SANTO DOMINGO, República Dominicana.- 12 en la literatura dominicana. Del postumismo al pluralismo Guillermo Piña Contreras. Primera edición: Colección Estudios No.62 . Universidad Católica Madre y Maestra. 1982. Segunda Edición: Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2015). Contadas son las veces en la que se puede disfrutar de un congelamiento vívido de la historia literaria de un país para ponerla a disposición, tal cual transcurre en el momento vivido, muchas generaciones más tarde, del común de la gente. Y aportar, con ello, un cuadro que vive y late, de primera mano, y conducido por quienes hicieron la obra.
Muy pocas son las ocasiones en las que, por la gracia y la fuerza testimonial del género Entrevista, se puede retratar, con todo detalle, un período, una personalidad, una obra literaria, analizada, comentada y hasta rechazada por su creador o creadora.
Y si a esa fuerza de la historia cuando ella se produce, se agrega el criterio selectivo de quien hace las entrevistas, quien las refuerza con su óptica, si sabe aprovechar la interacción con los protagonistas del acto de creación literaria, lo que se tiene entonces, no es un libro con entrevistas. Lo que se alcanza entonces es poner al acceso de la gente, muchos años después, la convivencia con quienes, tras haber escrito una obra sin dudas crucial e importante.
12 en la Literatura Dominicana es una re-edición que llega nueva vez ahora, a una generación de lectores ciertamente distinta, con el don de su reproducción vívida de los procesos de creación, de las observaciones (que incluyen desde la narración objetivo de los autores enfocados sobre sus obras, hasta sus agudos, sarcásticos y a veces inflados del ego propio de los creadores).
Esos escritores son: Domingo Moreno Jiménez, Juan Bosch (el más biografiado por Piña Contreras), Pedro Mir, Héctor Incháustegui Cabral, Rubén Suro, Franklin Mieses Burgos, Manuel Rueda, Abelardo Vicioso, Ramón Francisco, Marcio Veloz Maggiolo, Freddy Gaton Arce, Miguel Alfonsea y Enriquillo Sánchez.
Muchas de estas entrevistas, todas acompañadas por una corta muestra de sus obras, seleccionada con criterio por el editor-entrevistador, son verdaderas piezas de reflexión sobre el acto creador, sobre el proceso de llevar al código escrito una desbordante imaginación, una sensibilidad única (para el acto poético) y sobre todo para como ilustración de época intelectual y de procesos personales vividos por los creadores.
Baste señalar el caso de Miguel Alfonseca, quien narra su paso de una poesía socialmente vibrante y comprometidas, en medio de los estallidos de las bombas y las balas estando en el Frente Cultural de la Revolución Constitucionalista, a militar en una filosofía mística y centrada en el interior espiritual, como fue el Movimiento Hermético, en el seno del cual continuó desarrollando su poesía, mucho más espiritual y sublime y abandonando los bien logrados tonos y gritos con que denunciaba la injusticia en sus tiempos de militante.
Nada que decir sobre los conceptos que vierten Bosch, Rueda, Mir y un menos conocido Rubén Suro, sin desmedro alguno del nivel que alcanzan las entrevistas con Veloz (extraordinario en sus consideraciones), Incháusteguí Cabral, la sorna total de Freddy Gatón Arce y la fortaleza teórica de un poco mercadeado Ramón Francisco, y que quedan plasmados sobre todo por lo acertado de las preguntas y el manejo de los temas por parte del autor.
Nos habría gustado que aparecieran mujeres y que se hubiese dado espacio a la Aida Cartagena o a la Hilma Contreras, para entonces vivas y con un aporte que no se podía transformar en invisible.