SANTO DOMINGO, República Dominicana.- ¿A dónde hemos ido a parar con el arte fotográfico?  Bueno con la fotografía -y porque eso que vemos en concursos fotográficos donde el interés es la promoción- no se puede llamar arte en el buen sentido de la palabra.

A mi personalmente me retrolleva al principio y final de los 70, al surgimiento de los grupos fotográficos de los cuales siempre renegué -Jueves 68 en especia- que como todo grupo termina subdividiéndose, desarticulándose o desmembrándose en otros; Fotogrupo y tantos más. Creaban las bases, autodenominaban los jueces y se otorgaban a sí mismos los premios.

Por el simple hecho de contener variables formales del arte, los amplios y complejos elementos de la composición visual y por ser un medio y una técnica y-o artesanado no se puede considerar arte, repito, la mayoría de las obras que aparecen en los concursos fotográficos actuales.

Tampoco sus promotores interesados solamente en las marcas que promueven y el atractivo que generan los eventos para sus instituciones, y los jueces vinculados,  acríticos en su afán protagónico de pretendida autoridad en la materia, no le están haciendo bien al arte fotográfico dominicano.

Vivimos un sin juicio estético, donde siguen imperando como en los 70, conceptos extra-artísticos como el amiguismo, la camaradería y hasta la filiación religiosa y la exaltación de sus temas a la hora de otorgar premios y distinciones.

Para empezar a desfragmentar el fenómeno, señalemos dos casos de concursos recientes, el de la Dirección General de Cine y el de Casa de Teatro, que lleva el nombre del iniciador de la deformación que ha sufrido el medio artístico, miembro fundador de los dos grupos antes mencionados.

Con el calificativo de Concurso Internacional Wifredo García donde sólo participan dominicanos y residentes, con cero atractivo mundial.  En ambos casos los temas aunque libres, respondían a un mismo interés promover el país el primero, y la ciudad intramuros de Santo Domingo el segundo, como locación y sujeto a representar.

De las bases las categorías:

El de Casa de Teatro estableció varias categorías seguro elaboradas por representantes de los grupos que aún operan, Monocromo, más bien debiera ser Monocromática, al referirse a la técnica de un solo color con degradación de tonos, Color, y la Fotografía Digital con el innecesario apelativo de Creativa, evidentemente categorías formales y técnicas. Finalmente la categoría temática o conceptual Convivencia y Tolerancia, estas subdivisiones en el arte son sectoriales y clasificatorias y no interesan desde el punto de vista general. La conceptual no deja de ser limitativa dentro de la infinita amplitud formal y creativa.

El primero en especial contó con la misma estructura establecida por Jueves 68 en su época en Santiago, República Dominicana. Un concurso público, con financiamiento de una institución autónoma del Estado, que se maneja como si se tratara de una empresa privada o un club de aficionados, al convocar mediante el arcaico y antitransparente recurso del anonimato, pero donde las obras son entregadas por sus autores y los organizadores conociendo su identidad mediante el acuso de recibo y entrega.

Cosa extraña y que sorprendió porque así no lo hizo con su primer Concurso de Fonprocine, a sobre abierto como se anuncia el próximo y como debe ser. En el caso de la DGCINE las bases establecían algo nunca visto, que todos los participantes concedían sus derechos patrimoniales por el simple hecho de inscribirse y participar, no por obtener premios. …Vaya!….

Como sucedía en Santiago también se operó con un jurado “secreto”, “desconocido” por los participantes que luego se hizo público, Domingo Batista, Juan Basanta, Pedro Genaro y Cutty Reyes, otra irregularidad un jurado par, donde se puede dar un empate en las decisiones a menos que se adopte el principio de la unanimidad de entrada o se prevea un sujeto dominante.

Lo cierto es que ese supuesto “secreto y desconocimiento” remora bajo el sol como tostada ingenuidad. Los primeros que lo dejan saber son su miembros, conviertiéndose en motivadores de la participación con colegas, amigos y relacionados.

La gran desilusión es que en el contexto de Descubre una Locación para el Cine

El amigo Juan Basanta quien debió ser el indicado para imponer un criterio, parece no tener claro de que se trataba una locación de exteriores.

Juan Basanta pone en evidencia que a pesar de haber estudiado y trabajar el cine, más que nada en comerciales y spots publicitarios, no tiene clara la idea del recurso y uso de un exterior para cine.

No se qué poder mágico, de hipnosis, o encantamiento, -seguro viene de Dios-, tiene Domingo Batista para imponerse en los jurados y lograr que se premien obras de tema o contenido religioso. Pasó en ambos concursos el de la DGCINE, “Descubre una locación para el Cine" y el de Casa de Teatro. En el primero, no se respeta el espíritu del concurso y se premia la fachada de una iglesia harto vista y conocida, de dominio público y que nada tiene que ver con sus intereses y objetivos.

En el caso del otro, con el tema de la Ciudad Intramuros igualmente una imagen con símbolos religiosos en franca promoción ideológica, en un momento donde casi casi todos sabemos de la decadencia, las fallas en la conducta y los principios de sus protagonistas independientemente de la falta de vigencia de la religión cristiana en el mundo contemporáneo que prefiero llamar extramoderno.

En Canadá espléndidos y hermosos templos han pasado a ser supermercados, o han sido asimilados por cadenas de tiendas, abandonados por falta de, no necesariamente creyentes, pero de seguidores y feligreses, en Alemania otras han pasado a ser instituciones culturales, galerías y museos, etc.,etc., etc….y en nuestro país ya saben…

Todos los días tenemos que soportar estúpidas opiniones e injerencias en el diario y cotidiano debatir de fórmulas y soluciones para nuestros graves y críticos problemas desde la óptica de las autoridades religiosas apoyados por los medios tradicionales e integrados a las estructuras de poder, a las que se doblegan empresarios, políticos y administradores del Estado que les interesa mantener en el oscurantismo y la ignorancia las masas para su control y sometimiento, igual autoengañados convencidamente en la consideración de que la iglesia todavía en nuestros días suma votos en unas elecciones aquí.

En el país de los ciegos en tuerto sigue siendo el Rey…

¿Dónde quedó el espíritu crítico de los años 70 y 80 que se expresaba confrontando las manifestaciones y producciones visuales, qué ha determinado que las voces de las opiniones que buscaban la superación y el desarrollo de la sociedad y el colectivo artístico hayan transigido apagándose?, por supuesto que la pretendida actitud de convertirse en personas  institucionales utilizando la profesión como recurso de relaciones públicas para el interés y bienestar propio.