Aunque pueda parecer extraño en situación aislada, las frases hechas forman parte de una lengua coherente, clara, en tanto instrumento perfecto para la expresión del pensamiento, lengua que no está desprovista de plasticidad. Además, estas desempeñan el papel de archivo donde reposan muchos de los rasgos que diferencian al hablante dominicano de otros hablantes de español.

Constituyen estas frases partes de la memoria de la sociedad al reunir elementos de la cultura que las propicia, pues son un producto espontáneo de la visión del mundo que los individuos de esa sociedad se forman. Los elementos que se incorporan en estas frases son extraídos de la sociedad por los individuos y se convierten en un testimonio de la sociedad misma. Estas unidades fraseológicas operan en el ámbito de la realidad, en el nivel de la actividad cotidiana del hablante.

Las unidades fraseológicas en la lengua popular dominicana constituyen un vasto tapiz, un mosaico de colores variados, en el que los matices se establecen casi insensiblemente. Con la ayuda de ellas el dominicano no se expresa mediante conceptos, sino que recurre a imágenes.

La característica muchas veces destacada de la fraseología es que contribuye en gran medida a imprimirle mayor amenidad a la expresión, ya sea esta oral o escrita. Ella se inserta sobre todo en el estilo coloquial y popular que es donde se reconoce el pueblo. Aquí, en este diccionario, se ha construido un recipiente para dar testimonio de la experiencia lingüística de la comunidad dominicana en lo concerniente a la fraseología. Este repertorio de un modo sutil refleja los sentimientos e intereses de los dominicanos.

Generalmente, las expresiones, para acumular fuerza comunicativa necesitan del paso del tiempo y el uso intensivo. Nacen en un contexto histórico que permite establecer la asociación de las palabras con la idea evocada. Esta idea así motivada, deriva de la significación de las palabras que las componen.

A veces el nexo es arbitrario, pero es real, y transmite el mensaje sin dudas. Estas frases son el producto de una extraordinaria capacidad creativa en el nivel coloquial. La fuerza expresiva y el valor se los confiere la estabilidad de las combinaciones estables de palabras que conforman las frases mismas. Las locuciones ordenadas aquí forman parte de las que reposan en el acervo lingüístico dominicano y se utilizan en distintas situaciones como podrá comprobar quien consulte el diccionario.

De la coherencia de las unidades fraseológicas da testimonio la imposibilidad que existe de descomponer o romper la unidad mediante la interpretación de los elementos que la conforman. Hasta el orden mismo de las palabras en el interior de las unidades fraseológicas es inalterable en muchos casos. El vínculo sintáctico creado en el interior de estas frases les viene a través de la tradición.

No hay que sorprenderse si algunas frases muestran pequeñas opciones de palabras que pueden obviarse o emplearse en el uso, pues eso no altera los rasgos que permiten identificar el significado de estas. En algunos casos, al colocar estos elementos en el interior de la frase lo que hace el hablante es que le atribuye un matiz emocional particular y expresivo a esta, sin alterar su valor originario.

Lo que se ha hecho en este diccionario es inventariar las expresiones, definirlas con precisión y conferirles autoridad con las citas tomadas de los libros, de los periódicos y revistas, así como de las intervenciones orales de los hablantes del español dominicano. Los autores originarios de estas expresiones descansan tranquilos en el anonimato.

En los casos en que no fue posible encontrar ejemplos del uso de las frases en obras de literatura, revista o periódicos, se recurrió a la redacción de estas por los lexicógrafos para ilustrar los casos, teniendo en cada caso en cuenta la realidad socio-histórica que propició la creación de la frase misma, así como las circunstancias que les dieron vigencia.

Este diccionario viene a colmar un vacío que existía en este campo de la cultura dominicana y para ese fin se preparó este inventario fidedigno. Es una obra original y auténtica en la bibliografía dominicana. Al llevarse a cabo una tarea como esta se consigue contribuir al conocimiento de la cultura dominicana, pues  este diccionario contiene una descripción de una parte importante del léxico de la variedad dominicana del español.

En gran medida el Difradom es un diccionario regional. Uno de los objetivos de esta obra es la de documentar las frases de uso en República Dominicana, sin ningún tipo de ánimo normativo

Lo que se hizo fue trabajar sobre la memoria colectiva y las instituciones simbólicas de la sociedad para hacer acopio del material. Ahora bien, no pretende esta obra ser una relación exhaustiva, sino más bien representativa en su género; no obstante, nada relevante se ha omitido en ella.

En este diccionario puede que se detecten olvidos involuntarios No obstante, se hace constar que algunas frases se han dejado fuera de manera intencional porque son internacionales y de uso general, o porque son de uso muy restringido en el ámbito del habla dominicana y no han  generado prole.

La recolección de los materiales se hizo siguiendo un método riguroso, auxiliado por directrices coherentes. Si por otro parte no se encuentran algunas frases puede deberse a que han sido acuñadas en fecha reciente, pues no debe olvidarse que el idioma se está continuamente inventado, renovando, ajustándose a las necesidades expresivas, sobre todo cuando se trata de comunicar algo para lo cual no se conoce la palabra precisa.

Pertenecen estas frases al lenguaje ordinario, aun cuando en algunos casos han trascendido a la lengua culta, a la literatura, como podrá comprobarse al leer las referencias que constan en las ilustraciones del empleo de estas. Aunque algunas de estas han pasado por la pila bautismal de la literatura, estas frases no pertenecen al idioma artístico. Forman parte del discurso repetido que nace de la colectividad “cocreadora”, de la fuerza anónima del habla cotidiana. El valor de estas lo adquiere mediante la aceptación y absorción por la comunidad misma. La fraseología desplegada en estas páginas constituye un vehículo de comunicación, de conocimientos y de expresión de la cultura que ha desarrollado la sociedad dominicana a través de su historia. Estas frases forman parte del vocabulario espontáneo del hablante dominicano.

Roberto E. Guzmán Silverio, el autor del presente análisis.
Roberto E. Guzmán Silverio, el autor del presente análisis.

Estas frases coleccionadas en este lexicón circulan libremente en las bocas de los hablantes sin pagar derechos de aduanas. Ellas transitan sin cesar activamente en la competencia lingüística de los hablantes, ajenas a la sujeción del comportamiento que las clases dominantes desean ver perpetuados, cuando estas empuñan las riendas de la creación y estrangulan con reglas la vena creativa del habla popular. A veces escapan de los códigos estándar, con la característica de que en vez de definir, ellas ilustran. Estas locuciones forman parte de la realidad vital del pueblo dominicano, por ello se procura aquí dar en el diccionario una descripción objetiva lo más amplia posible, apoyadas por criterios y métodos lingüísticos como corresponde hacerlo en al ámbito académico.

En muchos casos no se considera necesario en el estado actual de la lengua que cuando se utilice una frase de este género se recurra a entrecomillarla porque esta forma parte del habla vernácula, pues al hacer esto parece que quien así escribe desea vacunarse o tomar distancia, como si esa habla fuera cosa extraña al país. Pues no ha de olvidarse que el habla se considera más completa que la lengua. Muchas  de las locuciones aquí listadas, por no decir todas, nacen de la necesidad de expresión de la comunidad lingüística dominicana en los diferentes momentos de su historia. Aquí se rescatan para que no queden al margen de los diccionarios.

Los dominicanos al consultar el diccionario se reconocerán de manera intuitiva o reflexionada. Esto les permitirá comparar sus recursos con los de otras comunidades y se sentirán legitimados en su dominicanidad expresada a través de la lengua. Esta consulta les permitirá encontrar el sentido semántico que poseen en el seno de su comunidad las locuciones que difieren de lo aceptado en otras comunidades. Sobre todo, que en algunos casos, la diferencia es solo sintomática y no diferencial. Teniendo en cuenta que es imposible reunir la totalidad de las expresiones en un diccionario, aquí puede asegurarse que se cuenta con una representatividad ejemplar.

No puede desdeñarse que una de las fuentes principales, si no es la principal de una lengua, es el habla en el nivel popular, que es la forma en que se expresa el pueblo. Lo que sobresale en el tipo de habla consignado en este diccionario es la hermosura del colorido y el sabor y variedad de sus frutos. Al mismo tiempo, el material aquí reunido revela información de gran significado cultural.

Consecuentes con los  atributos que se mencionan, el registro adoptado para la redacción de las definiciones se ha llevado a un lenguaje común, evitándose los términos técnicos o especializados. Las definiciones y los ejemplos tienen por función situar en contexto las frases para aclarar, para despejar dudas, para fijar el concepto. Al final, con el concurso de estos dos, la definición y la cita, se explica el concepto en cada una de las acepciones.

El resultado que ha surgido de la elaboración de este diccionario ha sido un trabajo grato porque uno de los mayores gozos es cuando uno aprende, cuando se desempeña una labor que se disfruta. El principio de imparcialidad ha guiado el acopio del material que aparece en este diccionario, para hacer de este un objeto lo menos controvertible posible.

El lexicólogo y el lexicógrafo en cada etapa de su labor se ven obligados a interpretar y valorar. Como es un diccionario de la lengua viva se ha nutrido de la lengua oral, sobre todo de la que tiene incidencia pública, es decir, la radio, la televisión. Esta tarea ha sido fruto del trabajo en equipo de los responsables. Las definiciones que reposan en el DFD son el resultado del consenso logrado luego de un cotejo de opiniones y juicios. En estas definiciones se proyectan los elementos esenciales del contenido que permite segregarla de sus semejantes. No cabe duda de que al final de la faena al definir las unidades fraseológicas, los redactores dan cuenta de la idea que tienen de la realidad de estas. Se ha trabajado en este diccionario para ofrecer una lista amplia y representativa de la fraseología dominicana.

Este es un diccionario rico en locuciones de estructura proposicional atributiva en el que no solo hay abundante información lexicográfica, sino también cuantiosa información cultural referente a aspectos de la identidad dominicana. No se pretende con este trabajo enseñar a hablar, sino a comprender algo que se lee o se oye.

En las acepciones redactadas por los autores se definen los límites de las combinaciones indivisibles con gran exactitud. Se mantuvo durante su elaboración una constante vigilancia sobre el estilo utilizado en la redacción para mantener una prosa que no traicione la objetividad del diccionario. Se ha evitado la discriminación o la censura en la recogida de las unidades fraseológicas, así como en la selección de los ejemplos, muchos de ellos extraídos de artículos de actualidad política aparecidos en la prensa dominicana. La objetividad científica se ha mantenido en este diccionario agotando el tiempo necesario para la recogida del material, la clasificación, la catalogación, el análisis del material y los trabajos posteriores, labor  que tomó varios años.

En gran medida el Difradom es un diccionario regional. Uno de los objetivos de esta obra es la de documentar las frases de uso en República Dominicana, sin ningún tipo de ánimo normativo.

No se trata con este catálogo de legitimar su uso, sino de documentar el material y de suministrar las acepciones que gozan de prestigio en el seno de la comunidad hablante. Este diccionario es una obra informativa privilegiada por los recursos usados al recoger el material que lo conforma. Se hizo un cotejo profundo, un análisis exhaustivo del acervo lingüístico dominicano al confeccionar la lista que forma la totalidad de frases consignadas en el diccionario.

La consulta del diccionario se hace más fácil porque las frases en los ejemplos de utilización de estas están resaltadas en versalitas. Los ejemplos confeccionados por los lexicógrafos son pertinentes de acuerdo con el tipo de frase, para facilitar así la comprensión por medio de los elementos descriptivos del uso. En ellos se ha adoptado un lenguaje habitual que se corresponde muy bien con el tipo de diccionario que es este, un diccionario fraseológico. Al redactar los ejemplos que no son extraídos de obras, revistas y periódicos, se ha tenido en cuenta la llaneza del estilo y la exactitud para facilitar su uso no solo para hispanohablantes, sino también para los extranjeros que se acerquen al estudio del vocabulario dominicano. De este modo, tanto los castellanohablantes como los extranjeros se beneficiarán de comprender el verdadero significado de las frases contenidas en este diccionario. Este es un diccionario rico en locuciones de estructura proposicional atributiva en el que no solo hay abundante información lexicográfica, sino también cuantiosa información cultural referente a aspectos de la identidad dominicana. No se pretende con este trabajo enseñar a hablar, sino a comprender algo que se lee o se oye.

Como es de esperarse en un diccionario, en cada entrada consta la marca gramatical correspondiente a la unidad fraseológica consignada. Esta marca corresponde a la interacción y al papel que juegan las partes en el seno de la unidad fraseológica, en cuyo seno las relaciones sintácticas se neutralizan. Estas son las llamadas informaciones gramaticales. Con la consulta de las frases que constituyen el material primario de este diccionario, quienes abreven en este comprenderán que en el interior de las frases, las palabras que las forman pierden su sentido propio, independiente. De allí que se conviertan en una unidad indisoluble.

El material reunido en el DFD no solamente representa la lengua en uno de sus aspectos, sino que permite al plasmarla por escrito, que se reflexione sobre ella. Así comprenderá el hablante que lo que figura en este diccionario es parte de la tradición lingüística, de la lengua real, concreta. El dominicano al consultar o leer lo depositado aquí sentirá que esta lengua no le es ajena ni tampoco le ha sido impuesta, es una lengua que ha surgido de las entrañas mismas del pueblo.

Puede asegurarse que este diccionario materializa la fraseología de uso en la lengua de la sociedad dominicana. Este constituye una muestra del modo en que se articula la lengua en la historia y la tradición dominicanas. Al hacer esto, sirve de órgano transmisor a esta generación y a las futuras de parte de la memoria del vocabulario de la lengua heredada de nuestros antepasados.

Hay que aceptar esta obra como un fijador de la lengua alcanzada mediante el consenso social. En ella se encuentran las expresiones “queridas” de la identidad nacional. No cabe duda de que este diccionario es un reflejo parcial, en su especialidad, de la lengua amplia y rica de los dominicanos. Aquí se reivindican los verdaderos valores y tradiciones verbales de lo nacional dominicano.

El corpus literario utilizado para la ejemplificación de las frases consta en la bibliografía de las obras despojadas con este propósito. La clave para cada una de las obras aparece allí, de modo que los lectores podrán saber a ciencia cierta a cuál autor u obra pertenece cada una de las referencias. Con respecto de los ejemplos tomados de periódicos; inmediatamente después de la cita aparece también abreviado el nombre de la persona, con un detalle del medio, la fecha de publicación, la página y todos los detalles. Por razones de espacio se ha tenido que utilizar en esos casos las iniciales de los nombres de los periodistas y columnistas.  Esa incógnita se despeja también con la ayuda incluida en el diccionario. Estas fuentes citadas sirven para reforzar el valor testimonial del diccionario.

En la consulta, el lector en muchos casos podrá encontrar las expresiones bajo diferentes letras de la organización alfabética adoptada en el DFD. Esto redundará en beneficio de la consulta fácil. Se notará al hacerlo que las definiciones son cortas, sin sacrificar con esto la exactitud de la noción expuesta. No debe el lector sentir temor antes de utilizar este diccionario, porque en este no hay signos de contrastividad y diferencialidad que en muchos casos espantan a los lectores menos versados. Este diccionario de mantiene apegado a la preferencia de los hablantes y a la función social que tiene vocación de desempeñar.

Muchas gracias.

Roberto E. Guzmán Silverio