La calle El Conde será por siempre centro de artículos, y de discusión sobre su suerte futura, sus historias, cada rincón que en ella subyace, y cada actividad que en diferentes épocas de la vida republicana capitalina se vivió.
En definitiva, chorros de tinta han sido y serán esparcidos y derramados, para el manejo de temas alrededor de esta emblemática vía, tanto por su importancia histórica, como por las características como espacio público abierto, con el consabido y fuerte predominio comercial que en ella se emplaza a todo lo largo y ancho en toda su extensión.
Hace un par de meses, mencionamos el relanzamiento de toda esta área urbana que incluyó, entre otros aspectos, una visita del Presidente a la zona,con autoridades municipales y varios Ministros gubernamentales, apoyando las iniciativas para el rescate del Casco Antiguo de la ciudad Primada de Las Américas, mediante un préstamo del BID,en una segunda fase, aún en proceso.
Sin embargo, colegimos que actualmente se está gestando todo el andamiaje logístico para la ejecución de tan importante obra, y que sin lugar a dudas, próximamente veremos iniciados los trabajos correspondientes a su rescate.
Habidas cuentas de la trascendencia que estas acciones suponen a través de la preservación de nuestra historia, su consolidación patrimonial, y la puesta en obra de un espacio que se encuentra totalmente degradado, como producto del descuido de las autoridades y de la grosera arrabalización por parte de los propietarios originales de los inmuebles esparcidos en el entorno.
Recientemente, se clausuró el único estacionamiento techado que existía, en un lugar táctico y privilegiadamente en la zona, como lo es el Estacionamiento de la calle José Reyes con Conde.
El mismo sirvió durante varias décadas como modelo sostenible, tanto por las facilidades que daba, así como por el precio a pagar por horas, de manera coherente, económica, y sobre todo lógica, equidistante y céntrica a todos los lugares de interés.
Y es que, si se desea estimular los aspectos funcionales para el desarrollo de este gran centro comercial al aire libre, sería previsible y conveniente, que se le brinde todo tipo de facilidades al visitante, prohibiendo el estacionamiento en zonas aledañas
Esto, para contribuir con el clima de seguridad, mismo que, sin ningún control, se ve afectado en cualquier lugar de la ciudad, mediante una red mafiosa de cuidadores de vehículos, existentes desde hace años, bien estructurada y dirigida, que tiene al borde de la desesperación a una gran parte de la población, apropiándose de los espacios públicos para estacionamientos en la ciudad, cobrando arbitrios que son de la única y exclusiva competencia de la Alcaldía del Distrito Nacional, y sin que ésta tome acción al respecto a través de la Policía Municipal, para imponer el orden, el respeto, y sobre todo hacer cumplir las leyes existentes.
En este tenor, las edificaciones para el uso de estacionamientos vehiculares, son una solución viable para el visitante a la zona, siempre y cuando se manejen mediante tarifas razonables que estimulen su uso, tal como el caso del mencionado inmueble de la José Reyes.
Se impone una vigilancia permanente de la Policía Municipal en todas las calles aledañas y, de ser posible, la instalación de parquímetros que le permitan a las autoridades municipales devengar arbitrios para el sostenimiento y mantenimiento constante de la limpieza y el buen estado en la zona.
Nos referimos en artículos escritos anteriormente sobre ciertos temas álgidos en relación al Conde, debido a que en ocasiones, hemos hecho hincapié en dotar de elementos que frenen la hostilidad climática existente por la incidencia del sol durante el día, mediante la dotación de profusas áreas verdes, carpas, velarias, aspersores de agua. Todo para bajar la temperatura, e inducir a un microclima que sea capaz de estimular el uso de esta gran plaza lineal en horas del día, de manera agradable y sostenible.
Esta vez, y aprovechando el deterioro que ha sufrido el mencionado estacionamiento, dado su uso y tiempo útil, se ha propuesto en varias instancias, su total demolición, para evitar una catástrofe de imprevisibles consecuencias.
Entendemos, sin embargo que esta acción constituye una magnífica oportunidad para proponer un estacionamiento subterráneo de 5 o 6 niveles, con la ubicación de sus accesos en el mismo sitio que actualmente ostenta.
La gran idea sería ocultar la figura del automóvil y en la superficie dotar de una plazoleta de área verde para integrarla a la calle El Conde , como forma de explotar el espacio lineal de plaza , y producir un oasis generado por la ampliación visual y física , dotada de árboles de sombra, áreas de descanso para el visitante, fuentes de agua fresca, muros, cascadas, jardines verticales, etc. y todo lo que contribuye al verdadero frescor del lugar.
Proponemos además , que esta Plazoleta se le asigne el nombre, con verdadero sentido de justicia social e histórica, tal como un Memorial de los Indígenas Aborígenes y Negros Esclavos Caídos de la Isla de Santo Domingo, como forma de resarcir de alguna manera el genocidio producido por el tema de la colonización en nuestra América Morena.
Si nos retrotraemos a la historia misma, escrita por cronistas de todos los confines que acompañaron estas travesías, podremos constatar que, en donde existían lugares de culto indígenas, los invasores lo sustituyeron por catedrales, como forma de imposición y dominio colonial y cultural, borrando cualquier vestigio, siempre, en nombre y con la vil excusa de la Cruz de Cristo y de la Evangelización del Nuevo Mundo.
Era el estandarte de la época, para justificar las atrocidades cometidas por estos invasores a tierras extrañas.
En esta plazoleta propuesta, además de darles facilidades de estacionamiento a los visitantes al Casco Antiguo de la Ciudad, sería tomada para resarcir una lamentable historia, con un recorrido de estatuas y tarjas explicativas, que permitan transmitirles a ésta y a las futuras generaciones la verdad histórica, para que jamás se vuelva a repetir.
Queremos soñar, no solo lo que implica el compromiso con esta verdad, sino con un espacio de quietud, verde, sosegado, integrado a la calle El Conde, que , con todas las ideas propuestas en artículos anteriores sobre lo que entendemos debería ser esta emblemática vía conectiva del Muelle de la Terminal Don Diego con el Altar de la Patria, sitio digno y solemne de Nuestros Patricios, sea objeto de una verdadera proyección turística, cultural, comercial, contribuyendo de manera sólida al reforzamiento y consolidación de nuestra historia y su justicia objetiva, a través del eje más importante de la Ciudad Antigua dentro de la gloriosa Villa de Santo Domingo de Guzmán, sede de la Primacía en América.