“La Academia Dominicana de la Lengua se ha convertido en el patio de una casa de Moca”. Es la expresión de un miembro de número de esa entidad que prefiere -por el momento- omitir su nombre, pero que dice sentirse ya hastiado de las manipulaciones e irrespetuoso comportamiento de su presidente, el mocarro Bruno Rosario Candelier, quien preside la Academia desde el año 2002, luego del fallecimiento de don Mariano Lebrón Saviñón.

¿Y qué impedimento hay para que en unas elecciones ustedes cambien esa presidencia? pregunta la dirección de este diario. Y la respuesta no deja lugar a dudas:

“Ya no sabemos cuándo deben realizarse las elecciones. Bruno decide cuándo se hacen las elecciones, y toma esa decisión en el momento que más le conviene. Por no saber, tampoco conocemos con cuáles estatutos opera la Academia Dominicana de la Lengua. Bruno los cambia de acuerdo a sus necesidades. Ese es su patrimonio y lo usa como quiere, sin importar el daño que esto produce a una institución que debe representar a los dominicanos”.

José Enrique García, secretario de la Academia Dominicana de la Lengua, ahora desafecto del doctor Bruno Rosario Candelier

¿Es imposible un cambio para usted? Insistimos. “Él tiene una lista de vetados. Él tacha en la lista de miembros a los que desea lejos, que no los inviten, que no asistan a los actos, que no participen, y los considera sus enemigos y en caso de que tenga oportunidad, sigilosamente, con otros académicos y con las instituciones estatales, los difama”.

Recientemente, por el fallecimiento de don Lupo Hernández Rueda, había que llenar ese sillón en la Academia Dominicana de la Lengua. Varios miembros, del propio entorno de Bruno Rosario Candelier, comenzaron a promover la asignación de la silla de Don Lupe al intelectual Cayo Claudio Espinal, quien tiene méritos académicos e intelectuales suficientes, además de su obra y su trayectoria. Pero Bruno dijo que no. Y la razón es clara, de acuerdo con el testimonio del informante: Bruno necesita incondicionales a su servicio. Esa fue la razón para escoger a Rafael Peralta Romero.

Y no hubo elección. La decisión fue solo de Bruno Rosario Candelier, y cuando algunos preguntamos, pedimos cuenta, hizo publicar una nota con los nombres de sus dependientes, de sus acólitos, de los desvalidos, algunos de los cuales están en cama o ya perdieron parte de sus facultades.

“Hay personas que han sufrido mucho por esto. Una de esas personas es el doctor José Enrique García o la doctora Irene Pérez Guerra, quienes le habían acompañado y respaldado, hasta que osaron hacer una propuesta diferente. Aquí están los documentos. Ellos prefirieron seguir con la propuesta de Cayo Claudio Espinal para el sillón de Lupe Hernández Rueda, y por eso ya son considerados como enemigos de Bruno Rosario Candelier. Han salido de su reino”.

Estos documentos que recibimos representan el voto para la selección de Rafael Peralta Romero como miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua. La primera página, fechada el 7 de noviembre de 2017, es una carta presentando a Rafael Peralta Romero como candidato a miembro de número. Única opción. Y la segunda página es el voto dirigido a Bruno Rosario Candelier, emitiendo el voto a favor de Peralta Romero, y quien “vota” solo pone su nombre, su firma y la fecha. No hay tal elección. Solo se respalda lo que escoge Bruno Rosario Candelier.

La indignación por estos procedimientos antidemocráticos, y por otras truculencias, es lo que lleva al informante anónimo a relatar otras formas de control de la Academia Dominicana de la Lengua por parte de su presidente, que lleva ya 16 años amarrado allí, integrando y desintegrado amigos y académicos, siempre dependiente de las conveniencias.

“A los académicos de formación nos ningunea, porque molestamos, nos margina, y por detrás de nosotros intenta destruir nuestra obra y nuestro prestigio. Eso ha llevado a la academia poco a poco a la práctica extinción. Su arma es hacer sentir mal a los académicos para que dejemos el campo abierto para hacer lo que él quiere, sin crítica y sin la oposición de nadie”.

Bruno tiene su grupo, cuenta, y quien se beneficia de la pertenencia a la academia es porque es bueno con él. Pero si considera que alguien le adversa, o le hace sombra, lo ningunea, lo aplasta y lo hace alejarse.

¿Y cuál es la obra de Bruno? Preguntamos, para entender las razones por las que se autoproclama por encima de Pedro Henríquez Ureña.

“Usted es muy magnánimo con él si lo considera un compilador de textos, me dijo. “Un compilador es una persona que compendia, reúne trabajos valiosos. Él tiene cinco personas que le buscan datos. El graba todo eso y lo publica como libro, con fondos de la Academia. Sus libros tienen todos la misma estructura. Si tú tomas la historia greco-latina y revisas lo que él hay publicado, te darás cuenta de que él toma todo eso y lo parafrasea. Es es el maestro que ha superado a Pedro Henríquez Ureña, eso piensa y dice él, que ha publicado más libros que Pedro”.

Bruno Rosario Candelier es quien dirige un movimiento que se llama interiorista, al que el Estado le aporta dinero. También la academia apoya ese movimiento poético, pero Bruno es quien recibe los fondos en euros que envía la Academia Española de la Lengua o Real Academia. Los viajes se pagan desde el exterior, lo mismo que aquellos que van como invitados a la academia de lexicografía de la Real Academia.

Lamentablemente, sigue diciendo el informante, Bruno Rosario Candelier no invita los académicos a los eventos internacionales, ni a la academia de lexicografía. A esos eventos acuden los incondicionales del presidente de la Academia Dominicana. “Seguro que Rafael Peralta Romero asistirá, porque es un secuaz de Bruno”.

Entiende que cuando en una Academia se aniquila la posibilidad de presentar varios candidatos a una posición, es porque ya no es academia, sino una dictadura. “Esa academia ya no es nada, institucionalmente, eso en realidad es el patio de cualquier casa de Moca. Eso no es una academia”, dijo la fuente.

En esa entidad no se distribuye ninguna información, los libros que llegan no van a la biblioteca, porque la biblioteca en la práctica no existe. Los libros que llegan donados del exterior se venden, y los miembros que cuentan para el presidente son casi todos desvalidos, o sencillamente dependen del presidente para cualquier aspiración que tengan, como un novelista que es el eterno candidato dominicano al premio Cervantes, y que necesitará siempre de Bruno.

La forma de imponer a Rafael Peralta Romero para ocupar la silla de Lupo Hernández Rueda en la ADL.