Centro Cultural Eduardo León Jimenes (en lo adelante CL)
Fondo Fradique Lizardo de Folklore Dominicano (en lo adelante FFL)
Artículo. (IV). La pesca y la caza como actividades tradicionales de subsistencia de los dominicanos (a propósito de mi trabajo con el FFL del CL).
En los años 1975, 1977, 1981 y 1985, en La Revista ¡Ahora! y en los periódicos, El Caribe y El Listín Diario, autores como: Pedro Borrell, Bernardo Vega, María Ugarte, Gina Sánchez Parra y F.S. Ducoudray H. (entrevistando a Fradique Lizardo, único que se refiere a la caza), escribieron por separado y como coautores, abordando el tema de la caza y la pesca tradicional, destacando la relación de éstas con la cultura indígena y africana, dando detalles de técnicas ancestrales, lugares relacionados, variedad de productos y explicando su rol como parte del proceso sociohistórico y cultural relacionado.
Como era de esperarse, por lo que ya hemos comentado en otros escritos de esta serie, el gran folklorista Fradique Lizardo recortó y guardó para la posteridad esos artículos que reposan en el FFL del CL y son objeto de digitalización, catalogación y puesta en valor para interesados en este tema.
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En las técnicas de pesca, destaca el uso de herramientas como: Chinchorro (al parecer, el más usado y popular, por su fácil manejo y la cantidad de captura), nasa (caja de madera forrada con la maya), atarraya, tramayo y corrales de pesca. Para la caza se mencionan: Tira piedras, higüero puesto en la cabeza del cazador que se sumerge en el agua (para atrapar flamencos), canasta de palitos, ramas o palitos con ega en la copa de los árboles.
En cuanto a los lugares de investigaciones para estos artículos escritos por estos autores están: Golfo de la Flecha, Maimón, Barahona, Laguna del Limón, Miches, Río Ozama, Soco, Chavón, Los Bajos de Haina, Rio Tábara en Barreras, Cambita, Lago Enriquillo, Cumayasa, Higuamo, Los yagrumos en Samaná y Playa del Castillo en Manresa.
En relación con los productos capturados con la pesca y caza, se mencionan: truchas, lisas, camarones blancos, macarras, róbalos, jureles y tilapias, también, machuelos que son peces que andan en cardúmenes como las sardinas y careyes, carites, colirubia, colorado y otros. Entre las carnadas se menciona al calamar y las sardinas. Entre las aves están, pequeñas voladoras, flamencos, rolones, perdices y guineas.
En relación con el proceso social, histórico y cultural.
Vega- Borrell mencionan que la tilapia fue introducida después del 1957 y que los Corrales funcionaban como viveros ya que ahí podían almacenar los peces vivos por varios días como reserva alimenticia. También, que la boca de los ríos o lagunas fueron fuentes de alimentación qué justificaban poblamientos indígenas cómo lo prueban los hallazgos arqueológicos de la desembocadura de los ríos en Maimón y el Zoco, entre otros.
En su artículo conjunto del Listín Diario del 1977, Vega y Borrell mencionan a los cronistas Oviedo y Las Casas, este último, dice que Sebastián de Ocampo vio en Cuba estos corrales de pesca, que también se reportan aquí como herencia cultural de los tainos y que son hechos a base de cañas y palos de mangle, trenzados con bejucos.
En su artículo de El Caribe del 1981, María Ugarte destaca que una familia de Samaná (del sector Los Yagrumos), la del Sr. Francisco Báez, son dueños de una empresa de pescadores y son descendientes del presidente Buenaventura Báez, que era dueño de terrenos en Samaná, donde un miembro de la familia conserva celosamente el testamento del presidente Báez.
Por su parte Lizardo en su entrevista en la Revista ¡Ahora!, afirma que en el caso de la pesca hay influencias indígenas y africanas mientras que, en la caza de aves con pega o ega, dice que no es, o no se puede clasificar como indígena, ni africana ya que está documentado que, en el caso del árbol del cual se saca esta pega, fue introducido al país por los ingleses, mientras menciona otras técnicas interesantes para cazar guineas salvajes y flamencos en el Lago Enriquillo. Según Lizardo, el rendimiento de estas técnicas de caza es exiguo y solo dan para comidas y no para ventas.
En relación con la pesca con la técnica de las nasas, dice que es un ejemplo de cestería que tiene en África un equivalente exactamente igual, por lo que puede afirmarse como innegable la influencia africana en ese sistema en los dominicanos, atribuyendo a los Tainos el uso del Guanibre o “Palo de borracho”, que por cierto, lo menciona el artista Luis Días en una de sus canciones, como técnica de pesca.
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Dice que la pesca en muro es un círculo de piedra con una abertura donde los peces al entrar luego no pueden salir y los muchachos lo capturan, por igual se refiere a la pesca en corrales, que son varios palitos en círculo en el mar, con una boca estrecha que a los peces les facilita entrar y les dificulta salir. Señala ambas prácticas como de origen africano ya que vio practicarla en Los Minas, en el Río Ozama que siempre fue zona de negros.
Datos interesantes de la época, son las cantidades capturadas, precios de herramientas y productos, con valores impensables en la actualidad.
-Algunos pescaban hasta 3,700 libras, algunas de las cuales se perdían por las condiciones comerciales de entonces.
– Según Ugarte, en la venta de pescado en Samaná, un quintal valía RD$ 1.00 sin salar y RD$ 7.00 salado, y ni hablar del ínfimo costo de las redes mencionada por Borrell, quién más escribió de la pesca, según estos artículos del FFL.
– Entre los colegas, los pescadores se vendían -25% del costo del pescado.
-Los comunitarios compartían El sufrimiento o la alegría de la pesca, la angustia de los peligros del mar y la falta de relevo que se daba y aún se dan, en las tradiciones. De esto comenta Gina Sánchez, en su artículo del Golfo de la Flecha y dice que aún y esos peligros, los pescadores se aferran al oficio heredado de sus ancestros. La caza es mayormente para consumo. Estos artículos hablan de actividades de acción prolongada entre familias y pueblos estudiados.
De estos y otros temas, seguiremos comentando en esta serie.