Desde que fue descubierto universalmente, el poema Itaca, muchos años luego de la muerte de su autor, el poeta nacional griego Konstantino Cavafis, – que en una extraña circunstancia literaria nunca generó una escuela poética- vio inclinar ante sí la admiración mundial.
Itaca como poema, abraza a sus lectores con un misterio inspirador de altas metas, desde cada uno de sus misteriosos y simples versos, cuando estimulan a encontrar el gusto en el camino, en la ruta, no tanto en el destino.
La pieza, por su intemporalidad, su peso conceptual y la libertad de sus versos libres, ha sido difundida, llevado al cine, al performance, a la música al teatro y a la danza, en un recorrido de gamas de arte que otros poemas pueden exhibir.
No fue sorpresa, entonces, encontrar en la cuarta función del XI Festival Internacional de a una bailarina y coreógrafa colombiana Pilar Hernández, ante reto de darle cuerpo movimiento y gestualidad a estos textos, lo que logró con un ritmo que fue centrando poco a poco al público.
Ella, dueña de la escena, sabía a la perfección la forma adecuada para inducir al viaje a Itaca, un trayecto pleno de sorpresas y marcado por una estética de altísimo vuelo danzario. Con esta interpretación en solitario, Colombia mostró su otro rostro, el menos difundido, ese que corresponde a un pueblo amante de la paz.
La arista, centrada en su quehacer creativo, apoyada en el gesto, lento, rítmico, expresivo, escénicamente impecable. Por ella Colombia ofreció viva y noble muestra de su vocación de un pueblo de una formación cultural centrada con más gente buena que la brecha tenebrosa a que nos tienen acostumbrados los cables internacionales cuando su tema de difusión es “Colombia”.
Esta presentación nos descubre “otro” colombianismo ese que es sinónimo del real pueblo colombiano, ese que trabaja y lucha, ese que hace el mejor café del mundo y que concentra una comunidad sensible, inteligente y con uno de los índices culturales más altos de la América Latina.
Con música de Los Acordes de Bambú (interpretada por Omar Rodríguez, Josefina Avila y Leando Ospina. El vestuario, acertado en su simple y efectivo diseño, es de Flor Aguirre), todos de SDanza.
Era éste de Pilar Hernández, el justo en montaje requerido por unos versos que parecen cobrar vida cada vez que se les lee:
“Cuando te encuentres de camino a Ítaca,
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás,
si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta.!
(Itaca, KonstantinoCavafis¸poeta nacional de Grecia 1863 – 1933)