SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El comportamiento de una cierta clase media acomodada, que compra entradas VIP a espectáculos carísimos, sólo para: dejarse ver, tomarse selfies con el artista de fondo, tomarle al talento numerosas fotos con flash, y pedir comida y bebidas aun cuando el espectáculo sea intimista de voz y piano, como ocurrió con el Fito Páez Tour 2017, demanda que los productores comiencen a exigir un código de conducta.

Comprar una boleta VIP, por cara que sea, no da derecho a evidenciar un desprecio tan notable por el arte musical verdadero.
Lo que se produjo anoche debe ser una lección para quienes producen espectáculos de esta naturaleza.

No basta con vender todas las boletas.
El público debe ser educado y motivado a respetar el artista como la manera más consistente de admirarle.

El artista
La presentación del músico, cantante, guionista, cineasta y novelista argentino Fito Páez, que regresó a la República Dominicana, tras casi siete años de ausencia, para presentar “Mi piano… mis éxitos” era toda una experiencia.

A sus 54 años, Fito Páez es una de las figuras del arte musical y la composición latinoamericana de mejor facturación.
Con 23 discos en su trayectoria, se trata de un poeta finísimo y un músico que ha establecido precedentes.

Admitió con orgullo que fue influido en sus inicios por Caetano Veloso, de Brasil y agradeció la amistad que le dispensa Pablo Milanés, quien en su momento lo invitó a Cuba.

La ventaja de su concierto era que se le podría escuchar, de su autor, el origen de cada canción. Pero el bullicio de la platea VIP era inaguantable y no se oía bien.
Cuando tenía 15 canciones – interpretadas en condiciones difíciles- hizo la falsa salida acostumbrada y regresó para hacer a capella: Yo vengo a ofrecer en un intento vano por callar al público VIP que se mantenía en su irrespeto. No lo logró. Entonces decidió hacer, para terminar y devolver paz a su alma: “Y dale alegría a mi corazón”.

El concierto Fito Páez Tour 2017 constituyó anoche un éxito artístico muy singular. Páez hizo en total 17 canciones
Otra circunstancia adversa era el calor que llevó a Páez a sudar profusamente y para completar pusieron una luminaria publicitaria de la compañía telefónica auspiciadora que deslumbrada al artista.

No fue justo hacerle esto a un artista del nivel de calidad y sensibilidad, por parte de una parte público VIP (no todos) incapaz mantener un vínculo íntimo y respetuoso, roto sin piedad por el del ego de una clase alta?

La presentación de anoche en el espacio escénico Hard Rock Caffé, en Blue Mall, reiteró la indudable calidad de Fito Páez, quien se sobrepuso a toda la mala onda que le suponía este diplomático sabotaje y derramó su arte, acompañado tan solo por su piano.
Lejos de la zona VIP, los verdaderos “fans” de Fito Páez, disfrutaban, a pesar de las condiciones.