SANTO DOMINGO, República Dominicana.-La vieja y plácida ciudad de Santo Domingo que vieron nacer y crecer nuestros antepasados a orillas del río Ozama y bajo las sombras de sus murallas, hoy luce rejuvenecida gracias al proceso de restauración en que se encuentra.
Desafiando la arrabalización, la inseguridad y el abandono a que fue sometida por gobiernos carentes de sentido histórico, Santo Domingo Colonial va adquiriendo la fisonomía de una ciudad atractiva para los turistas que la visitan y los parroquianos que la habitan.
Los trabajos de restauración, se iniciaron durante los gobiernos del ex presidente Joaquín Balaguer con la intervención de algunas casas y monumentos históricos que estaban al borde del colapso. En esa ocasión, los arquitectos Manuel del Montes Urraca, Roberto Bergés y Bisonó realizaron importantes restauraciones de plazas, edificaciones y monumentos.
Estos trabajos fueron suspendidos y retomados con mayores bríos en la primera gestión del gobierno de Danilo Medina en su empeño por hacer de la Ciudad Primada de América un atractivo turístico de primer orden.
Bajo este influjo se creó el Programa de Fomento del Turismo en la Ciudad Colonial (PFTCC), que auspicia el Ministerio de Turismo con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo. En esta iniciativa participa un equipo de arquitectas especialistas en conservación de monumentos.
Los trabajos de embellecimiento y remozamientos, puesto en ejecución por este programa, han logrado hasta la fecha, según explicó la arquitecta Carla Quiñones a "RT Magazine", de CICOM, la intervención de 660 inmuebles en el marco de la ciudad intramuros, algunos de los cuales ilustran este trabajo. También se han restaurado las calles Isabela Católica, Arzobispo Meriño, un tramo de las Mercedes, de la Luperón, Emiliano Tejada y Restauración.
El financiamiento del BID, en principio fue, de 30 millones de dólares los cuales no fueron suficientes para abarcar la restauración proyectada y que abarcaba, la Ciudad Ovando (Las Damas, la Católica, la Meriño y la Hostos).
Muy a pesar de las resistencias de algunos propietarios de comercios y empresas, que entendían que sus negocios iban hacer afectados como consecuencia de los trabajos de restauración de algunas calles, se logró avanzar. Esta realidad se observa al visitar la remozada ciudad, donde es indudable el cambio de sus fachadas, calles, aceras peatonales con sus jardineras de múltiples colores que crean una imagen visual impresionante.
Concluida una parte de los trabajos, la ciudad luce diferente, rejuvenecida, colorida y alegre, lo que ha permitido un mayor flujo de turistas y dominicanos atraídos por animadores culturales, saxofonistas, guitarristas, cantadores, pintores, artesanos y conjuntos típicos que alegran el ambiente. Igual ha ocurrido con el crecimiento de las peñas literarias en bares, cafeterías y restaurantes, la creación de talleres y escuelas musicales improvisadas como la que funciona en plena calle El Conde, frente a La Cafetera, donde niños y adolescentes muestran su dominio de instrumentos musicales.
La embellecida ciudad Colonial ha permito una mayor incidencias de espectáculos musicales y culturales como las esperadas Noches Largas de los Museos, los concierto de Jazz, de la calle El Conde, la Feria de la Artesanía Nacional, el Festival de la Música, las presentaciones de los domingos, del Grupo Músico Cultural Bonyé, en las ruinas de San Francisco de Asís; las noches de los viernes y sábados del espectáculo Santo Domingo de Fiesta, en la Plaza España, las partidas de tableros, ajedrez y dominó en El Conde y en el Parque Colón, son apenas una muestra del despertar de la cultura en la vieja ciudad del nuevo mundo, fundada el 4 de agosto de 1497 por el Adelantado Bartolomé Colon.
Esta fiesta de la cultura y el turismo ocurre en un ambiente de seguridad que ofrecen policías de la Alcaldía del Distrito Nacional y agentes de la Politur, que protegen a los usuarios de los servicios de bicicletas, patinetas y del Chu Chu Tren en sus paseos por las vías ovandinas.
Pero todavía falta mucho por hacer. Los dolientes de la Zona Colonial quieren ver pronto el alumbrado soterrado, más limpieza, la bella calle El Conde libre de arrabalización. Mayor flujo de agua potable, calles de Ciudad Nueva mejor afaltadas, apertura de más parqueos, prohibición de la incidencia de predicadores cristianos con sus bocinas y voces estridentes, vacunación y control adecuado de los perros y perras que abundan en la zona. Y por último, la celebración del Carnaval de la Ciudad Colonial con los auspicios de los ministerios de Cultura, Turismo, la Alcaldía del Distrito Nacional, en coordinación con las juntas de vecinos.
Como se observa, la vieja ciudad se ve rejuvenecida con la restauración.