SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El primer encuentro de Jorge Drexler con el público dominicano, en el Teatro Nacional este sábado, fue de ensueño. Era la primera vez, y por las simpatías que el público y el artista se dispensaron, quedó claro que vendrán muchas otras. Era una de sus presentaciones pendientes dijo Drexler al momento de agradecer la acogida y la ampliación a un segundo encuentro este domingo en la noche.

Luego de interpretar  Bailar en la cueva, su primer tema y título de su última producción, Drexler besó el suelo dominicano, agradeció el calor criollo y prometió una noche larga, complacer peticiones, un momento de intimidad y muchas otras sorpresas. La química fue perfecta. Drexler no sabía que tenía tantos seguidores en esta media isla, y a cada momento ase sorprendía porque el público coreaba sus interpretaciones. Le acompañaba y deliraba con las versiones de sus discos más notables.

Pasando por Eco, Cara B, 12 segundos de oscuridad hasta llegar a Bailar en la Cueva, que Drexler define como su disco más bailable, la noche transcurrió con un encanto que no tuvo fin, desde el inicio del concierto, con Alex Ferreira, quien debutaba por primera vez en el Teatro Nacional de su país, y en donde pudo palpar el interés, el cariño y el seguimiento de un público joven que aprecia su talento. Alex tuvo la oportunidad de hacer su propio concierto. Por eso dijo desde el principio que la noche sería larga. Luego regresaría con dos temas junto a Drexler. Un primero en homenaje a Gustavo Cerati, y un segundo de despedida del concierto de Drexler en esta primera noche.

El Teatro Nacional estuvo lleno, convocado por Santo Domingo Pop, que a su vez traía por primera a Alex a su propia tierra, pero en el Teatro Nacional, y por primera vez a uno grande, de Uruguay con establecimiento en España: Jorge Drexler.

Y como era la primer vez, el artista explicó que debía cambiar el programa de su gira Bailar en la cueva, e incluir canciones de sus anteriores discursos, como Amar la Trama, Eco, Cara B… Y las canciones brotaron en forma sencilla, con un magnífico acompañamiento musical de su grupo, integrado por Julián Salazar, Raqui Albero, Santiago Cañada, Fabrizio Scarafile, David carrasco, Berja Barrueta, Franklin Tejedor, Urián Sarmiento y Sebastián Merlín.

El público pidió canciones, las exigió y discutió por los temas que quería. Hubo damas que le ofrecieron matrimonio al artista, y también Drexler auspició momentos íntimos. Puso la gente a bailar boleros. Bajó del escenario y se confundió con algunas damas que querían bailar con él, bajo el sonido de un romántico saxo. Y de verdad que el mucha gente bailó en la cueva creada por Jorge Drexler.

Y el artista trajo temas como Eco, Todo se transforma, Guitarra y vos, Don de Fluir, Salvapantallas, además de los temas Bolivia, Data data, La Luna de Rasquí, Universos paralelos, Todo cae, Esfera, la noche no es una ciencia exacta, el triángulo de las Bermudas.

Una de las canciones más solicitadas fue Al otro lado del río, ganadora de un Grammy, y que él quiso interpretar del mismo modo que lo hizo al recibir el premio: a capella, y así lo hizo, aprovechando la excelente acústica del Teatro Nacional. Voz clara, voz limpia, sin rasguños, una versión que recuerda el diario en Motocicletas y las vivencias de Ernesto Guevara en las selvas peruanas.

Reveló que recibió un mensaje y un regalo de un artista dominicano. Juan Luis Guerra, aparte de un mensaje de recibimiento a Santo Domingo, le envió como obsequio una guira, que mostró y acarició por unos instantes. Eso fue motivo para sorprender con una versión a lo Drexler de La Bilirrubina, con un ritmo bolero que la gente quería violentar, cantándolo a ritmo de merengue, pero que Drexler pudo controlar, haciendo respetar  su versión de este tema. Una versión única.

La primera vez de Drexler en Santo Domingo ha sido una experiencia inolvidable. Con el patrocinio de Orange y el Banco de Reservas, la experiencia se repite este domingo, en el Teatro Nacional, con un artista inagotable en creatividad, sencillez y poesía. La música se crece por todo lo alto con el carisma y la voz de Drexler, pero muy especialmente se enriquece con el contenido de sus canciones.  Una exquisitez musical que tendrá que repetirse.