea favorita.
Néstor Sánchez sostiene un disco de Compay Segundo, uno de las grandes leyendas del son y el bolero.
Esteban Morales
Los domingos es el vocalista del Grupo Bonyé; un conjunto de amantes del son que hace varios años montan un espectáculo en las Ruinas de San Francisco, en la Zona Colonial.
“Pensaban que terminaría como cabaretero”
Desde niño cantaba en coros, sin embargo confiesa que su pasión es tocar instrumentos de percusión.
Con un tío tenor, que fue parte de la Metropolitan Opera de Nueva York y un padre ingeniero civil y pianista concertista, puede resultar desconcertante que Néstor sea un seguidor de la música popular.
Cuando su tío cantante de ópera regresó al país con la certeza de que tenía que contribuir a su patria. Estando más cerca de Néstor, se dio cuenta de que su sobrino ya mostraba inclinación por el son y el merengue. “Hay que ponerle atención a ese muchacho, va a terminar siendo cabaretero”, afirmó su tío en una ocasión.
Un gran fanático de Daniel Santos
Un cantante que recuerda con mucho cariño es el bolerista Daniel Santos, quien dice que le acompañó en su adolescencia, porque lo imitaba a la perfección. Dice que lo imitaba tan bien que le invitaban a serenatas para que cantara como él. “Un señor en el barrio era obsesivo con Daniel Santos, entonces yo iba con mi guitarra y me le paraba en la ventana y le cantaba ‘Linda’ o cualquier canción de Daniel Santos. Si estaba de buen humor nos dejaba cantar varias canciones, sino, nos pasaba una botella de ron y nos decía ‘ya váyanse’.
Actualmente es vocalista del Grupo Bonye y afortunadamente. Junto a sus amigos, ya no lo hacen por ron, sino por la gran satisfacción de ver congregadas a cientos de personas de diferentes edades y clases sociales, reunidas en torno a un solo fin: disfrutar la música y el baile caribeños.
El coleccionismo de música ha cambiado
Sin duda un pequeño dispositivo puede almacenar grandes archivos musicales. Un Ipod resuelve el gran problema de portar con gran cantidad de discos compactos. “Ya es muy difícil tener un cd que suene con limpieza y su sonoridad original” afirma Néstor.
César Namnum, melómano del son.
Ariel Díaz-Alejo
El tiene una gran colección de discos compactos, que no ha contabilizado, integrada música clásica y popular. “Mi hijo quiere que me decante con el Ipod. “Papá ¿para qué tu quieres andar con todos eso cd’s? eso acumula polvo”, relata resignado.
César Namnum: “Los soneros somos una cofradía”
Con un papá tanguero es normal que César Namnum, director de Quisqueya FM y Compasillo.com desde niño haya desarrollado un gusto por la música intensa y melancólica.
Estudió música desde muy pequeño en su natal San Juan de La Maguana, pero su afición se ha ampliado con los años.
Dice que no es tanto melómano, pero la cantidad impresionante de música que conserva, manifiesta lo contrario.
En su pueblo, escuchaba la radio: mucha bachata, bolero y rancheras. Con suerte cada tanto accedía a disco de pasta con algo diferente.
Relata que la pasión por el son comenzó como un trabajo universitario, mientras estudiaba sociología. En esa época, en la que estaba en voga la “nueva canción latinoamericana”, le preocupaba que la nueva canción en República Dominicana, reproducía herencias culturales de otros países.
Entonces se introdujo en los barrios populares para ver cuál era la música de mayor impacto en ese momente. Ahí se encontró con el son. Se dio cuenta de cuánto de dominicano tiene el son. Es de los que afirma que esa música nació en la Isla de Santo Domingo.
“No ha habido una sola época en la vida nacional en donde no haya son. Gente que lo componga, que lo toque. El merengue se forma en el 1845-1846 y el son alrededor de 1860, lo único que aquí no se le llamaba son. Ese nombre se lo pusieron los cubanos. Algunas gentes le llamaban pambiche”.
Esa epifanía le llevó a ser parte de Maniel, es la continuación del otro grupo Lodo, creado en el 1973. Los integrantes de ese grupo, son los mismos que forman Maniel hasta estos días: Milcíades Guerrero, Jorge López y Victor Nolasco.
Entonces, también surge su labor de gestor cultural, porque se dedicó a sacar esas manifestaciones musicales y danzarías para ser exhibidas en otras esferas de la sociedad.
Con Lodo caminaron el país entero. Era música de protesta, mientras corrían los difíciles y represivos Doce Años de Balaguer.
Después de la caída de la caída de Balaguer, nace Maniel, en 1989, un grupo con un concepto diferente. “Ya no se necesitaba una protesta tan fuerte, Maniel es un grupo que toca para bailar”.
“El son es prácticamente una cofradía. Es una cultura en principio muy encerrada, por eso no se masificó”. La intensión de Maniel, más allá de tocar bailes, era sacar el son de su gueto.
“Los escritores de son en general son poetas, populares o no, manejan el lenguaje de una hermosa manera. Trata la tristeza, pero también la alegría, el amor y el desamor”.
“ Pregúntale a la brisa de la tarde, al astro que alumbró nuestro delirio/ a ese cielo que ha visto mi martirio/ o a Dios, que en tu amor hizo creer.”
Dice que los compositores de Santiago eran muy versados en poesía. Citó como ejemplo a Chencho Pereira, Piro Valerio y Julio Alberto Hernández, quienes eran escritores de son, bolero y merengue.
Francis Santana y Víctor Víctor, son algunos de los soneros intérpretes más destacados, en su opinión
Claves para ser un buen sonero.
Para quien tiene varias décadas en el mundo del son, es imprescindible frecuentar los lugares donde se escucha esta música, si se pretende ser un sonero. “Si quieres hacer figuras bailando son, hay que ir a una escuela o frecuentar asiduamente los lugares donde se baila esta música”, sentencia.
Destaca que en los lugares de son nunca hay conflictos. “El valor más importante para un sonero es que tu bailes o no. No importa color, peso, ni condición social, pero sí que se baile”.
Producto de sus observaciones considera que la indumentaria utilizada por los soneros es una influencia de la moda de los años 20: un sombrero o gorra (la guapachoza), pantalón ancho lujoso, breteles y zapatos de dos tonos. Al parecer, lo que se usaba en New Orleans EE.UU. impactó a la música del son que se hizo famosa en los años 30.
Una colección que cda vez mayor
“Uno no se cuenta que comienza a coleccionar”. En su caso los discos que le iban gustando los compraba, hasta que alcanzó una colección inconmensurable.
No sabe cuántos discos tiene, la mayoría están digitalizados. Sin embargo, valora el sonido del disco de vinil por su calidad. En el disco compacto se pierden elemento.
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