SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El arte a lo largo de la historia ha demostrado que no es sólo para la contemplación y recreación, sino que es también herramienta revolucionaria que puede provocar cambios sociales.

Así lo demostraron durante el Siglo XIX, Juan Pablo Duarte y sus colaboradores independentistas.

El conocimiento de la figura de Duarte demuestra que era un hombre, además de sensible y revolucionario, observador y creativo, por eso durante su estancia en Cataluña, España, se disparó en él la idea de crear un grupo teatral para transmitir ideas independentistas.

Estando en el país europeo se dio cuenta que durante el dominio francés, el teatro fue utilizado para excitar el nacionalismo.

Así fue como el Padre de La Patria, junto a otros fervientes creyentes de la causa anti dominación creó La Filantrópica. Los patriotas Juan Isidro Pérez, Jacinto de La Concha, José María Serra y Tomás Troncoso fueron algunos de los célebres personajes de la historia nacional que participaron en los montajes de las obras presentadas.

Santo Domingo, una ciudad poco acostumbrada a estas actividades artísticas, acogió de buena gana la primera obra presentada por el grupo. Se trató de “La viuda Padilla”, interpretada en esa ocasión por actores improvisados.

El texto de esa primera obra,  fue traída por el mismo Duarte, y es de la autoría del escritor Martínez de La Rosa.

Miguel Guerrero fue quien tomó en sus manos la transformación de “La cárcel vieja” en una especie de teatro. Al menos, la edificación servía para la presentación de obras patrióticas que sirvieron de canalización de las ideas de los trinitarios.

Un montaje que ridiculizaba las autoridades francesas que gobernaban España durante la dominación napoleónica fue lo que incitó al gobernador de Santo Domingo a irrumpir en la sala repleta de público.

“Me quiere llevar el diablo cuando me piden pan y me lo piden en francés”, decía uno de los parlamentos de los actores. Se dice que el gobernador Carné pidió que le fuera entregado una copia del texto de la obra.

Carné constató que las frases anti francófonas estabas en el texto. Aunque el teatro no fue clausurado las medidas de vigilancia arreciaron.

A pesar de las amenazas, La Filantrópica marcó un referente que siempre será icono de la función social y política del arte.