(Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez)

Contar la historia real de los hechos tangibles, desde la pasion del narrador, es un sesgo que limita el alcance de lo contado, reduciéndolo a ficción que nada más tiene cabida en la mentalidad del vencedor. Si de algo grave adolece nuestra historia, es que ha sido contada y escrita desde la voz y la mirada del "vencedor". Eso obliga a que en nuestro país hay que reconstruir nuestra historia, tenemos derecho a saber qué es lo que realmente hemos sido y lo que en verdad somos.

Realmente no somos lo que, en la mayoría de los textos de historia nos dicen que somos. Entonces, iniciemos la reconstrucción de lo que en verdad siempre hemos sido: Un pueblo en permanente lucha por su emancipación social y libertaria, desde su nacimiento, antes de ser una nación (1844).

Desde esa mirada distinta y distintiva, es que encontramos en esta obra titulada "La isla montonera" (1912-1916), (Impresión Somos Artes Gráficas, calle 8 No. 84, Ensanche Las Américas. Santo Domingo, República Dominicana, 2016), del diplomático dominicano Pastor Vásquez, un enfoque documentado, sobre los hechos históricos que envolvieron la isla (Haiti y República Dominicana), durante esos convulsos cuatro años de vida republicana, en medio de los marcados intereses del naciente imperio norteamericano, sobre la riqueza natural de la isla.

No olvidemos que ya para los años 1905/1908, las finanzas nacionales estaban siendo administradas por los controles aduaneros norteamericanos, dando lugar a la primera intervención (financiera y legislativa norteamericana) en nuestro país, materializándose de manera bélica con la intervención militar 1916-1924, lo cual prohijó aquella dictadura atroz de 30 años, representada por Rafael Leonidas Trujillo Molina (1930/1961), contra el pueblo dominicano.

Esta obra está avalada por una extensa documentación diplomática, la cual ha sido utilizada como soporte o prueba de lo expuesto en el discurso, por parte del sujeto-autor. Es una investigación que no necesita ser explicada, porque ella misma expresa su valor como recurso probatorio de lo dicho. Aquí el investigador ha sabido recurrir a los archivos diplomáticos de ambos países (Haití y República Dominicana), para ir diseñando la otra historia que nos cuentan, con el efinido objetivo de ir esclareciendo una parte muy importante de nuestro discurrir histórico nacional.

En su corpus estructural discursivo, la obra consta de un prólogo, una introducción, siete (7) capítulos, un valioso documento anexo que recoge la "Convención Entre Haití y los EE UU". (Resumen). (Ratificada el 17 de septiembre de 1915 y el intercambio de ratificaciones en Washington el 3 de mayo de 1916) y una relación bibliográfica de gran valor para la consulta, por parte de los estudiosos de nuestra historia nacional.

He aquí cada cada paso que se encaminó para el asesinato del expresidente dominicano Ramón (Món) Cáceres, en noviembre del 1911, seguida de una revolución producida en Haití por el general Cincinnatus Lecontec, quien había hecho huir al entonces presidente de la República de Haití, Antoine Simon, mientras en el 1912, un estallido en el Palacio Nacional haitiano, acabó con la vida del General Cincinnatus Leconte.

Leer esta obra nos induce a aproximarnos a la dura realidad de la isla y nos conlleva, paso a paso, ver cómo y de qué manera, ambas patrias han ido sufriendo sus propios Dolores, cada una desde su perspectiva de nación vigilada por el poder colonial, esclavista, ya sea con el apoyo de la naciente oligarquía de ambas islas o por la imposición de los colonialistas europeos o anglosajones. La verdad es que ambas islas, han tenido que trillar angostos senderos…y calgar su dolor sobre sus pateadas caderas, a pesar de las pugnas internas, muchas veces creadas y otras tantas veces originadas por las realidades políticas financiadas por los Estados comprometidos por el nuevo orden mundial.

Leer esta obra es aproximarnos a nosotros mismos. Es mirarnos desde una misma perspectiva de razonamiento crítico. No como "dos enemigos irreconciliables", como algunos han querido imponer, sino como dos naciones con sus realidades políticas y económicas, asumiendo sus compromisos estatales, cada una respetando su derecho a ser y a existir, asumiendo cada una su derecho a la autodeterminación.

Aquí podemos encontrar los caminos precisos que nos conllevan a ver que, del 1914, en adelante, "llega al poder el general Juan Isidro Jimenes, quien había ganado las elecciones organizadas por el presidente provisional Ramón Báez, y ya en el 1916, aparece el general Desiderio Arias, entonces Ministro de Guerra y Marina, quien se levantó en armas contra el gobierno. Esa acción sirvió como una de tantas excusas, para la intervención norteamericana del 1916, al 1924″ (p.15).

Es una obra contada desde el soporte de las pruebas. Es una dialogía del sujeto que narra su propia historia. No hemos dejado de ser "los montoneros". Más aún, somos los cimarrones, aquellos que, a pesar de asumir su realidad estatal, ha sabido y sabe levantar su bandera libertaria.

El buen uso de los documentos diplomáticos y consulares, han permitido que el actual Ministro Consejero en la Embajada de la República Dominicana, en Haití, Pastor Vásquez Frías, por sus investigaciones sobre nuestra historia, fue reconocido con el Premio Nacional de Historia "José Gabriel García", en el 2014, por su obra titulada "Misiones Dominicanas en Haití". Eso indica que este que hoy nos cuenta esta historia, lo está haciendo desde un diálogo franco, sin mordazas, como una forma simple de reencontrarnos, para establecer esta dialogía con nuestra propia historia, con nosotros mismos, como isla, como trópico caribeño y cimarrón.