SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En 1980, una madrugada del mes de junio, el poeta directivo del Departamento de Cultura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, director del suplemento cultural Aquí del periódico La Noticia, y responsable cultural del partido Unión Patriótica Antiimperialista (UPA), fue apresado por el temible Servicio Secreto de la Policía Nacional de entonces. Nadie esperaba que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que había luchado por décadas contra las violaciones a los derechos humanos, se mostrara políticamente intolerante, y repitiera prácticas autoritarias que recordaban los “doce años de Balaguer”; período terminado dos años antes en 1978.

A medio día del 16 de agosto de 1978 una larga pesadilla que se prolongó durante 12 años llegó a su fin. Había triunfado en las elecciones de ese año el rico hacendado de Santiago de los Caballeros, Don Antonio Guzmán Fernández, del PRD. Se instauraba un régimen democrático, por lo tanto, que se respetaran los derechos ciudadanos pareció el camino a transitar.

Todo apuntaba a la existencia de regímenes más tolerantes, que los presos políticos salieran de las cárceles y los exiliados regresaran a la República Dominicana, que así fue. No todo resultó como se esperaba; pero innegablemente que se avanzó en ese camino. Sin embargo, nuevos problemas se manifestaron en el ambiente económico y político nacional, amenazando la apertura que se estaba viviendo. En el segundo año de gobierno del PRD la brecha democrática comenzó a resquebrajarse para explosionar en la matanza de abril de 1984, durante el gobierno del perredeista Salvador Jorge Blanco.

La coyuntura política iniciada a partir de 1978 destapó al interior de ese partido la existencia de grupos y fracciones que se consideraban herederos de los futuros gobiernos del PRD y esto trajo aparejado el enfrentamiento entre el partido de gobierno y el presidente Don Antonio Guzmán Fernández, expresado en 1980 en la renuncia del vicepresidente Jacobo Majluta a seguir dirigiendo las empresas del grupo CORDE. Al mismo tiempo en el PRD comenzaron los enfrentamientos de precandidatos agresivos contra sus compañeros aspirantes. Además, demandaban puestos en la administración pública y acusaban al mandatario de nepotismo. Los precios de los productos de la canasta básica comenzaron a subir, mientras la oposición, incluyendo los agrupamientos de izquierda, el PLD y el Partido Reformista presionaron para abrir espacios de participación electoral y popular que permitieran el desplazamiento del gobierno del PRD. La tensa situación llevó a José Francisco Peña Gómez, líder de ese partido, a proclamar que sí la oposición creaba una situación que pusiera en peligro el gobierno, las masas del PRD la aplastaría en las calles.

La primera prueba indicadora del enfrentamiento gobierno y oposición llegó el jueves 1 de junio de 1980, cuando en la ciudad de Santo Domingo se inició un movimiento huelgario en el transporte público que se extendió por varios días y amplió a las principales provincias del país, con un saldo de cinco muertos y miles de detenidos; entre los apresados se encontraba Mateo Morrison y otros que eran señalados como responsables de la protesta.

Mateo Morrison, de la generación de postguerra, se había destacado como poeta que asumió la cultura como trinchera de lucha impulsando la creación de los grupos culturales y talleres literarios. Fue líder del grupo La Antorcha, que surgió en 1967 en tiempo de los opresivos 12 años de Balaguer. En esa condición lo conocí cuando ocasionalmente él visitaba el barrio de La Milagrosa de Los Mina, acompañado de algunos de los que formaban la agrupación y allí, en completa clandestinidad se reunían para hablar de poesía, leer cuentos de los miembros del grupo, practicar la crítica literaria, o simplemente para tomar decisiones políticas relacionadas con sus vínculos entre cultura y partido, pues Mateo era partidario del socialismo.

Morrison tenía relaciones políticas con la Línea Roja del 14 de Junio y luego de las dificultades y luchas internas en esa organización pasó a formar parte de la Unión Patriótica Antiimperialista (UPA), bajo la dirección del historiador Franklin Franco Pichardo, mientras seguía laborando en el Suplemento del periódico La Noticia. Desde ese medio impulsó el movimiento que se conoció, a partir de 1978, como Joven Poesía”.

Fue en aquellos tiempos que salió en primera página del periódico La Noticia el apresamiento del poeta. Una madrugada de un domingo, el intelectual que vivía “del otro lado del río” en la carretera de Mendoza y muy próximo a la carretera Mella, despertó con su residencia rodeada por decenas de agentes cascos prietos y del Servicio Secreto de la Policía, tal vez por ser considerado como uno de los izquierdistas peligrosos de la República Dominicana. Eran días de luchas y protestas callejeras que tenían en vilo al gobierno del PRD, que no esperaba que la población reaccionara de la manera que lo estaba haciendo. En los primeros días de junio de 1980 el país estaba virtualmente paralizado.

La huelga de transporte público se inició el jueves 1 de junio de 1980 en la ciudad de Santo Domingo y el lunes se había extendido a todo el país, motivada por el aumento de 54 centavos en el galón de gasolina dispuesto por el gobierno. En ciudades importantes los carros y autobuses públicos fueron paralizados y el paro amenazaba con ampliarse a otros sectores laborales. La situación motivó el aumento del patrullaje policial y los arrestos indiscriminados, mientras en la ciudad de San Francisco de Macorís las protestas tomaban un matiz violento.

Los organismos de inteligencia persiguieron de manera selectiva a los que ellos entendían principales organizadores de lo que estaba pasando. El 3 de junio fueron detenidos el historiador Franklin Franco Pichardo de la UPA y el líder de izquierda Narciso Isa Conde del Partido Comunista Dominicano. El lunes 4 de junio el vicepresidente Majluta renunció de CORDE y declaró su intención de presentarse como candidato del PRD en las elecciones de mayo de 1982, explicando que su renuncia “era algo que resultaba conveniente para la armonía de sectores del PRD”.

Ese era el ambiente de protestas. El poeta Mateo Morrison, dirigente de la Unión Patriótica (UPA), despertó en una mañana de domingo con su residencia allanada por el Servicio Secreto. La policía del Departamento Duarte había tendido un cerco impenetrable alrededor de la casa del intelectual.

Como se publicó en el periódico La Noticia: La policía tocó la ventana de la habitación donde dormía Morrison y un oficial le dijo: “poeta, levántese que queremos conversar con usted”. Sin embargo, la esposa de este le comunicó que no saliera, ya que ella se había percatado de que la casa estaba rodeada por la policía. A la siete y quince de la mañana hizo acto de presencia un representante del fiscal del Distrito, quien procedió a entrar a la casa.

“Qué desean ustedes?” Le preguntó el político y poeta. A lo que de inmediato respondieron los agentes: “usted debe acompañarnos al Palacio de la Policía, ya que estamos interesados en conversar con usted por asunto que interesan a la institución”.

Mateo fue introducido a un vehículo oficial de los llamados “guagua celular”, siendo escoltado por agentes del Servicio Secreto, que lo condujeron al Palacio de la Policía. De lo que pasó ya dentro del recinto policial no aparecen informaciones, ni tampoco el tiempo que fue mantenido encarcelado; pero su apresamiento fue el inicio de una escalada represiva que se profundizó durante el período de gobierno del doctor Salvador Jorge Blanco (1982-1986), y que tuvo su momento culminante en abril de 1984 cuando cientos de dominicanos fueron asesinados en las calles y miles llevados detenidos a las cárceles del país. El autoritarismo pareció retrotraerse a los 12 años de Balaguer.