Santo Domingo, 20 feb (EFE/Carmen Jiménez).- La dominicana María Marte, única cocinera latinoamericana con dos estrellas Michelín, consideró en una entrevista con Efe que "el sitio del chef está en su restaurante, en la cocina", aunque respeta el estilo de cada uno.

En un momento en que muchos de los más renombrados cocineros pasan cada vez más tiempo alejados de los fogones, Marte señaló que si bien con los viajes se adquieren "conocimientos" y que ver otras culturas "te pueden inspirar", también están "los libros con los que se puede seguir estudiando e investigando".

Marte, cocinera autodidacta, que llegó hace 14 años a España, donde pasó de fregar los platos en el Club Allard, en Madrid, a convertirse en la chef de este restaurante en 2013 tras la salida de Diego Guerrero, aseguró que "es de las pocas cocineras que está todos los días en la cocina".

En el restaurante "siempre cocino". ¿De qué me vale estar en la cocina si no cocino?. Siempre estoy haciendo algo, me encanta motivar a mi equipo y enseñarles cosas nuevas. Tengo la ventaja de ser del Caribe y de aquí les llevo cosas", afirmó.

María Marte, que ha vivido una historia de cuento, aseguró que "su cuento no ha terminado, sino que acaba de comenzar" y que va a seguir cada día "levantándose con entusiasmo y con ganas de seguir cocinando"

El último producto que María Marte ha llevado de República Dominicana al restaurante es la guanábana (fruta tropical) con el que ya han hecho zumos, van a hacer dulces, y van a inventar preparaciones.

María Marte, cuya pasión por la cocina nació desde que tiene uso de razón, cree que es algo "que lo traía en la sangre" y recuerda de muy pequeña hacer "inventos, mezclar sabores, olores y hierbas aromáticas".

"Vengo de Jarabacoa, una ciudad muy inspiradora, muy verde y de ahí traigo muchas cosas conmigo, que las sigo aplicando hoy en día", afirmó Marte, que participó este fin de semana en Santo Domingo en el III Foro Gastronómico Dominicano.

Los olores y sabores que siempre le acompañan en su cocina son el "orégano, el ajo, el cilantro y la menta", que le recuerdan a su infancia.

María Marte definió su cocina como una cocina creativa, "de evolución constante", y con "toques mediterráneos y caribeños".

"Yo creo que los matices y las raíces de República Dominicana están siempre presentes en mis platos", aseguró.

Para María Marte la presentación de los platos "dice mucho porque hoy día se come con los ojos" y apuntó que actualmente se fija bastante en la vajilla porque cree que es "el traje que viste lo que hacemos".

"Si a esa creatividad, la acompañas de la presentación y no te olvidas nunca del sabor, creo que es el plato perfecto", añadió.

Entre sus maestros y referentes, además de Diego Guerrero con quien trabajó 11 años, Marte recordó que el primer libro que se compró a su llegada a España fue "La cocina doméstica", de Pedro Subijana, y también mencionó a Martín Berasategui, y a Ferran Adrià.

En opinión de la cocinera dominicana "sigue habiendo machismo en la cocina", y consideró que se deben fijar más en las mujeres cocineras porque hay "muy buenas y grandes profesionales y estamos a un nivel altísimo al igual que los hombres. Creo que es cuestión de tiempo".

El proyecto de María Marte, que acaba de publicar el libro "Soñar, luchar, cocinar," es "seguir trabajando por la tercera estrella Michelín que terminaremos consiguiéndola".

También proyecta colaborar en República Dominicana con una escuela de gastronomía que se va a crear próximamente.

Para María Marte, República Dominicana está despertando en la gastronomía. "Tenemos gastronomía y tenemos futuro en nuestra cocina. Simplemente tenemos que darle rienda suelta a la imaginación y sacar lo que llevamos dentro".

Consultada sobre un plato dominicano que se pueda internacionalizar, Marte no dudo en responder que el sancocho, un plato emblemático de su país.

Así, explicó que a pesar de que le daba vértigo ofrecerlo en el Club Allard, le dio una vuelta y en lugar de hacerlo con carne lo hace con rape. "Es precioso de presentación, pero mantiene la esencia y el sabor dominicano y a todo el mundo le gusta".

Pero la creación de la que María Marte se siente más orgullosa es el de la flor de hibiscus, con pisco sour y crumble de pistachos, un plato con el que quiso plasmar la delicadeza de la mujer.

"Es un plato que no quisiera que desapareciera nunca de mi cocina. Dondequiera que esté me llevare la flor, puesto que hasta tatuada la llevo. Irá conmigo hasta el último día de mi vida", subrayó.

María Marte, que ha vivido una historia de cuento, aseguró que "su cuento no ha terminado, sino que acaba de comenzar" y que va a seguir cada día "levantándose con entusiasmo y con ganas de seguir cocinando". EFE