La vieja historia de  que a la clase política dominicana, no le interesa la cultura, no  es tan vieja, en todo caso sigue vigente como un evangelio desgarrado. A una década de cultura perdida (que curiosamente incluye a los dos partidos contendores y sus gobiernos), se observan los aprestos acríticos frente al mismo tema, como si el tiempo y el cansancio de lo mismo, hasta la saciedad, no ejerciera su acción en el tiempo.

El proselitismo en la cultura incluye parcialidad con las ideas con el pasado y con el presente, en la medida en que  el que no está en el poder tampoco toca ni con el pétalo de una rosa (lo adecuado) al que está.
El tema de si ha existido oposición cultural, sería el tópico adecuado para otro artículo, pero vale recordarlo como ayuda memoria. De modo que la situación está servida y uno entonces se pregunta con sentido crítico y pensamiento libre: ¿Cada 4 años para qué se hacen los frentes culturales y las agrupaciones culturales que apoyan a candidatos?…

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