Madrid, España.- "Es posible que me presente a las próximas elecciones, sobre todo por la fiesta posterior". Jamie Foxx empezó bromeando la rueda de prensa de presentación en Madrid de su última película, "White House Down", en la que interpreta a un presidente de Estados Unidos inspirado en Barack Obama.

Entró agitando la mano en el aire, en un saludo estilo presidencial, y canturreando, acompañado del director de la cinta, el experto en apocalipsis y destrucción Roland Emmerich, y de su compañero de reparto, el último mago de la taquilla Channing Tatum, en una sala que recrea la que acoge las ruedas de prensa de la Casa Blanca.

"He intentado acercarme al Obama del 'yes we can'", explicó el actor texano, que se citó con el director en un restaurante de Nueva Orleans -"la comida siempre ayuda", bromeó- para analizar el enfoque del personaje.

Sería "similar" al actual presidente de EEUU, pero no una imitación, "un hombre de paz que se enfrenta al dilema de protegerse a sí mismo o a los demás".

Lo que está claro es que, más allá de la broma, el inolvidable Django de la última película de Tarantino se toma en serio su rol activista, como demostró la semana pasada al unirse a Obama en los actos de conmemoración del histórico discurso de Martin Luther King.

"Asalto al poder" cuenta cómo un ex soldado aspirante a formar parte del Servicio Secreto estadounidense se convierte en el único protector del inquilino de la Casa Blanca cuando su residencia es tomada por un grupo de paramilitares.

Emmerich, experto en hacer saltar por los aires el edificio presidencial, -ya lo hizo en "Independence Day" y en "2012″-, se lo pensó dos veces al leer un guión en que tenía que hacerlo de nuevo, pero al final aceptó por otros motivos, entre los que cita a Efe el atractivo de ser crítico con su país.

"En mi carrera he sido y soy cada vez más crítico con EEUU y creo que es mi deber patriótico serlo", explica después de que su argumento, en el que la amenaza terrorista procede de dentro del país y no del exterior, haya levantado ampollas entre las filas republicanas, hasta el punto de que ha habido llamamientos al boicot.

Quizá ese sea uno de los motivos por los cuales el filme, con un presupuesto de 150 millones de dólares, no esté funcionando muy bien en taquilla en el mercado doméstico, algo que a Emmerich se esfuerza por relativizar.

"EEUU solo es una parte del mundo, mi última película de éxito fue '2012′ y solo el 24 % de espectadores fueron de Estados Unidos. Yo hago películas para todo el mundo y así las concibo, y si los políticos se resisten o no quieren verlo, que así sea, pero también mucha gente la ha visto y le ha gustado, hay de todo", señaló.

Pero el verdadero héroe de "Asalto al poder" es el actor, productor, bailarín y modelo Channing Tatum, en la piel del policía que aspira a trabajar en el equipo de seguridad del presidente.

Un papel muy exigente a nivel físico, que para el musculoso Tatum ha sido coser y cantar. "Es cierto que el trabajo con el cuerpo es cosa aparte, pero yo ya había hecho entrenamiento militar antes, así que para mí lo más difícil fue entender el personaje y ponerlo en perspectiva".

Y es que aunque el actor de 33 años acaba de ser padre, aún no lo era cuando rodaba con Emmerich y este era un aspecto clave de su personaje, que se debate entre "recuperar su relación con su hija y salvar al presidente de Estados Unidos".

Tatum destacó también la "buena química" que surgió con Foxx, "quizá porque los dos venimos del sur", lo que ayudó mucho a trabajar con la improvisación.

"Foxx ha sido un monstruo improvisando", apunta Tatum.