La obra literaria que hoy nos convoca, del laureado escritor, historiador, abogado y político Tony Raful, narra hechos de nuestra historia desde la visión de alguien a quien le tocó vivirla de frente.

En una especie de diálogo con su nieto, de nombre Gastón,  el autor describe eventos de los cuales fue testigo y las impresiones que experimentó durante un período que marcó su vida y nuestro país: La Revolución de Abril del 1965.  Mientras lo hace, va y viene entre los tiempos, tejiendo el hilo conductor entre ambas generaciones.

La cotidianidad para el abuelo de Gastón, cuando era de la edad de su nieto, transcurría entre el juego de pelota con los amigos, las “vaqueradas”, los clásicos en el “Olimpia”, las postalitas de las Grandes Ligas y las convulsiones políticas. Pero además, como su descendiente era un apasionado de la historia.

Inicia su relato detallando lo que pasaba en un sector de la ciudad de Santo Domingo, donde jóvenes normales hacían cosas normales. Hasta que esto cambió. La noche del 24 de abril del 1965, el entonces adolescente abuelo, tenía una invitación para una fiesta de cumpleaños. Pero esa noche fue todo, menos festiva.  “Fue opaca, triste y oscura, y los “15 de Margarita fueron “automáticamente cancelados”.

A lo largo de la obra ambos personajes platican,  y por momentos, el chico pregunta acerca de varios asuntos como qué era la libertad, o un toque de queda, por qué el llamado Triunvirato fue de dos partes y no de tres y “si valió la pena todo ese lío que se armó”.

En su libro, Tony Raful ofrece elementos relevantes acerca de la dualidad de las acciones y sentimientos tanto de los héroes como de los tiranos  durante la revolución. Nos muestra las tácticas de guerra, la lucha por el poder, conspiraciones y traiciones, pero también el mantenimiento del honor, la dignidad e identidad por parte de los que amaban su patria, a tal grado de no escatimar su propia vida.

A su vez, puede verse cómo el escritor y líder político emplea en ocasiones un lenguaje poético. Un ejemplo de ello es cuando describe la mañana siguiente al inicio del conflicto. Veamos este fragmento:

Abril estaba lleno de luz. Mientras los vecinos aguardaban las noticias de libertad, Domingo y yo, en aquel domingo inolvidable, nos fuimos a volar los pájaros de papel en el viento”.

En esta hermosa analogía, Raful resalta cómo su “chichigua dominicana”, que con sus colores pareciera enarbolar nuestra bandera, competía con los “pájaros de acero”, representados por los aviones de combate.

Durante esos días sombríos, el antiguo muchacho soñaba con que la guerra terminara para poder ir al cine, jugar en la playa y celebrar el cumpleaños pendiente de su amiga y también el suyo, el número 14, con algo mejor que el trúcamelo*.

Con su libro, el autor enciende la llama de la historia  y nos permite valorar  aspectos de ella con abundantes detalles. Con  el uso de conversaciones  y las ricas descripciones desde adentro y fuera de los personajes, mantiene al joven lector conectado. De esta forma, el consumado escritor no solo nos muestra el aspecto histórico sino también el emocional de los eventos, desde primera fila.

En toda la narración, el tiempo se diluye, como si no existieran barreras,  y para el lector es como estar viendo y viviendo la ciudad de Santo Domingo, allá y aquí, entonces y ahora.

Con maestría, rigurosidad, pasión,  romanticismo  y su particular voz poética, Tony Raful revela generosamente hechos desconocidos u olvidados por la mayoría, y nos inspira a involucrarnos en, no solo rememorar nuestro pasado, sino vivir el presente y trabajar por nuestros sueños para una nación posible, sana y soberana, ya que, como bien dicen: “los pueblos que no conocen su historia, están condenados a repetirla”**. 

Tony Raful Tejada: Premio Nacional de Historia (2013) y Premio Nacional de Literatura (2014).

*Trúcamelo: Juego infantil del avión o rayuela.

**Frase atribuida a George Santayana y Carlos Marx.