MADRID, España.- La Embajada de la República Dominicana ante el Reino de España realizó la ceremonia de entrega de los Premios Padre Billini a la solidaridad y a la excelencia, que recayeron este año en José Antonio Morales Sanz y Bernarda Jiménez Clemente, respectivamente. El acto fue presidido por el embajador dominicano en España, Olivo Rodríguez Huertas.

"El Premio Padre Billini nos llena de orgullo porque reconoce a aquellos que tienen vocación de solidaridad y se empeñan en contribuir a mejorar la vida de los demás", expresó Rodríguez Huertas ante representantes de diversas ONG y miembros de la comunidad dominicana que acudieron al evento, celebrado en la residencia oficial del embajador en España. 

Los Premios Padre Billini fueron instituidos por la Embajada de República Dominicana ante el Reino de España en el año 2016, y tienen como objetivo reconocer a personas y organizaciones sin fines de lucro que hayan realizado una labor destacable a favor de la República Dominicana y/o sus ciudadanos, así como a dominicanos radicados en España que, por su destacada trayectoria profesional, logros y méritos, sean referentes de ciudadanos ejemplares para la comunidad dominicana en España.

Estos premios pretenden honrar, además, la memoria del sacerdote, maestro, filántropo y protector de los desamparados Francisco Xavier Billini, quien fundó el 19 de junio del 1869 en Santo Domingo La Casa de la Beneficencia, conocida en la actualidad como Hospital Padre Billini, para albergar a los más necesitados. Asimismo, creó un orfelinato y un manicomio. Con el fin de obtener recursos para financiar estos proyectos, fundó la Lotería de la Junta de la Caridad, hoy Lotería Nacional.

La decisión de otorgar los Premios Padre Billini de 2019 a José Antonio Morales Sanz y Bernarda Jiménez Clemente fue adoptada por un jurado presidido por el señor Raúl Jiménez, director del Centro de Participación e Integración de Inmigrantes (CEPI) de Tetuán, e integrado además por los doctores Luis Abreu y Ludwin Hernández.

Los ganadores

Olivo Rodríguez Huertas y José Antonio Morales Sanz

El Premio Padre Billini a la Solidaridad 2019, José Antonio Morales Sanz, nació en el municipio de Saceruela (Ciudad Real, Castilla la Mancha, España), el 24 de octubre del año 1966. Es Guardia Civil, actualmente retirado.

Durante los últimos 25 años ha cofundado diferentes organizaciones sin ánimo de lucro, entre ellas la ONG Misión Humanitaria, mediante las cuales ha organizado e impulsando cientos de proyectos solidarios encaminados al bienestar de las personas en República Dominicana, que incluyen la construcción de escuelas-refugio, viviendas sociales, equipamientos e infraestructuras o el apoyo a la cultura infantil y juvenil a través de la donación de miles de libros, material escolar, material deportivo, ropa y calzado.

Asimismo, ha contribuido con donación de material y formación a instituciones de emergencia como el Cuerpo de Bomberos, la Policía Local y la Defensa Civil Dominicana.

Por su parte, la ganadora del Premio Padre Billini a la Excelencia 2019, Bernarda Jiménez Clemente, nació en Moca, República Dominicana, en 1950. Es médico de profesión. Fue integrante de la lista ejecutiva federal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con el cargo de Secretaria de Integración y Convivencia, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, convirtiéndose en la primera dominicana en ocupar un cargo político de alto nivel en España. A través del programa radial 'Vereda tropical', trabajó durante décadas para orientar a los inmigrantes dominicanos y mejorar sus vidas en España.

Estas fueron las palabras de la doctora Bernarda Jiménez, luego de recibir el reconocimiento:

Excelentisimo embajador Olivo Rodriguez Huertas,

Quiero agradecer a quienes me propusieron para este premio, su generosidad pone de relieve la gran contribución que ha hecho con la Colonia Dominicana.

También expresar mi reconocimiento a quienes tuvieron la idea de crear este premio, al ex embajador dominicano en España, Aníbal de Castro, a la coordinadora, Clara Morel, y a nuestro querido embajador Olivo Rodríguez Huertas, quien ha luchado para que estos premios continúen.

Hoy me siento muy feliz por este reconocimiento, pues si bien está relacionado con mi persona, yo soy un eslabón de una larga cadena, este es un reconocimiento a muchos compañeros y compañeras, que desde el año 1987 lucharon con coraje para compartir los problemas de los mas desvalidos de nuestro pueblo, que decidieron emprender la aventura de abandonar su país y a los suyos y comenzar una nueva vida.

Este es un premio colectivo y hoy me pasan por la mente no solo los vivos que lucharon por una inmigración con dignidad, si no, especialmente aquellos que comenzaron esta lucha conmigo y ya  no están; quiero citar a Doña Carmen García Loise, Nanin Da Oleo y Belén Pinié.

Hoy más que nunca en nombre de todas ellas me siento orgullosa de ser dominicana porque muchas de ellas, las vivas y las muertas, fueron ejemplo de solidaridad y fieles discípulas del padre Billini haciendo más grande nuestra identidad, la dominicanidad.

Olivo Rodriguez Huertas y Bernarda Jiménez00

Acepto este reconocimiento en nombre de todas ellas y les manifiesto nuestra gratitud, pero debo decirles que nuestro trabajo hace tiempo que fue recompensado con los resultados obtenidos.

Acaso piensan que no está pagado nuestro trabajo con casi 52,000 dominicanos legalizados durante estos años.

Acaso no está pagado cuando la policía atropellaba a nuestras trabajadoras en Aravaca y otros lugares y nuestros abogados las sacaban de la cárcel.

Quiero una mención especial a Don Antonio Hernando, nuestro abogado de todas las horas del día y la noche, que se encuentra aquí con nosotros y me gustaría que le demos un aplauso.

Piensan que no estamos bien pagadas cuando después del asesinato de Lucrecia Pérez Matos éramos amenazadas de muerte y sin embargo llevamos a los asesinos racistas a la cárcel.

No estamos super pagadas sabiendo la alegría que dimos a miles de compatriotas amparándolas en sus derechos y logrando para ellas una vida más y feliz.

Nuestras luchas no fueron gratuitas, si algo tiene nuestro pueblo es la gratitud.

A veces, me queda el remordimiento de otras mujeres que como yo en aquel momento dejábamos la atención de nuestros hijos para dedicarnos a compartir el dolor de nuestra gente. Para ellos quiero brindarles este premio, y sobretodo que sigan nuestros pasos. Allá donde haya un atisbo de dolor y desesperanza de cualquier ciudadano de nuestro pueblo, que sigamos el ejemplo del padre Billini.

En mi vida, dentro de mi familia, me enseñaron que el egoísmo destruye al ser humano y la solidaridad le hace crecer.

Es verdad que en todos estos años ha habido momentos de miedo, pero en mi casa me enseñaron que la peor cárcel que puede tener el ser humano es el miedo, por eso en mi compromiso siempre he procurado librarme de el, especialmente en aquel noviembre de 1992, pero la muerte de Lucrecia siempre fue una motivación.

Hoy renuevo mi compromiso de dominicanidad con todas las personas que me acompañaron en esta lucha y pido a todos mis compatriotas que nos mantengamos en esta lucha para que el ejemplo del padre Billini siga siendo nuestra identidad.

Gracias a todos y a todas las que nos acompañaron en esta lucha, pero esto no ha terminado, nuestro país nos llama para otros retos y otras luchas, seamos generosos y comprometidos, que el hecho de luchar por los demás es una recompensa.

Muchas gracias.