Dublín, 3 ago (EFE/Javier Aja).- Irlanda conmemora hoy el centenario de la muerte del revolucionario Roger Casement, protagonista de la novela de Mario Vargas Llosa "El sueño del celta" (2010), en la que relata su defensa de los derechos de los pueblos oprimidos y su viaje hacia el independentismo irlandés.
Casement fue ejecutado en la horca en Londres el 3 de agosto de 1916 por su implicación en el Levantamiento de Pascua, la sangrienta revuelta que aceleró la independencia de Irlanda del Reino Unido.
Aquel alzamiento, ocurrido entre el 24 y el 29 de abril de 1916, es uno de capítulos más importantes en la lucha del nacionalismo irlandés contra la ocupación británica en la isla, sofocado sangrientamente por el Ejército de Su Majestad.
Casement, uno de sus líderes, fue apresado por las autoridades británicas y acusado de traición, si bien nunca tuvo en este país el mismo reconocimiento que otros dirigentes revolucionarios por su supuesta condición de homosexual.
El Gobierno irlandés trata hoy de reparar la injusticia histórica con varios eventos organizados en Dublín, entre los que destaca una ceremonia en el Cementerio de Glasnevin, lugar de reposo de numeras personalidades de este país.
La Fuerzas Armadas de la República de Irlanda también rendirán un homenaje a Casement en un acto programado en el aeropuerto militar de Baldonnel, a las afueras de Dublín, el cual lleva el nombre del revolucionario.
Las autoridades castrenses destacarán su lucha para denunciar los excesos del colonialismo del siglo XX en el Congo, la Amazonía y en la Irlanda ocupada por el Reino Unido.
Asimismo, la labor humanitaria desarrollada durante años por Casement podrá ser admirada a través de una exposición que se inaugura hoy en el Museo Nacional de Irlanda.
Aunque nació en Dublín en 1864, Casement creció en el condado de Antrim, integrado desde 1921 en la provincia británica de Irlanda del Norte, en el seno de una familia anglo-irlandesa en la que el patriarca, de religión protestante, llegó a ser capitán del Ejército británico.
Como funcionario del Servicio Consular del Reino Unido, Casement llevó a cabo investigaciones sobre los abusos cometidos contra los nativos en las explotaciones coloniales de caucho en el Congo belga y en la región peruana del Putamayo, una labor por la que fue condecorado por la corona británica con el título de caballero.
El Ministerio de Asuntos Exteriores (Foreing Office) lo destinó después a Irlanda, donde comenzó a interesarse por el nacionalismo al observar similitudes con la causa de los nativos africanos y sudamericanos.
El despertar de esta nueva conciencia, le llevó a abandonar la diplomacia británica para unirse en 1913 a los Voluntarios Irlandeses, la organización que lideró el Alzamiento de Pascua y que se convertiría tras la Guerra de Independencia (1919-1921) en el Ejército Republicano Irlandés (IRA).
Pasó 18 meses en Alemania, donde buscó apoyo a la rebelión de su país y allí creó la Brigada Irlandesa con prisioneros de guerra irlandeses integrados en el Ejército británico durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
En su última misión, viajó desde Alemania a Irlanda para encontrarse con un barco que transportaba armas para el Levantamiento de Pascua, pero fue apresado y juzgado en junio de 1916 por un tribunal de Londres.
Sus restos permanecieron en la capital británica hasta 1965, cuando fueron devueltos a Dublín para ser enterrados, junto a otros compañeros revolucionarios, en el Cementerio de Glasnevin.
En los últimos años, Casement ha sido rescatado del olvido, gracias a la novela de Vargas Llosa "El Sueño del Celta".
El pasado año, el presidente de la República de Irlanda, Michael D. Higgins, agradeció al nobel peruano sus esfuerzos por promover en el mundo y, en especial, en Latinoamérica la historia de Irlanda.
Higgins destacó entonces el trabajo de Vargas Llosa para iluminar la figura, "a menudo olvidada", de Casement, y le condecoró en Dublín con el Premio Presidencial de Servicios Distinguidos. EFE