Desde que, en el año 2013, se aprobó la Ley 26.862 de Fertilización Asistida en Argentina, mujeres solas o en pareja pueden lograr la maternidad con tratamientos gratuitos. Gracias a la implementación de esta norma se duplicó el número de tratamientos de fertilidad. Una excelente alternativa es la ovodonación para los casos en los que no se pueden utilizar los óvulos propios para concebir. Con la postergación de la maternidad, este tipo de tratamiento es, cada vez, más demandado y normalizado.
Durante las últimas décadas hemos presenciado múltiples cambios importantes como el desarrollo de la tecnología y su contribución en todas las aéreas de la ciencia, la globalización mundial de la economía y las comunicaciones, como diría Heráclito “todo cambia y, hasta las cosas permanentes o más duraderas, están sujetas a una mutación continua”. Es por ello que la sociedad en su estructura ha ido realizando cambios intensos, también la construcción familiar se ha ido re-significando debido al surgimiento de nuevas formas de familias. El concepto del “instinto materno” comienza a ceder su lugar al “deseo”, dándole paso a una maternidad más planificada y, como consecuencia, se producen nuevas formas de concepción de la maternidad, con una mirada más amplia. En este contexto, ese deseo, personal y subjetivo, se fortalece con la implementación de nuevas técnicas científicas que ayudan a muchas mujeres a ser madres.
La sociedad está tratando temas como la postergación de la maternidad. En la actualidad, existen diferentes tipos de tratamientos para la concepción tales como la inseminación artificial, la fecundación in vitro, inyección intracitoplasmática, la ovodonación o la subrogación de vientre. Estos tipos de tratamientos son cada vez más demandados y normalizados, es por eso que los aportes hechos por la ciencia han producido cambios en las leyes que regulan cada procedimiento.
En el año 2013, durante el mandato de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, se reglamentó la Ley Nº 26.862 de "Acceso integral a los procedimientos y técnicas médico-asistenciales de reproducción médicamente asistida" a través del Decreto 956/2013. Esta ley brindó la posibilidad de que una gran cantidad de parejas que luchaban por ser padres y no contaban con los medios para acceder a un tratamiento de fertilización, pudieran llegar a un diagnóstico y tratarse a través de las obras sociales y empresas de medicina prepaga.
Esta nueva legislación se inscribe en el marco de la ampliación de derechos que caracteriza los avances dispuestos por el Gobierno Nacional, contemplando de manera igualitaria e inclusiva los derechos de toda persona a la paternidad/maternidad y a formar una familia, reconocidos por nuestra Constitución Nacional y Tratados Internacionales con rango constitucional. Entonces, al no considerar la infertilidad como una enfermedad ni establecer restricciones por edad, estado civil u orientación sexual, quedó abierta la puerta para que las parejas homosexuales y las mujeres solteras también puedan acceder a las técnicas de baja y alta complejidad que incluyan o no la donación de gametos o embriones. En caso que, en la técnica de reproducción asistida, se requieran gametos donados, la misma nunca tendrá carácter lucrativo o comercial.
En el 2018, gracias a la implementación de la ley en Argentina, se duplicó el número de tratamientos de fertilidad. Actualmente, según la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER), se registran, al año, 21.000 ciclos de fertilización de alta complejidad frente a los 10.000 previos a la sanción de la norma en 2013. Sin embargo, expertos afirman que el país aún está muy lejos de alcanzar su potencial, estimado en 60.000 fertilizaciones anuales.
El Estado Argentino, entre el año 2016-2017, instaló consultorios de fertilidad en cada una de las provincias. Hay tres centros de alta complejidad: En Córdoba, Tucumán y Bahía Blanca (Buenos Aires) y, recientemente, de acuerdo a lo informado por Nicolás Neuspiller, coordinador general del Programa Nacional de Reproducción Médicamente Asistida del Ministerio de Salud de la Nación, se firmó un convenio con el Hospital de Clínicas, en la Ciudad de Buenos Aires.
DEL 25 AL 30% DE LAS PACIENTES DE FERTILIDAD RECURREN A LA OVODONACIÓN. A los 40 años las mujeres tienen menos del 10% de probabilidades de lograr un embarazo, por lo que usualmente recurren a la Ovodonación. Pueden ser donantes de óvulos mujeres sanas entre 18 y 32 años, a quienes se realiza una evaluación clínica, psicológica y ginecológica integral. FUENTE (IVI.COM.AR)
Por ley, cada obra social y prepaga debe cubrir el tratamiento. Los métodos más utilizados son: (agregar imagen del cuadro con los tipos de tratamientos).
La Ovodonación es un tratamiento de Reproducción Asistida en la que el gameto femenino es aportado por una mujer distinta de la que recibirá el embrión resultante. El 65% de los tratamientos de ovodonación se hacen en mujeres que han fracasado en la fertilización con sus propios óvulos. El crecimiento de los procedimientos de ovodonación se debe, en parte, a que -en promedio- las mujeres concurren a su primera consulta por problemas de fertilidad a los 38 años, cuando la viabilidad de sus propios óvulos ha decaído notablemente.
“En la ley está contemplado el tratamiento con gametas donadas, el tema es que, algunas prepagas y obras sociales, se escudan en que hay centros de fertilidad que no están habilitados por el Registro Federal de Establecimientos de Salud (ReFES) como centro con banco de gametas (semen y óvulos) y niegan la cobertura" agrega el DR. Sergio Pascualini médico ginecólogo especialista en fertilidad.
“Según estadísticas globales, del 25 al 30% de las pacientes de fertilidad recurren a esta técnica, mediante la cual los óvulos de la donante son inseminados por los espermatozoides de la pareja de la receptora o de un donante para obtener embriones que luego se transfieren al útero materno” explica el Dr. Fernando Neuspiller, director de IVI Buenos Aires.
Para Stella Lancuba, titular de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva, para el período 2019-2020, “La efectividad de los tratamientos de fertilización asistida convencional está supeditada, fundamentalmente, a la edad materna, los factores que causan la dificultad reproductiva, por ejemplo, la calidad espermática y la llamada reserva ovárica. Un aspecto que recientemente ha tomado relevancia es el número, la calidad y el estadio evolutivo de los embriones transferidos en el útero, considera la especialista”. De acuerdo con el registro nacional, en Argentina se realizan 21000 ciclos de fertilización asistida y se estiman alrededor de 5000 nacimientos por año. Desde su punto de vista, las estadísticas arrojan que, si una paciente congela sus óvulos antes de sus 30 años, la tasa de embarazos excederá el 80% por ciclo y el número de óvulos obtenidos probablemente supere los 10 ó 20. Si la criopreservación se hace entre los 30 y 35 años, tal probabilidad baja a 40% por ciclo.
¿Cómo funciona la ovodonación?
La donación de óvulos u ovodonación es un acto noble y desinteresado que realizan las mujeres donantes mayores de 18 años y menores de 34 que se encuentren en buen estado de salud. Esta donación de óvulos les permite a muchas mujeres hacer realidad su sueño de ser madre. El proceso de donación de óvulos es seguro, incluyendo la realización de pruebas diagnósticas previas y no tiene ningún efecto sobre la fertilidad futura de la donante.
¿Quién puede donar? Para poder donar sus ovocitos en un centro de fertilidad hay una serie de requisitos previos que se deben cumplir: -Tener entre 18 y 34 años -Tener la posibilidad de asistir a la clínica alrededor de 4 a 5 veces durante la duración del tratamiento -Estar sano, sin antecedentes de enfermedades de transmisión sexual, trastornos genéticos u otros.
Para ingresar en donación de óvulos, las indicaciones consisten en identificar las patologías que evidencian la disminución o ausencia de adecuada función ovárica, como en los casos denominados falla ovárica prematura, genéticas, quirúrgica, quimioterapia o radioterapia.
Una indicación cada vez más frecuente es la edad materna avanzada o mujeres que han fracasado en tratamientos con óvulos propios. Es una modalidad terapéutica que ha permitido el nacimiento de miles de niños en el mundo revirtiendo cuadros de infertilidad de otro modo irreversibles.
También permite la gestación a parejas igualitarias, donde una mujer aporta el óvulo y otra es gestante. Los criterios de selección de una donante potencial se realizan estudiando el estado de salud de la misma en mujeres menores de 35 años; analizando sus hábitos, conjuntamente con el descarte de antecedentes de patologías específicas y antecedentes psicosociales. Luego se realizan estudios genéticos variables y el descarte de infecciones.
El congelamiento de óvulos o preservación de la fertilidad es recomendable hacerlo a temprana edad. Las estadísticas muestran que, si una mujer congela sus óvulos antes de los 30 años, la tasa de embarazos será superior al 80% por ciclo y el número de óvulos obtenidos probablemente supere los 10 o 20 óvulos. Si se realiza la criopreservación entre los 30 y 35 años, la probabilidad desciende a 40% por ciclo, pero si lo hace luego de los 35 años la tasa de embarazo disminuirá a la mitad por ciclo, por tal motivo sería recomendable realizarla antes de esta edad.
Si una mujer desea postergar su maternidad por diferentes motivos más allá de los 30 0 35 años, sería recomendable que verifique sus óvulos y los mantenga congelados en nitrógeno, ya que en el ovario están en permanente proceso de maduración y aún de envejecimiento y esto es completamente asintomático, existiendo riesgo de dificultades reproductivas futuras.
El estudio genético pre-implantorio es un estudio necesario que deben hacerse mujeres mayores de 35 años. Este estudio ayuda a identificar y estudiar las características del ADN del embrión y su patología en la etapa previa a la transferencia del embrión en el útero en el marco de un procedimiento de fertilización. Es recomendable su realización en mujeres mayores de 36 años con dificultades reproductivas causadas por aborto recurrente, presencia de alteraciones de los espermatozoides o fallas previas de implantación embrionaria luego de un tratamiento de fertilización. Es debido a la realización de este estudio que se logra transferir al útero embriones con mayor probabilidad de implantación y menor riesgo de aborto. La ventaja de esta metodología es permitir una mejor selección del embrión y minimizar los fracasos de los tratamientos de fertilización asistida.
La problemática de la ovodonación, según la Dra. Stella Lancuba es que, en Argentina, ha crecido enormemente la demanda de este tipo de tratamiento, con casi dos mil tratamientos por año de ovodonación, con un bajo número de donantes. Cuando se empezó este programa de fertilización asistida en argentina se donaban los óvulos excedentes de las pacientes que consultaban por fertilización, cuando aparece la técnica de congelamiento efectivo de óvulos, proceso por el que se pueden guardar los óvulos excedentes, la donación de paciente a paciente mermó de una manera considerable. Otro de los inconvenientes que enfrenta la ovodonación, es la mismo que enfrenta la donación de órganos, no hay la suficiente cantidad de donantes, entonces es muy importante que se difunda esta situación, porque la Argentina necesita una mayor transparencia, y una mayor solidaridad, en este aspecto, ya que tanto la ovodonación como el alquiler de vientre, tienen en común la prohibición de compensar económicamente al donante y, es en este punto en el que necesitaría una modificación en el marco regulatorio, donde se estipule quién dona, quièn puede donar y el tema de la identidad futura del bebé. La Argentina -a nivel nacional- tiene una gran asignatura pendiente que es la creación de una institución que promueva la donación de gametas y que contribuya a organizar este sistema, insistió Lancuba.
La norma también establece que la donación sigue siendo anónima, con el objetivo de resguardar la identidad de la donante, pero eso no significa que no se conozca, ya que figura en las historias clínicas de cada Centro. El día de mañana, cuando el niño sea mayor de edad, si lo desea, tiene derecho a conocer la identidad de su donante. Por ello también es fundamental tener en cuenta que un donante no es padre, este es un concepto relevante y aún reconocido por la legislación nacional e internacional.
Históricamente la donación más frecuente en el mundo se realizó en forma anónima. Esto significa, con resguardo de la identidad donante – receptor, guardando un registro y conservación de estos datos en el centro de fertilización. Este modelo permitió reclutar un alto número de donantes pero, es muy debatido porque genera conflicto respecto al derecho del niño de conocer la identidad del donante.
En el extremo opuesto figura la donación abierta, en la cual se manifiesta la identidad del donante. Puede ser relacional como, por ejemplo, a partir de un familiar u otra persona donde, mediando una evaluación psicosocial, se dona con conocimiento de identidad. En una investigación realizada en CIMER, se evidencia que el 37% de las donantes que se acercan a esa institución refieren que donarían revelando identidad. Sin embargo, otros estudios reflejan que, en Argentina, más del 50% de las parejas receptoras de óvulos no han revelado a sus hijos por qué técnica fueron concebidos, por lo tanto, se observan a nivel social variantes o contradicciones respecto a cómo los padres revelan a sus hijos cuestiones que por otra parte son de carácter íntimo.
Por su parte, Gisela de Antón presidenta de la Asociación Civil sin fines de lucro de Pacientes que nuclea a personas con trastorno en la reproducción, manifestó que: “Aceptar la ovodonación es un proceso que lleva tiempo, muchas veces deben atravesar un ‘duelo genético’, que -en algunos casos- podría llegar hasta comienzo del embarazo. Lo más aconsejable es que hagan ese duelo genético antes de iniciar el tratamiento de ovodonación para poder disfrutar plenamente del embarazo. Sabemos que, a partir del nacimiento, todo se re-significa, quedando atrás cualquier viejo fantasma. Luego, todas manifiestan el deseo de agradecer a las donantes.
La maternidad debe ser deseada, puede ser programada o asistida, pero no es un rol obligatorio, cada mujer puede decidir cuándo ser madre, otras pueden optar por no serlo pero, la decisión tardía no implica perderse de esta posibilidad. La sociedad está cambiando y, antes, lo que era una imposición, hoy es una elección. La idealización de la maternidad convive con muchos factores que atraviesan la vida de cada mujer donde la mujer, en estas últimas décadas, ha sobresalido no solo por su rol de madre sino, también, por su diversificación de roles debido a que podemos ser profesionales, emprendedoras y madres al mismo tiempo.
Sabemos que el reloj biológico no se detiene, que existen distintas patologías, ya sea en el hombre, en la mujer o en ambos, que afectan el proceso de fertilidad al momento de concebir. Es por ello que se hace necesario recurrir a especialistas en medicina reproductiva, quienes trabajan en conjunto con otros especialistas, logrando formar un equipo multidisciplinario, quiénes, a través de la ciencia en fertilidad y reproducción asistida y de la mano de políticas públicas que acompañan estos avances, van colaborando con el empoderamiento de la mujer, transformando la maternidad en una elección a la que la ciencia contribuye.