A modo de intriduccion
Cuando mencionamos los apellidos Henríquez Ureña, de inmediato nos llega a la mente la imagen de nuestra poeta y educadora , Salomé Ureña de Henríquez (21-10-1850/6-3-1897 )y de su esposo, el doctor Francisco Henríquez y Carvajal (14-1-1859/6-2-1935), y, con ellos, se nos fija la imborrable imagen del más ilustre humanista y lingüísta dominicano, don Pedro Henríquez Ureña (29-6-1884/ 11-5-1946) y su hermano Maxiliano (Max) Adolfo Henríquez Ureña (16-11- 1886/23-1-1968).
Muchas veces, se nos desliza sobre el tapiz del olvido, la figura de Camila Salomé Henríquez Ureña ( 9-4-1894/12-9-1973 ), de quien hemos seleccionado uno de sus libros, me refiero a su obra "Invitación a la lectura" (1964 ), una obra que tiene su historia, porque sitúa a la autora, en el recuerdo de aquellos momentos en que, como resultado de su orfandad, por la muerte de su madre Salomé Ureña, al ser afectada por la tuberculosis, recibe el cuidado y cariño de su hermano Pedro.
Con la ausencia de su madre, la lectura de cuentos y poesía, continuó siendo parte de su vida, lo que le permitió desarrollar su hábito de lectura y de reflexión de lo leído, mientras se sumergía en el deleite y el placer que le provocaban los textos leídos por su hermano Pedro, quien ya traía una formación, disciplina y hábito de lectura desde su hogar.
Las "invitaciones" que le hacía Pedro, para que leyera y escuchara sus lecturas, le fueron perfilando su visión de joven apegada a los libros y a la utopía del vuelo infinito del pensar y del imaginar.
A la edad de 9 años, llega a Cuba, donde realiza sus primeros estudios y ya en el 1926, recibe la nacionalidad cubana. En Cuba sobre sale por su participación y defensa de la libertad y la democracia, por lo que en lo que hasta fue a la cárcel, al ser parte de los que recibieron a unos jóvenes comunistas que estaban presos en los Estados Unidos.
"Invitación a la lectura", aparece como resultado de una serie de conferencias dictadas a inspectores y asesores del Ministerio de Educación de Cuba, publicadas, después, con e título de "Invitación a la lectura", publicado después por el Instituto de Superación Educacional, bajo el título de "Invitación a la lectura, apreciación literaria (1964). En nuestro país fue reeditado en el 1985, por Editora Taller y en el año 2000, fue editado por el Instituto de Formación Docente "Salomé Ureña (ISFODOSU).
Aproximacion crítica a la obra
En términos generales, en la discursividad planteada por la autora en esa obra, se plantea su concepción de la lectura como reconstrucción y construcción del texto leído. No se asume la lectura como un simple proceso de decodificación del texto leído, sino como ruptura y reorganización de las ideas que subyacen en el texto que se lee.
No se trata de lectura por placer, sino lectura por y para la reflexión, con el objetivo previo de crear ideas, induciendo al sujeto lector al pensar, al imaginar y al crear. Aquí se asume el pensar, desde la perspectiva del desarrollo del pensiento crítico en el sujeto.
La idea es que en y más allá de los espacios áulicos, la lectura se sostenga desde estrategias que conlleven al.sukwto lector al vuelo imaginario que ha de provocar el leer, hasta conllevarlo al mundo de la utopía, al sueño, a sabiendas de que todo cuanto existe en el mundo tangible y/o tocable y sentible, ha sido, primero, ideado, pensado…ha sido soñado.
"Invitación a la lectura", no se queda en la apreciacion literaria, va más allá de lo estético del texto leído. Es una incitación al acto lector como placer, como regeneración y generación del texto leído. Es una invocación a la creatividad y al imaginario del sujeto.
Se trata de un libro que invoca una nueva concepción de la lectura, no como memoria o repetición de lo leído, sino como perspectiva hacia nuevas realidades, desde un acto de lectura que sea espacio de placer y apego a la lengua, como aventura hacia la libertad y al espiritud de rebeldía del sujeto ante la monotonía, en cualquier contexto del existir.
Desde esta obra se pone en cuestionamiento nuestro actual sistema educativo nacional y se propugna por formas renovadoras en y para la lectura, lengua, como fundamento para el autoconocimiento y transformación del sujeto, de su entorno y de los otros entornos que le sirven de entramado vivencial, desde la lengua, asimiento el acto de la lectura, como un acto de creatividad e imaginación, vital, para transformarnos y transformar nuestro mundo.
Desde aquí, la lectura es un acto de poder ante el sujeto lector, porque lo permite adueñarse de los misterios de la enunciación, al ser descodificado el texto escrito, como tránsito inagotable de un compartir de saberes.