HIGUEY, República Dominicana.- La Basílica de Higuey es el lugar religioso más importante y visitado del país. Su preponderancia como centro de adoración y peregrinaje permitió que diferentes tesoros históricos y artísticos se convirtieran en parte de los objetos valiosos al cuidado del obispado de la ciudad.

Decenas de cajas conteniendo pinturas antiguas, exvotos y prendas preciosas se encontraban guardados por años. Considerándose, que estos artículos son parte del patrimonio cultural, surgió la idea de crear un museo donde se expondrían para que los dominicanos y turistas le pudieran apreciar.

Los gestores de la idea dicen que todo inició como un sueño, que comenzó a volverse una realidad en junio de 2009, cuando iniciaron los trabajos de construcción.

“Estos 12 meses de actividad han servido para comprobar que es factible la idea de preservar y exhibir el patrimonio histórico y artístico para estimular su conocimiento y valoración” destacó un satisfecho Sergio Barbieri, el director del museo.

El proyecto estuvo a cargo de la Comisión de Seguimiento a los Trabajos de Remozamiento y Mantenimiento de la Basílica de Nuestra Señora de La Altagracia, encabezada por monseñor Gregorio Nicanor Peña, obispo de la Diócesis de La Altagracia, y Alejandro E. Grullón E., gobernador de esta comisión, creada por decreto presidencial.

La edificación se encuentra en la esquina nordeste de los terrenos de la Basílica de Higüey, en un área de unos 9,000 metros cuadrados. El diseño arquitectónico es moderno y minimalista.

Actualmente posee un solo nivel, con 1,560 metros cuadrados de construcción; sin embargo la intensión del director, Sergio Barbieri, es que el Museo de La Altagracia se convierta en un centro cultural. Desde ya, el museo alberga exposiciones temporales de diferentes temas, no sólo religiosos, como la exposición "Retratando el Este", donde se presenta la mirada sobre esta zona del país, desde el lente de cinco profesionales de la fotografía.

En la parte posterior, se localizan las salas de exhibiciones, las cuales están dividas en seis salas y un salón de exposiciones temporarias.

Sala de los Medallones

Uno de los espacios más celebrados es la Sala de los Medallones, donde se encuentran de manera permanente 16 óleos ovalados pintados en el siglo XVIII por el artista Diego José Hilaris.

Las pinturas narran milagros adjudicados a la Virgen. La leyenda sobre estas piezas relata que fueron realizados a pedido del párroco del santuario de aquella época.

Exvotos: manifestaciones de fe

Miles de pequeñas piezas de oro y plata entregadas en ofrenda a la Virgen de La Altagracia se exhiben en las últimas salas.

De igual manera el visitante puede apreciar pinturas, artesanías en cera y fotos entregadas en agradecimiento por favores atribuidos a la virgen.

Una opción para el turista

El Museo de La Altagracia también fue concebido como parte de la oferta turística cultural para los visitantes a la región Este.

Hasta el momento 10,000 personas han visitado el museo, muchos de ellos extranjeros, para quienes resulta atractivo conocer otros aspectos del país, además de las playas y los monumentales complejos hoteleros.