La cita obligada de cada sábado en las tardes, a finales de los ochenta, era el encuentro poético en la calle El Conde. Silvano Lora,  cual chaman caribeño, poseía el encantamiento de crear en la esquina  donde confluyen las calles Arzobispo Meriño y Conde, a un costado del vetusto Palacio Consistorial, un improvisado escenario con tela de gran formato, mural de fondo en donde creadores visuales convocados por el anfitrión, plasmarían sus universos mientras poetas, músicos, o cantautores,

Mural pintado por Cándido Bidó. 1988

deleitaban con su arte al publico que allí se daba cita. Una mezcla de happening o performance art,  en la que  confluían estéticas multidisciplinarias de dominicanos y extranjeros, algunos ya fallecidos,   que dejaron sus improntas  sobre los improvisados “lienzos”,  que el ingenioso Silvano se agenciaba en las tiendas de la Duarte arriba, para con la ayuda de su leal amigo Alberto Lara, dejarlos dispuestos para la hora prevista del encuentro.

“Nos mirábamos la cara por meses en El Conde. Un eje nos movía. Silvano Lora, armaba cuerpo de paz y rescate a la cultura. Silvano Lora era la inspiración de campo para quienes acudíamos tarde a tarde al viejo Conde peatonal. Los gobiernos en su ir y venir dejaron solo los encantos, los quijotes. Pero con Silvano estuvimos todos…” Silvano Lora, un punto y seguido en la cultura…  Miriam Ventura, periódico El Caribe [15/7/2003]

Fiel a su condición de trabajador de la cultura, de artista comprometido, sin esperar nada a cambio y desprendiéndose de sus escasos recursos, abordaba cada sábado esta jornada cultural al igual que una celebración mayor,  para la concurrencia y dilección popular de un arte vivo, que al mismo tiempo de constituirse en  espacio citadino de esparcimiento intelectual, servir como tribuna de denuncia  en pos de las causas sociales mas justas. Ramón Oviedo, Cándido Bidó, Ángel Haché, Elsa Núñez, Soucy Pellerano, Fernando Ureña Rib, Zuñiga, Lescay  Posoyú, Dionisio Pichardo, José Félix Moya, Hilario Olivo, Carlos Sangiovanni, Charito Chávez, Antonio Guadalupe, Rosa Tavárez  y Aguasviva, son solo una parte de mas de cuarenta  representativos artistas visuales dominicanos y extranjeros, que dejaron sus huellas testimoniales sobre las grandes telas, que se guardan como parte del patrimonio dejado por el artista a la institución que lleva su nombre.  Fundación Taller Público Silvano Lora,  entidad situada en una hermosa

Mural pintado por Ramón Oviedo

edificación de la calle Arzobispo Meriño en la  Zona Colonial, restaurada con recursos propios y sin contar con asistencia del Ministerio de Cultura  o de cualquier dependencia estatal,  ha venido brindado desde su fundación, una meritoria labor en pos de los mejores valores de la cultura dominicana y universal. 

Carlos Sangiovanni pintando su mural en el Conde (1987)

Su limitado espacio expositivo no permite, como quisieran sus directivos, desplegar en toda su magnitud la importante colección de murales realizados generosamente por estos creadores visuales durante las jornadas de los Sábados Poéticos. Un tesoro invaluable de nuestra historia cultural, colección de artes visuales que nos conecta con el espacio de tiempo en que fueron realizadas, su situación sociocultural y las tendencias expresivas de sus realizadores.  Creemos que esta colección es parte de la memoria visual de nuestra nación  y es entendible la  pretensión  de  la institución que la resguarda de buscar,  en su momento,  el apoyo de instituciones estatales o privadas, para poder colocarlas  en espacios públicos  dignos, en donde la sociedad en su conjunto pueda disfrutar y valorar lo plasmado en estas obras de grandes formatos.  

Virgilio Garcia 1987

Artistas de generaciones, estilos y concepciones estéticas diferentes se articularon  y expresaron en un espacio concurrente común, a los fines de contribuir con su arte al   desarrollo de la sensibilidad, a fortalecer la identidad y la solidaridad con las causas mas justas, y además,  enriquecer el patrimonio artístico que hoy conserva la Fundación Taller Público y que constituyen un legado a nuestro pueblo,  del  que, insistimos, esperamos puedan disfrutar abiertamente generaciones de dominicanos.