SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Luis Henry Molina, mantiene vigente y actualizado su blog personal, en donde ofrece informaciones sobre su formación, sus gustos culturales, datos sobre su familia y las mujeres que más le han influenciado. En sus artículos semanales ofrece información sobre asuntos judiciales conceptuales, como el último artículo, que está destinado a los valores y “las profundas convicciones que nos definen”.

El blog puede ser visitado en esta dirección: https://henrymolina.com/blog/reflexiones/

En este sitio se pueden leer los artículos que ha escrito en las últimas semanas sobre temas judiciales, y otros asuntos. En el mismo blog aparece una reseña sobre aspectos personales que definen a Luis Henry Molina. Vea los datos a continuación:

PERSONAL

¿Quién es Luis Henry Molina?

Luis Henry Molina con Margarita Cedeño de Fernández, la vicepresidenta de la República

Un hombre sencillo, tranquilo e inquieto a la vez. Dedicado a lo que me propongo. Acostumbrado a pensar y relacionarme con la gente desde unos objetivos: que son trabajar, como soy y como puedo, por más justicia en mi país y mejores instituciones para lograrlo.

¿Un deseo?

Que todo el mundo tenga derecho a ser feliz y pueda serlo, especialmente mis hijos.

¿Un sueño?

Trascender a través del servicio y con ello obtener la aprobación de mis pares, los ciudadanos. Para Viktor Frankl la vida no tiene sentido si tú no puedes tener un sueño más grande que tú y quiero que, al final de mis días, mis hijos se sientan orgullosos de mí.

¿Un objetivo?

Dedicar toda mi vida al servicio y que este tenga un impacto positivo en la sociedad y el bienestar común. Cuando me dedico a servir a los demás, encuentro la felicidad.

¿Un defecto?

Me distraigo mucho en los detalles.

¿Una virtud?

El orden y la sencillez. A los 14 años leí en un libro de Simón Bolívar que la exaltación al esfuerzo es la paciencia, la constancia y el trabajo. Tengo poca paciencia pero la he aprendido, lo demás se convirtió en parte de mi vida desde entonces.

¿Una película?

No puedo mencionar solo una, me gustan varias:

El violinista en el tejado (1971)

Luis Henry Molina con Robin S. Bernstein, la embajadora de los Estados Unidos en la República Dominicana

El nombre de la Rosa (1986)

El padrino (1972)

Y Star Wars (1977), toda la saga.

¿Libros que te hayan marcado?

Memorias de Adriano, de Yourcenar (1951)

La casa del pez que escupe en el agua, de Herrera Luque (1978)

Memorias de un cortesano en la Era de Trujillo (1988)

Solo cenizas hallarás, de Pedro Vergés (1945)

Las novelas de la caña que publicó la Sociedad de Bibliófilos

Over (1939)

El Terrateniente, Cañas y bueyes (1981), de Ramón Marrero Aristy

Trato de leer un libro por semana, aunque a veces el trabajo no me lo permite.

¿Un lugar?

Playa Cosón o cualquier rincón de este país hermoso donde, acompañado de gente buena o solo, pueda estar en contacto con la grandiosa obra de Dios y las posibilidades constantes de mejorar las condiciones en que vivimos en ella.

¿Grupo de música o cantante?

Los Beatles, me gusta el rock. En español, me gustan Sui generis y Seru Giran, Charly Garcia, Juan Carlos Baglietto, Los abuelos de la nada, Silvio, Pablo, Amaury Perez, Sabina, Juan Luis Guerra, Luis Dias o Franco De Vita. Tambien T.O.T.O., Cat Stevens. The Mammas and the Pappas.

¿Con quién te gustaría o te hubiera gustado tomar un café?

Con Helder Cámara, Arzobispo brasileño defensor de los Derechos Humanos.

¿A quién le rechazarías un café?

Yo creo que conversar para mí es importante. Y conversar con gente que piensa distinto. Me incentiva. Nunca rechazaría un café.

¿Una frase que te motive siempre?

Vivir la intensidad del presente sin perder las perspectivas del futuro.

Hombres que han marcado la vida:

Sin duda mi padre, con su ejemplo y su compromiso con los valores de su credo político y con la representación sindical. Me marcó mucho haber nacido en el seno de su familia en momentos en que pasaron por su vida cosas y personas de las que pude aprender mucho, desde presidentes hasta luchadores clandestinos.

Mi tío Rafael León León, político venezolano. También me marcó mucho la cosmovisión jesuita del padre Arango, el rigor y gran sabiduría del Doctor Pellerano, el don de gente de Subero Isa y la vocación de trabajo y astucia estratégica de Danilo Medina. Solo puedo trabajar con gente que admiro.

Mujeres que te han marcado

Mi mamá. Había una conexión y ahora que tiene Alzheimer esa conexión sigue intacta.

Fue fundamental en mi vida. Me enseñó a disfrutar de las cosas buenas. Poco pero bueno. Comer bien. Buena ropa. Se sacrificaba porque tuviéramos esas cosas. Porque vivió una vida de limitaciones.

Mi tía Dina, la esposa de Rafael León León. Decidió que como su esposo estaba en la política, sus hijos iban a ser excepcionales. Y se dedicó a criarlos.

Hay más personas: Luisa Campo, coordinadora del Centro Dominicano de Asesorías Legales. Miriam Cabral después de maduro.

El último artículo de su blog fue colocado el pasado 24 de agosto: Léalo a continuación:

Valores: profundas convicciones que nos definen

Hace unos años conocí a un Embajador del Japón que me habló de los valores que han hecho a su país avanzar y desarrollarse. Particularmente pienso que esas ideas ayudan a avanzar a cualquiera que los incorpore no sólo en el Derecho, sino en cualquier escenario, por eso, los comparto con ustedes:

La palabra: En Japón la palabra es un asunto de honor y la gente no necesita mostrar su identificación en el banco. Es importante, la certeza de que usted pone su nombre en lo que dice. Nuestra palabra es todo lo que tenemos para relacionarnos, para sostener confianza. Por eso es importante dar valor a la palabra. Si la gente no puede creer en lo que usted dice, eso habla de su valía como persona.

La puntualidad: el tiempo es caro para todo el mundo y considerar el tiempo de los demás es señal de respeto. Sin respeto no hay comunicación posible.

La consistencia: Sin consistencia no existe posibilidad de avance. Las metas no siempre se alcanzan, pero ese camino difícil es provechoso para nuestras vidas mientras vamos avanzando en la búsqueda de esa meta.

Compartir conocimiento: es otra máxima que amplía el impacto de lo que hacemos. El conocimiento que se comparte construye lazos, brinda herramientas al resto, concreta nuevas realidades. Y se trata de eso, de poder entusiasmar al resto de lo que es útil, posible y necesario para hacer las cosas de un mejor modo. Es el deber que tenemos todos.

Un ejemplo de que el conocimiento se comparte y se construye lo fue el jurista y ciudadano dominicano Rafael Justino Castillo Contín.  Abogado y doctrinario que fue dos veces presidente de la Suprema Corte de Justicia.

Su paso por la historia dejó muchos aportes. Sustentó las ideas más democráticas sobre el Derecho, promoviendo la abolición de la pena de muerte en nuestro país, durante el siglo XIX; fue “el dominicano más competente en materia jurídico-constitucional” de su época.

Propagó las doctrinas liberales y constitucionales de su maestro Eugenio María de Hostos. Además, fue escritor de literatura. Vetilio Alfau Durán escribió que Justino Castillo “sirvió a la República en las tres funciones del Estado de manera idónea y en perfecta armonía con la ejemplaridad de su conducta.”

Como el mismo Rafael Justino Castillo escribió: “¡Que cada uno se proponga ser un ciudadano completo, por el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes de tal, y lo será! Por ahí se llega a lo ideal (…). El todo sufrirá la influencia de esos esfuerzos individuales, que no serán aislados por mucho tiempo, pues la demostración práctica de la posibilidad y la utilidad del ejercicio del Derecho no tardará en producir, como ejemplo fecundo, reacciones útiles. No tardará en comprenderse tampoco que todos somos solidarios en cuanto miembros de la sociedad, y que a todos importa que el Derecho de cada uno sea respetado, e incumbe el hacer efectivo ese respeto. Una vez en esa vía, el retroceso es imposible.”

Que nos sirva este jurista de ejemplo para que seamos solidarios y generosos compartiendo los conocimientos adquiridos, que aprendamos de la cultura milenaria del Japón para que seamos uno solo con nuestra palabra, que respetemos a los demás siendo puntuales en nuestros compromisos, que seamos consistentes actuando con firmeza y consecuentes con nuestros propósitos. Esto hará de nosotros personas íntegras, creíbles y confiables.

https://henrymolina.com/blog/reflexiones/