En esta ocasión, presento a los lectores, este estudio realizado por el hermeneuta y crítico literario, Dr. Odalís G. Pérez, sobre un poema de mi autoría, ganador del Premio Único en Poesía, del Primer Concurso Literario Regional, organizado por la Fundación Cultural Perelló.
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Tanto la voz y el cuerpo constituyen la lengua-lenguaje de una cultura dominicana sureña. La región se expresa mediante el cuerpo-signo y la oralidad poética que recoge e interpreta el sentido histórico de la cultura abierta a sus raíces. Los gestos exteriorizan una visión del sujeto y su espacio de origen marcado por una identidad que se perfila en esta “Salve Cósmica” legible entre baile, imágenes, cuerpos y voces de la cultura.
La referencia al suelo sureño produce los elementos y funciones oraculares y soteriológicas de imágenes liberadoras y salvadoras de un etnos y una épica de ribetes míticos y semiopoéticos en cuyo espesor significante proyecta una figuración verbal inmanente ligada a un mensaje liberador trascendente:
“Yo soy el que soy –el profeta negro-
La misma muralla que detuvo la ira
y su infernal veneno
Encima del mangle
aquella tarde tuerta del calendario
Tiempo después de la espada
y los arcabuces” (Bloque III)
Más adelante, la historia colonial o colonizadora se repite:
“Cuando el gringo se cagó
sobre los cantares
de mi Biblia
Y quiso cambiar mi acento
Y arrebató mis utopías
Y atropelló mis mujeres
Sus vientres de primavera…
… fue entonces cuando estallo el guayacán
sobre el crujir de mis deseos
Era la era exacta de los mancillados…
Sobre el lomo de la jauría
Era la hora exacta
La hora de los clamores
El tiempo de los tributos…
Era el instante ateo
Y seguí siendo el que soy
-El apóstol cimarrón-
¿A qué apunta en este contexto la frase latina Ego sum qui sum?
La salve misma lo dice:
“¡Yo soy Olivorio Mateo!
Hijo de un bendecido roble lomero
Y de una primorosa
y mágica cayena
-¡Salve-! -¡Salve-!
-¡Paleros-!
No me paren el ritmo
-¡Fuego-! -¡Fuego-!
(…)
En efecto, cada fase de rito y canto de esta Salve Cósmica reproduce la heredad mítica del Olivorismo como visión religiosa y liberadora. La voz autorial de este diálogo reproduce por lo mismo una visión trascendente que estremece los signos de la respuesta:
“¿Y dónde está mi padre?
-allá en el cielo – Olivorio-
¿Y dónde está mi madre?
-A la diestra del señor-
-Olivorio-
-¿Y todo esto es cierto?
– Sííí mi señor-
-Sííí-
Y ya eres el nosotros
El plural de la bendición”
(Vid. Bloque IV)
El predicado interpretativo y asertivo conforma la síntesis final de este bloque IV, donde Olivorio Mateo Ledesma es consagrado como “hombre puro y sacudío”:
“¿Qué hago en esta tierra?
¡Redimir a los vencidos!
Esa es tu misteriosa misión
Olivorio Mateo Ledesma
-Hombre puro y sacudío-
¡Ay! ¡Ay!
Olivorio no ha muerto na´
¡Ay! ¡Ay!
No les come pendejá!!!
¡Ay! ¡Ay!
Olivorio no come…
Pendejá!
(Bloque cit.)
El canto-baile de la Maguana enuncia un testimonio religioso, político y poético. “El Sur se expande como épica libertaria donde música y performance responden a los surcos y a los cercos de la historia profunda de la sureñidad. El poeta-cantor recorre las voces secretas de la imaginación cultural como legado que presenta y a la vez concentra las estructuras de la vida cotidiana del sur dominicano. Y así, el orbe comunitario agitase de forma y cuerpo donde los contenidos de la memoria negra anuncian las vidas de Olivorio Mateo y sus mundos de caminos que se abren a raíces y memorias de un saber cultural, poético, bailable y etno-religioso.
Indudablemente, la Salve Cósmica escrita por Julio Cuevas remite a las hierofanías de la negritud caribeña. El texto etnopoético se concentra y abre co de esta suerte a un vertimiento propio de la poética del canto popular presente en el dictum de la salve como género cantable-bailable en las cardinales de una producción artístico-cultural y literaria ritual.
El ritmo del poeta que pide ritmo a tono de palo y música engendra las voces y cuerpos que a su vez remite al ser cultural de una sureñidad viviente:
“Denme música olorosa a flor de sierras
¡Paleros!
Que hoy salgo a Maguana
¡Paleros!
Rumbo a Las Matas de Farfán
¡Paleros!”
(Vid. Bloque V)
La voz autorreferencial y expresiva del poema toca el “alma dura de matar” de Olivorio Mateo:
“Yo soy el que soy
-Un diestro coplero-
-repentista sinigual-
Yo soy el que soy…
-Olivorio Mateo-
Alma dura de matar
Denme copla desnuda
¡Paleros!
Metáforas sabaneras
¡Paleros!
…
¡Irradien mi lengua de luceros!
Milagro, creencia, poesía y sureñidad surgen de este poema en movimiento; poema polifónico de Julio Cuevas, “Salve cósmica”, donde grito, canto y cultura motivan la presencia de sujetos míticos, rituales, políticos, comunitarios, celebratorios de un mundo que resuena en el imaginario poético sureño. (Ver bloques 6, 7, 8, 9 y 10).
La lectura de este poema pone al desnudo los signos, visiones etnorreligiosas y voces que reclaman, pronuncian y retoman la contemporaneidad de una cultura que pide a fuerza de palos, música y respuesta un nuevo orden social y creador desde el Caribe dominicano.
Recuerda este poema de Julio Cuevas a los poetas fundadores de la negritud y a los copleros, cantores, santeros, repentistas del Caribe insular y continental. La vuelta a Césaire, Guillén, Palés Matos, Manuel del Cabral, Frías Gálvez, Feijoo el Cubano, el eco africano de Leopoldo Sédar-Senghor, los maestros de la palabra poética criolla, martiniqueños, Familia, el repentista sainagualense y una larga fila de cantores, repentistas y bailadores del Caribe insular y continental.
Una observación conclusiva se impone en esta lectura poética La “Salve cósmica” del poeta neybero Julio Cuevas, es un poema performativo diferenciado respecto a oros de su misma filiación o familia poética. Se trata de las “Salves de Palma Sola” que se cantan cada cierto tiempo en encuentros cimarrones y en las celebraciones etnorreligiosas de fines de año en San Juan, Las Matas de Farfán, Palma Sola y en los Palos paganos celebratorios que aún se bailan en algunos campos de San Juan de la Maguana, Neyba y otros lugares del Sur de la República Dominicana.
En el caso particular de la “Salve” entendida como texto lírico, religioso y oral es necesaria la referencia de la antropóloga e investigadora Martha Ellen Davis: Voces del purgatorio. Eds. Museo del Hombre Dominicano, Santo Domingo 1979; donde la estudiosa norteamericana describe y estudia la salve en su historia, morfología, estilo, conformación expresiva y cultural.