SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los conciertos de son y merengue tradicional le han impregnado al viejo Santo Domingo una atmosfera diferente. Los Bonyé reconfiguran la manera de disfrutar la nostálgica y sabrosa música caribeña.

Contando con la majestuosa escenografía que ofrecen las ruinas de San Francisco, el espectáculo que brindan los músicos integrados en este grupo es orgánico, espontáneo, pero sobre todo, auténtico.

Los amantes del son, el merengue y la vida bohemia, empienzan a congregarse cerca de las 4:00 de la tarde. Después de almorzar, y quizás una larga sobremesa, los bailadores comienzan a subir la romántica cuesta de la calle Hostos.

Los que llegan temprano, pueden acomodarse en sillas y mesas dispuestas para que los asistentes puedan disfrutar cómodamente del espectáculo.

Para aquellos que sienten ganas de comer algo, hay distintos puestos de comidas, desde parrilladas, hasta otros platos más tradicionales como pasteles en hojas.

Personas de todas las edades, clases sociales e intereses personales, se congregan en este espacio de la Ciudad Colonial.

En este ambiente rodeado de piedras coloniales, destacan muchos personajes simpáticos. Como Bienvenido Peña y Milagros Muñoz, una pareja de bailadores que se conocieron siendo vecinos en el sector Simón Bolívar.

Esta pareja que deslumbra en la pista, por su elegancia y sincronización, llevan más de treinta años bailando juntos.

Milagros cuenta que siempre le ha gustado bailar de todo y cuando se enamoró de Bienvenido, esa pasión por el baile creció y ahora son unas de las figuras principales que le dan vistosidad a las tardes de domingo en la ciudad más vieja del continente.

Ellos aconsejan a las personas que por su edad se recluyen en sus casas, que salgan y disfruten de la música, el baile y las cosas divertidas de la vida. "Nosotros lo gozamos y nos emocionamos cada vez", dice Bienvenido.

Pero también los más jóvenes pasan momentos agradables. Willy, acudió con sus amigos a celebrar su trigésimo cumpleaños. Sus invitados manifestaron que se divertían; los que no conocían el lugar, confesaron que la experiencia les había sorprendido gratamente.

El cumpleañero dijo que suele acudir a la fiesta de Los Bonyé. Una prueba más de que los seguidores de este fenómeno son diversos.

Los gestores de esta idea, definen la actividad dominical como un espacio de tolerancia, donde se aceptan las particularidades de los asistentes.

A pesar de lo divertida de la propuesta, no siempre han contado con el apoyo de todos los vecinos de la Ciudad Colonial. Sin embargo, con persistencia y diplomacia han llegado a acuerdos para que la junta de vecinos les permita realizar los conciertos todos los fines de semana.

Lo fascinante del espectáculo de Los Bonyé es la capacidad de interpelar e integrar personas disímiles, de manera espontánea. Logrando una fidelidad, hasta el punto de que muchas personas no conciben su domingo sin acudir al frente de las Ruinas de San Francisco.

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