Retuitear, sería el verbo promisorio que caracterizó la noche del 25 de septiembre, en la Quinta Dominica.
La amenaza de lluvia impidió que la luna lunita, luna lunera estuviera con jazzómanos y jazzómanas.
Esta vez estaban mezclados, muchos jóvenes que querían estar en la Noche del Rey de New Orleans, Louis Armstrong.
Legiones de ávidos y ávidas, entusiastas y todo por la gran sonrisa eterna de Louis, siempre Louis.
Un simpático tuitero, llamado Luis Desangles, con más ánimo que el mismo ánimo, con su twitter en resgistre, cual amistosa arma electrónica de estos tiempos, como si el twitter fuera un clarín, llamó a sus tropas juveniles, que llegaron en truya alegres, deseos de verses iluminados por el brillo claroscuro de la pantalla, hogar y vida de Louis Armstrong por el momento, nadie sabe si ese ser único resucitará, según sus creencias de mejor ser humano.
Fue la noche del Rey de New Orleans, los tuits eternizaban a Louis Armstrong y en los cuadrantes de los hiper Pad, su foto relucida rodando por las redes desde @jazzomaniard, pasando por @Marisol Fermin, que se excusaba por esta vía mágica en el aire y deseaba a Jazzomanía lo mejor por la noche del Rey de New Orleans, luego pasaba la red y envolvía a @luito_desaangles, que anunciaba al mundo que la Noche del Rey de New Orleans era un regalo, un regalo ¡y qué regalo!!.
Shida Olmedo y Ana María Bustos, pegaron un grito al cielo cuando Louis Amstrong salió abrazado con Barbra Streisand, unidad en la diversidad, negros y judíos americanos en el júbilo de Hello, Dolly, como si fuera en la película misma, con todo y decorado
La noche se inició con unos obstáculos técnicos nada comunes en las presentaciones de los Video Jazz Session. La gente esperó todo el tiempo posible, habrá que agradecerle ese esfuerzo de paciencia y decencia. Finalmente, todo resuelto, Shida Olmedo y Ana María Bustos, pegaron un grito al cielo cuando Louis Amstrong salió abrazado con Barbra Streisand, unidad en la diversidad, negros y judíos americanos en el júbilo de Hello, Dolly, como si fuera en la película misma, con todo y decorado.
Aquella noche, se pudieron ver miles de rostros Armstrong, miles de Louis, por todas partes, en todas las sombras, por todos los techos, entre las luces de colores del salón, todo era Louis Armstrong.
Renaud Anselin amenaza con irse, con cara de asueñado, volvió a la Quinta, el misterio Louis Armstrong hace milagros.
Este señor cuando se va, nunca regresa, especialmente si en cada sueño Louis Armstrong pudiera aparecerle dibujado en acuarela en un mango verde, cosas de Louis.
Continuaron los retuiteos, eran alarmas largas de corazones contentos, plasmados en pantallas minúsculas, fotos casuales.
Crispín Fernández, con su contagio musical llegaría acompañado de un joven apellido Parra, graduado de Jazz en Berkley, grato honor, él quería también rendir tributo a Louis Armstrong.
@dianeprince, asegura que le encanta ese Planeta jazz de Jazzomanía, de los Videos Jazz Session -que por cierto se hacen cada vez más populares- y envía un bello mundo cargado de notas musicales.
Aquella noche del Rey de New Orleans bajo techo y amenaza de lluvia nocturnal, tenía loco a Tony Domínguez, recién llegado de un baño de festivales de jazz, enamorado del País Vasco, se alegraba del repertorio de Louis Armstrong aquella noche del mismo Louis.
La vida y su posibilidad neta de hermosura se hilvana con momentos como el 25 de septiembre, jueves, la noche del Rey de New Orleans, Louis Armstrong, quien con un tinte de melancolía despide esta crónica que lo recordará para siempre, con su voz y su nostálgica sonrisa de niño grande y bueno.
Cuando esta crónica se termine, cuando no puedan leer ni una letra más, más abajo les espera Louis Armstrong recordando cuando es tiempo de dormir en el Sur abajo (When It’s Sleepy Time Down South ) y entonces estas letras desaparecerán, para dejar paso el Rey de New Orleans, Louis Armstrong, como los grandes aguaceros grises en el Mississippi River, he aquí su voz y su cálido recuerdo (CFE).
Escuchar a Louis Armstrong