SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Finisimo poeta, gestor cultural, rebelde con causas y sin ellas, portador de una calidad humana de excepción, José Rodríguez falleció anoche luego de ser sometido a una operación, estando en una condición muy delicada.
Su generación fue la de un Luis Días, una Sonia Silvestre (ambos de seguro que serán su compañía en los páramos del éter), un Dagoberto Tejeda, una Ana María Guzmán (voz de belleza inenarrable, y desaparecida de la escena pública en aras del mundo financiero), se ha ido.
Quienes le tratamos, fuimos privilegiados al poder disfrutar de un temperamento creativo, un sentido del humor cargado de rico sarcasmo y un positivista proyectador y ejercitante de ideas sociales, Rodríguez fue un poeta sin obra editorialmente consagrada en libros. Sus textos fueron musicalizados por convite y algunos de sus amigos solistas, se mandaban por correo ordinario (entonces no había correo electrónico ni redes sociales), dejando sentada en cada textualidad de amor o incendiarios ideales sociales, la marca de un poeta firme, sereno y de valores permanentes.
Variaciones sobre José Rodríguez.
Sus restos están siendo velados en las Capillas La Paz, de la Funeraria Blandino, en la cuesta de la avenida Abraham Lincoln, en Santo Domingo, capital dominicana, a donde se han presentado amigos y admiradores.