Santo Domingo, 25 jul (EFE/Marta Florián).- Flerida Mateo empezó a alisar su pelo rizo siendo una adolescente porque le llamaban "fea" y bruja". Hace más de diez años decidió "liberarse" y volver a dejárselo natural en medio de un "movimiento" de mujeres afrodescendientes que ha optado en la República Dominicana por no procesar más su pelo.
Y es que, si bien en este país caribeño los negros y los mulatos representan la mayoría de la población, la mujer de piel oscura continúa siendo estigmatizada, incluso por su pelo afro o rizado.
"Ya mi pelo es libre, puedo ir a la playa. Me liberé, puedo usarlo rizo o lacio", depende la ocasión, señaló en declaraciones a Efe Mateo, quien alterna sus estudios de derecho con su trabajo de peluquera en un popular salón de belleza de Santo Domingo.
La mayoría de sus clientas, asegura, también ha dejado de alisarse "porque ya no quieren estar atadas a un secador o a un blower", narra Mateo, quien ocasionalmente usa pelucas cuando quiere verse "diferente" y que reconoce que fue discriminada por llevar el pelo rizo, "pero ya no".
Entre los requisitos para acceder a un puesto de trabajo exigen "buena presencia", y ser negro o negra "no te da esa imagen que se requiere para ocupar un puesto significativo dando la cara hacia al público", coincidieron en sus declaraciones Fortuna y Solano
Sin embargo, por las calles de Santo Domingo, las mujeres negras o mulatas con pelo rizado continúan siendo una minoría.
La cantante Xiomara Fortuna, una conocida activista de la cultura afro, lo resume de manera sencilla, pero contundente: "las mujeres afrodescendientes somos las que más sufrimos".
Y ella lo vivió en carne propia. De niña fue discriminada en la escuela, donde nunca se le permitió sentarse en primer fila, y ya de adulta, incluso en los bancos comerciales, llegó a sufrir el mismo tratamiento, según narró en declaraciones a Efe.
"Hay muchísima discriminación, sobre todo en el lenguaje, palabras despectivas, que te van haciendo sentir diferente, que no eres bien recibida", agregó la cantante Xiomara Fortuna, quien el 25 de julio de 1992, en la República Dominicana, formó parte del lanzamiento de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (Rmaad), razón por la que el 25 de julio se celebra a nivel mundial el día de la mujer afrolatinoamericana y afrocaribeña.
Para esta reconocida cantante dominicana, es lamentable que temas como la discriminación racial "se vayan normalizando" y que las personas terminen aceptando "que son diferentes, que son negras, que son feas, que tiene el pelo malo, que no tiene derechos y que la vida es así".
En la República Dominicana no hay cifras exactas sobre la población afrodescendiente, ya que el tema ni siquiera se ha incluido en los censos "porque supuestamente son datos que nadie demanda", dijo a Efe Darío Solano, presidente de la Plataforma Dominicana de Afrodescendientes y coordinador local de la Ruta del Esclavo que promueve la Unesco.
Los datos sobre este segmento poblacional se pretenden reducir a los haitianos residentes en el país o a sus descendientes, lamentó Solano, quien consideró que República Dominicana tiene "grandes" desafíos en esta materia.
Según datos oficiales, la población extranjera residente en la República Dominicana asciende a 847.979 personas y el 88,5 % de ella es nacida en Haití o descendiente de inmigrantes haitianos.
La propia Oficina Nacional de Estadística (ONE) reconoció en una publicación sobre la variable étnico racial en los censos de población en la República Dominicana, que no disponer de esta herramienta representa un peligro para el aumento de los niveles de desarrollo humano y social de las personas.
Esto, apuntó, solo trae como consecuencia la distribución inequitativa de los beneficios sociales y la disminución de la calidad de vida de las personas que, además, por ser afrodescendientes o de algún otro grupo étnico, son objeto de discriminación y prejuicio racial.
"Lo peor", señaló Solano, es que en el país caribeño, "no se acepta que hay racismo" y eso "es sumamente perjudicial".
En el país, principalmente en el ambiente laboral, se sigue obligado a la mujer a alisarse el pelo, con el pretexto de que es sinónimo de belleza.
Entre los requisitos para acceder a un puesto de trabajo exigen "buena presencia", y ser negro o negra "no te da esa imagen que se requiere para ocupar un puesto significativo dando la cara hacia al público", coincidieron en sus declaraciones Fortuna y Solano.
Ser mujer afrodescendiente en la República Dominicana "es tener el coraje de enfrentar todos los prejuicios", dijo a Efe, por su lado, la periodista y escritora dominicana Deisy Toussaint, de ascendencia haitiana.
República Dominicana "tiene una cultura con sabor, con ritmo, con colorido, pero nuestra identidad se ha visto resquebrajada por una gran negación de la negritud que impuso la dictadura de Rafael Trujillo y que aún existen remanentes". EFE