La entrada a Santo Domingo: Historia de una idea (A propósito de la remodelación de la plazoleta La Trinitaria)

La remodelada plazoleta La Trinitaria. Fuente: Alcaldía del Distrito Nacional.
La remodelada plazoleta La Trinitaria. Fuente: Alcaldía del Distrito Nacional.

Esta semana Santo Domingo cumplió 521 años desde su fundación, y también nuestra ciudad amaneció con una nueva entrada a través de la recuperación y puesta en valor de la Plazoleta La Trinitaria.

En el 2016, la nueva gerencia de la Alcaldía del Distrito Nacional (ADN) encuentra retos a todas las escalas y dimensiones de la ciudad, acumulados por casi dos décadas. ¿Por dónde empezar? Además de atender urgencias y problemas del día a día, mientras planifica su ordenamiento territorial con visión a futuro, el ADN decide acertadamente recuperar los espacios públicos estructurantes del tejido urbano de Santo Domingo: El Malecón incluyendo el Monumento a Montesino que une el frente marítimo con la Ciudad Colonial, y la Plazoleta La Trinitaria.

Estos proyectos fueron en su momento ejecutados y apoyados por los Presidentes de turno y hoy, están bajo el liderazgo de la Alcaldía, la cual ha respondido a estos retos desde una visión técnica y gerencial, recuperando componentes del tejido articulador de la ciudad en términos físicos, pero también en términos del imaginario urbano y de nuestra memoria colectiva, como una manera de ver la historia como proceso también urbanístico y como reinvención de un Santo Domingo que debe llegar ya a un adulto siglo XXI.

De todos estos proyectos que se han desarrollado en menos de tres años, quiero hacer énfasis en la recién renovada Plazoleta La Trinitaria.

La plazoleta, inaugurada en el 1966 por el Dr. Joaquín Balaguer, fue diseñada por el arquitecto paisajista Benjamín Paiewonsky y el arquitecto Rafael Tomás Hernández (ambos dominicanos), y vale destacar de este proyecto:

  • Del diseño original, es de especial interés los patrones geométricos del pavimento, muy atrevido para su momento, y que nos recuerda a Burle Marx (brasileño), a quien se considera uno de los mejores paisajistas del siglo XX, y amigo de Paiewonsky.
  • Como mensaje simbólico y expresión de arte, la escultura de Prats Ventós (domínico-catalán), quien creó una de las piezas de mi ciudad que más me llamó la atención como estudiante de arquitectura en la UNPHU. Es la pieza que dio en ese momento la escala vertical y de monumento a la plaza, representando de manera abstracta a La Trinitaria en tres piezas de hormigón, un material muy explorado por el movimiento moderno, y que me hace recordar las piezas que sostienen el Palacio de Planalto (Casa de Gobierno de Brazil y diseñado por Oscar Niemeyer). Es una escultura, pero su presencia formal es ese intermedio muy encontrado en el siglo XX, entre arquitectura, urbanismo, estructura y arte.
  • Ambas, la idea de diseño y de significación histórica de la escultura, se desarrollan respondiendo al estado del arte de sus respectivas disciplinas, a un moderno limpio, innovador, al mismo tiempo que lograron responder al momento histórico específico que vivía el paí Traduciendo así en lo físico, un cambio político post-guerra civil del 1965 que desdibujara el recuerdo de la intervención americana en el lugar cercano al enfrentamiento más icónico de la revolución de abril, haciéndonos revisitar a través del mensaje de la plaza el sueño y compromiso de la Trinitaria, célula fundadora del proyecto de república libre e independiente logrado en el 1844.
Plazoleta La Trinitaria en 1966. Foto de Onorio Montás.
Plazoleta La Trinitaria en 1966. Foto de Onorio Montás.

Muchas veces se ha utilizado el espacio público, democrático por su naturaleza, para renovar la memoria colectiva y pasar la página a una nueva era. Las ciudades del mundo están llenas de plazas conmemorativas, que se han utilizado para sanar y para recordarnos que el proyecto de nación es siempre colectivo.

Esto nos recuerda el Parque Central de Nueva York, diseñado por Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux en el siglo XIX, como parte de una política de reforma social en un Estados Unidos post-guerra civil, política que generó varios parques urbanos de importancia para las ciudades americanas donde se construyeron, y que hoy son referentes de espacios públicos y parte de la identidad de esas ciudades.

Siempre me he preguntado, qué pudo haber sido de esta plazoleta de haber seguido ideas convencionales de lo que debía ser una plaza conmemorativa, y no haber haber tenido la geometría de su pavimento que es en si misma una marca en la entrada de la ciudad? Y el monumento? Pudo haber sido fácilmente una escultura figurativa, los bustos de los padres de la patria por ejemplo, y sin la escalera/plataforma que te sube y te suspende como llegando al ideal de un país libre.

Si esa hubiese sido la historia de la idea de esta plaza, de un diseño sin responder al estado del arte de su momento en cuanto a espacio y arte público, no hubiera sobrevivido el abandono que tuvo por tantos años. Sin embargo, para nuestro orgullo no fue así, respondió a la historia de su momento y al más alto nivel de diseño y arte de su época.

Sabemos que esta plazoleta ha sufrido los impactos de una visión de desarrollo puesta en marcha entre 1996-2000: Túneles y elevados construidos en la 27 de febrero, robándole la escala a la plaza, desdibujando sus bordes, y con ello quitándole una entrada digna a nuestra ciudad y un espacio seguro de recreación para los residentes de los sectores adyacentes.

De esta intervención que hace el ADN 53 años después del diseño original y casi 20 años luego de su abandono, cabe destacar: El respeto y recuperación de los patrones geométricos originales del pavimento, la inserción de un arbolado urbano acompañando la configuración original del verde, y la adición de altura a la pieza original de Prats Ventós para responder al nuevo contexto urbano, con un material muy usado en intervenciones de arte público, acero cor-ten. Esta inserción en el monumento marca la intervención misma como parte de la historia de la plaza y se ha convertido en un factor de sorpresa.

Les cuento algo: Cuando vemos algo diferente, extraño para nuestros ojos, un cambio, la emoción primera ante esto inesperado es el rechazo. Recuerdo con perfección como desde niña cuando veía algo diferente lo rechazaba, pero sembraba en mi una curiosidad que me hacía volver, analizar y pensar, y luego con el tiempo sabes que esa sensación es que has estado enfrente a una nueva idea, que expandió tus horizontes, te hizo dialogar con ella, y con eso creces. Esas obras de arte, música, y edificios que han generado esa reacción en mi, hoy son de los artistas u obras que sigo y respeto en su mayoría. Tanto en psicología terapéutica como en filosofía se manejan conceptos para estas reacciones naturales que implican análisis y cambio, y en primera instancia, rechazo.

Cortesía de la Alcaldía del Distrito Nacional.
Cortesía de la Alcaldía del Distrito Nacional.

Mi reto para los lectores es que vean ésta y cualquier obra de arte que los mueva desde esta perspectiva, aunque no terminen siendo admiradores, dejen que el cambio suceda, en lo interno.

Ahora, el reto para el Alcalde del Distrito Nacional y su gestión es seguir con el entorno de esta entrada a la ciudad, reorganizando la Duarte con París, así la entrada y la salida de Santo Domingo quedan estructuradas, organizadas, y se hacen nuestras.

Santo Domingo crece, su ciudadania también, y muy atenta a su ciudad. El ADN ha logrado poner de moda hablar de ciudad, y ojalá que esa masa crítica sea siempre para contribuir, colaborar y no polarizar, empujando juntos cómo podemos hacerlo mejor. Y lo digo, desde la experiencia de una persona que le ha tocado colaborar con tres alcaldías diferentes de tres partidos políticos diferentes, pero sobre todo, lo escribo como una ciudadana con el enorme deseo de subir el nivel de nuestra sociedad.

Un Santo Domingo unido, un Santo Domingo cívico, es ya una mejor ciudad.

* La historia de las ideas es una rama de la historia que estudia la expresión, preservación y el cambio de las ideas del ser humano en el tiempo.