El título de este libro, Al revés, nos llama la atención, ya que nosotros, de una u otra forma, hemos sentido alguna vez que nuestro mundo parece ir en sentido contrario a lo que deseamos. El texto, escrito por Kianny Antigua, se encuentra publicado en versión bilingüe, (español e inglés).

Nuestra autora, de una manera sutil y conmovedora, presenta una realidad que viven muchos niños: la sensación de soledad, y podría decirse, de abandono, con padres ausentes por causa de sus muchas ocupaciones,  aunque casi siempre piensan que lo hacen por el bienestar de sus hijos.

La protagonista de esta historia, llamada Tiana, es llevada por su madre cada mañana a la casa de su querida “Güela”. Ésta y su nieta tienen una especial complicidad, y disfrutan el tomar un chocolate humeante, hablar de la vida y contestar preguntas como: “¿por qué los papás no tienen tiempo para sus hijos?”

La abuelita responde con ternura esta interrogante, y se pone en “sus zapatos”, mientras Tiana “miraba con los ojos entrecerrados, como si tratara de entender una operación matemática muy, muy difícil.”

Las dos generaciones pasan su día haciendo lo que aman: compartir tiempo juntas preparando la comida, realizando quehaceres del hogar, hablando hasta por los codos, formando muñecas con las albóndigas y “taconeando”.

Aun con toda esta diversión, la noche llega y con ella la luna, la cual  “parecía esconderse para evitar las preguntas de la niña”. La abuela pensó que era tiempo para leer una historia. Mas esta vez, fue la pequeña la que quiso contar una, a su manera. En ella, las cosas sucedían a la inversa y los padres eran los que tenían que sentirse solos y tristes, porque no podían ver a sus hijos.

Kianny Antigua muestra en su libro una gran capacidad de empatía con los niños. A través de sus palabras, trata de mostrarnos el mundo desde sus ojos. Su historia no es convencional. No es un cuento con un “final feliz”, sino más bien con una esperanza y una invitación, a través de sus líneas, a tomar conciencia acerca de qué es lo más importante para los hijos y entonces priorizar; ya que ellos no solo necesitan cosas materiales, sino presencia, tiempo, diálogo, balance.

Un niño, para ser feliz, y a la vez aprender apropiadamente, debe sentirse aceptado, saciado y protegido. De otra manera, las cosas en el mundo seguirán como hasta ahora, completamente al revés.

Gracias a nuestra autora por pensar fuera de la caja y, con su libro, tomar la voz de los niños. Enhorabuena por esta iniciativa.