Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez
Para que el sujeto se disponga a investigar, y, desde esa investigación, crear espacios epistémicos, para argumentar y sustentar una hipótesis, hay que sentir pasión y tener pertinencia investigativa. Resalto el tener pasión y ser pertinente, porque andar entre anaqueles, revistas de antaños, periódicos viejos y estar entre la gente, en un tiempo enfermizo y pandémico, es caminar sobre los linderos del peligro, y, eso, en estos momentos de nuestra historia, es exponer la vida.
Se trata de una obra estructurada por el prólogo del investigador y compilador, Dr. Alex Ferreras Cuevas (Pág.9/18); además, consta de la novela titulada "En la copa del árbol" (1906) (Pág. 19/154); La escena final del drama titulado "Alfonso XII" (Pág.155/160) y unos once (11) cuentos (161).}
Los 11 cuentos que están compilados en esta obra, son los siguientes:
1-"Alma sencilla" (Cuento criollo) (Pág. 163).2-"Cuadro parisiense" (Pág. 169).3-"El anillo" (Pág. 173).4-"El alma de la laguna" (Del libro "Primeros Cuentos". Pág. 179).5-"El borracho galante" (Cuadro del carnaval. Pág. 183).6-"El helado" (Pág. 185).7-"El Telegrama" (Pág. 191).8-La canción de Mussette" (Pág. 195).9-Margarita de Ruyssac" (Pág. 199).10-"La venganza del maquinista" (Pág. 203).11-"Vendetta" (Pág. 209).}

El autor de la obra que Alex Ferreras Cuevas saca hoy del fondo del olvido, Ulises Heureaux Ogando (1870/1938), era hijo de Ulises Heureaux (Lilís), pero su formación académica fue en París, Francia.
Con su hazaña antropológica de rebuscamiento, el Archivo de la Nación y Alex, nos convocan a su lectura y estudio, dejando sobre la mesa una pregunta inocente y pícara a la vez, ¿Será la literatura dominicana todo cuanto nos han permitido conocer y repetir, dentro y fuera de nuestras escuelas, colegios, liceos y universidades?
La respuesta se engarza de inmediato sobre el tapete público, respondiendo que NO, porque es inaceptable que un autor tan prolífero, como Ulises Heureaux Ogando, sea hoy un desconocido en el Proceso curricular dominicano.
Eso nos dice lo tan sesgado que ha estado y está nuestro sistema educativo nacional, en lo concerniente a obras de autores como Ulises Heureaux, ante los intereses que intervienen en la formulación del "canon oficialista" en nuestro país.
(Este libro, "En la copa del árbol" y otras obras, de Ulises Heureaux Ogando, fue editada por el Departamento de Publicaciones. Archivo de la Nación. Vol. XXI. Santo Domingo, R.D., 2020, gracias al trabajo realizado por el Dr. Bernardo Vega, lo que nos dice que esa publicación aparece por la unión de voluntades de investigadores resueltos a poner sobre la mesa una realidad que debe ser ventilado con responsabilidad y fundamento ético, ante la sociedad dominicana.).
Heureaux Ogando, conoció poco el contexto cultural de la vida republicana que nos circundaba en ese momento histórico, y, a pesar de eso, parte de su obra está mezclada con el panorama vivencial dominicano de su tiempo.
Su producción estético-literaria nos coloca ante un narrador, dramaturgo, cuentista, periodista y ensayista. Estamos ante un intelectual que el olvido generado por las "vacas sagradas" de la literatura nacional, han situado detrás de nuestra historia. Esa acción infame de nuestros "intelectuales del poder", en la historia dominicana, también ocurre, y, dentro de nuestra literatura, no es el único ejemplo, así ha pasado con un Ramón Lacay Polanco (1924–1985), en nuestra cuentística contemporánea y con nuestro Luis Alfredo Torres (1935-1992), en la Generación de Escritores del 48.
No es extraño encontrarnos aquí con un escritor imbuido por las corrientes modernistas, de ahí su acercamiento a las búsquedas de lo exótico y lejano, aunque, {al final, la narrativa de Ulises Heureaux Ogando, se fue situando en realidades que eran parte de su contexto vivencial, como su referencia al folklore, cuando alude a nuestro carnaval, proyectando su discurso literario hacia las vertientes del postmodernismo latinoamericano, que, en su impronta creativa, sitúa al escritor en la búsqueda de sus raíces, a mirarse en sus propios espejos, como quien se enmarca a la construcción de sus identidades.
De Ulises Heureaux, también se sabe de su novela titulada "Amor que emigra" (1910), donde el sentimentalismo amoroso y la ilusión del ideal de lo exótico, muy propio del modernismo, son partes del entramado estético que caracteriza su narratividad y su dramaturgia, desde un planteamiento estético preciosista, romántico y melancólico, a la vez.
En su compromiso epistémico, como sujeto crítico y compilador de esta obra, el doctor Alex Ferreras Cuevas (1966 ), quien nació en la antigua Barbacoa, hoy Villa Aragua, deja su impronta, o más bien, le hace un gran aporte a la historia de la literatura dominicana, cuando se dispone a hurgar en los cimientos de nuestra historia, ayer, sobre los rieles del estatus de nuestra literatura durante la segunda invasión norteamericana del 1916, y hoy, sobre la obra de este autor desconocido o tirado Al olvido por los intereses malsanos de pseudos críticos literarios, llenos de ceguera y fanatismo cloacal, muy propio de nuestras falencias humanas.
Con este nuevo aporte a nuestra literatura, el doctor Ferreras Cuevas, nos aproxima a una ventana más que se abre hacia el mundo, poniendo de relieve su sagacidad analítica y desnudando partes de las mentiras o falsedades que hoy constriñen nuestro armazón curricular, dentro de nuestras políticas educativas nacionales, porque Alex, asume el discurso de la metainvestigación y el rescate de obras que, como esta, ameritan ser desenterradas, desempolvadas del enclaustramiento interesado de intelectuales oficialistas que alquilan o que hipotecan su conciencia, tratando de impedir que la creación detenga su vuelo, llenando de ignominias nuestra conciencia nacional, ignorando ellos que, en este mundo, nada queda oculto bajo el sol.
Es el momento de ir reintegrando, eslabón por eslabón, los pasos ocultos de nuestra desviada historia literaria, social, política, económica y cultural, hasta llenar de sol y primavera nuestra conciencia nacional, como nación latinoamericana y caribeña.
Señoras y señores, el doctor Alex Ferreras Cuevas y el Archivo de la Nación, han hecho su trabajo de ponernos ante una obra que nos convoca a su lectura, ahora nos corresponde a nosotros, cumplir con nuestra misión, como lectores reflexivos y críticos, asumiendo nuestra dialogía con el texto. Esa es nuestra responsabilidad cultural y política. ¡¡Adelante!!