Cada año, para la época navideña, Kelvin Polanco se quita el bombo de ingeniería y se pone el mandil de cocina para preparar y vender uno de los productos casi indispensables en la cena de Nochebuena de los dominicanos: cerdo a la puya.
Kelvin conoce muy bien el negocio, pues literalmente creció en él. Sus padres lo iniciaron hace 30 años, primero con una carnicería, y luego con la venta de lechón a la puya que hoy en día lleva el nombre de Lechonera Kelvin.
Kelvin está consciente de que el consumo de carne de cerdo, especialmente asado, en esta época del año, es una tradición dominicana, por lo que no desaprovecha la oportunidad y deja de lado su profesión de ingeniero para dedicarse de lleno a su negocio ubicado en Bella Vista, Distrito Nacional.
“Me dedico a la ingeniería, pero para esta fecha nos quitamos el bombo de ingeniería y nos ponemos el mandil del lechón”, afirma sin titubeos.
Explica que para la fecha tienen una gran demanda, ya que el cerdo asado es un plato por excelencia en la mesa dominicana, especialmente para el día 24 de diciembre. Lo mismo ocurre para el 31 (Fin de Año), aunque en menor proporción.
Entiende que las personas prefieren a la Lechonera Kelvin por la calidad del cerdo, la manera en que lo preparan, pero sobretodo, por el trato que reciben los clientes.
“Nuestro cerdo es plenamente criollo, de campo, con sazones nuestros, nada importado. Eso nos distingue de la competencia, también la buena cocción, la cocción del cerdo es lo que nos ha permitido el buen sabor. Es lo que nos ha permitido llegar a cada hogar”, comenta al resaltar que en la preparación utilizan productos criollos como el orégano, naranja agria, ajo y otras especias.
En la calidad del producto coincide su madre, Margarita Polanco, afirmando que tiene un sabor auténtico que lo diferencia de los demás. “El cerdo siempre bien cocido, bien sazonado, con entrega total del servicio”.
Resalta que desde pequeño su hijo es muy trabajador, y que le encanta lo que hace.
“Le encanta bregar con su cerdo. Kelvin se crió nosotros con este negocio. Tenemos clientes que pueden dar fe y testimonio, que tienen más de 30 años comprando. Primero era carne cruda, una carnicería, y después asado. Hace seis o siete años que se trasladó aquí (Bella Vista)”, señala.
Lo que dice Margarita de los clientes de antaño es cierto, pues justamente el día en que Acento visitó el lugar, se encontraba allí Gustavo Espinal, uno de sus primeros clientes y que aún conservan.
“He seguido a los señores Polanco desde que iniciaron con la carnicería, y después en la lechonera. Los he seguido, siempre pendiente del cerdo que ellos preparan. A mi familia le encanta. Ahora mismo encargué uno de 25 libras para el 24 para compartirlo en familia. Es una calidad que ellos mantienen. Ellos se preocupan por su negocio, y mantienen la calidad, la higiene, y lo hacen con mucho gusto. El ingeniero Kelvin pudo dedicarse a otra pero le gusta servirle a la gente con este tipo de producto”, precisa.
Al preguntársele por qué entiende el dominicano consume más este producto en diciembre, Espinal responde que es una costumbre de todos los dominicanos, no importa de la clase social a la que pertenezca.
Entiende que quizás también influye el aspecto económico, pues el cerdo asado es más costoso que otro tipo de carne, y en esta época hay más dinamismo.
“La gente recibe el doble sueldo y eso… En su mayoría, el dominicano tiene la oportunidad de comprar dos o tres libras de cerdo asado, porque el cerdo asado disminuye su peso cuando lo están preparando, porque es una tarea ardua, el precio es un poquito más alto”, precisa.
Para Ivette Castro, otra cliente de la Lechonera Kelvin, “en diciembre el cerdo sabe mejor que en otra época. El cerdo tiene como ese gusto, esa gracita, me gusta asado, así en puya, me gusta con yuca”.
Su hermana Alexandra, que la acompañaba, también resalta el consumo de cerdo en Navidad y dice que el dominicano se ha acostumbrado a este tipo de comida en esta época.