El ambiente editorial dominicano acaba de ser impactado por  este  comic  inspirado por la actitud educativa de Huchi Lora,  con  características excelentes en su guión histórico y de ficción

Luis Eduardo Lora (Huchi), en la presentación de la obra.
Luis Eduardo Lora (Huchi), en la presentación de la obra.

 

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El comic es un género mucho más serio de lo que se ve en sus muñecos y garabatos colorizados. Cuenta con la trayectoria que hicieron antes, los paquitos que nos acompañaron en la niñez con aventuras de superhéroes y figuras míticas.

El género del comic es en la literatura, el normalmente más demandado por los lectores. Lo atractivo de su despliegue, basado en la caricatura, la más accesible de las expresiones de la comunicación gráfica, unido a la historia de ficción o realidad que ofrece, le transforman en el género de comunicación escrita de mayor cantidad de receptores en todo el mundo.

Desde siempre hubo comics (paquitos por su denominación local) con una clara intención didáctica, entre las que recordamos Vidas Ejemplares, (editados en México) con biografías de personalidades y las producciones gráficas de la revista argentina Billiken, que sentó un precedente educativo fundamental a partir de las ediciones con “muñecos”, la más antigua de habla hispana en la actualidad, creada por el periodista uruguayo Constancio C. Vigil, con un primer número aparecido el 17 de noviembre de 1919, editado por la Editorial Atlántida.

En el país el comic presenta una trayectoria irregular, marcada por trayectoria  de ausencias largas, proyectos  intentos de buena fe y  en los últimos años  con la irrupción de un perfil de altísima calidad al punto de generar una marca de calidad textual y gráfica, centrada en temas sociales, históricos y biográficos. Se ha hecho menos en ficción.

Se debe reconocer que los principales cultores  de calidad del género en esta línea ha sido el proyecto Moro Studio, sobre todo por sus producciones en torno al fundador de la Patria, Juan Pablo Duarte, que han ido mejorando desde la primera entrega de 2013, auspiciada por Ministerio de Cultura, hasta su Duarte Joven, extraordinaria entrega editorial de 2015-2016.

En este marco, el ambiente editorial del comic acaba de ser removido y renovado por un proyecto inspirado por Huchi Lora, dotado de características de excelentes niveles tanto en su guión histórico ficcionado, como en su diseño y su terminación en materiales de alta calidad.

Tito y su nave cronoespecial: Drake ataca en el Caribe, es una joya y probablemente una de las mejores terminadas expresiones del comic criollo, elaborada con la intención de –mediante un código de ilustración de una estructuración universal y cuidada al extremo– poner a nuestros niños y niñas ante la necesidad del disfrute de la 1historia mediante un código amigable y penetrante.

Se debe destacar el papel de los artistas gráficos, que logran un nivel de estética visual y adaptación del texto, que da una categoría al concepto de Lora. Hay algunos cuadros que los hubiéramos preferido un poco más claros en su reproducción, llenándolos un poco más de luz. Estos creadores tienen su principal acierto en la caracterización de los dos personajes infantiles que viajan narran y en la reproducción de los ambientes y personajes del invadido Santo Domingo Colonial.

Bien han hecho las empresas auspiciadoras en darle respaldo a este trabajo, que apoya la actitud de educador popular de Lora, que supera su papel de comentarista diario de noticias y de formador de opinión desde su producción televisiva El Día, de Telesistema.

Tito y su nave cronoespacial: Drake ataca en el Caribe, de la serie La Nave de la Lectura;  Idea y guión: Luis Eduardo Lora (Huchi) Lora; Ilustración: Werner Olmos; colorización: Walky Abreu y Yatzel Sánchez; Portada:  Werner Olmos y Walky Abreu; Asesor gráfico y montaje: Víctor Vidal (Grupo Nous);  Impreso en RD. Páginas: 91; Auspicio: Centro Cuesta Nacional, Cecomsa, Banco BHD-León, Universidad UTESA y Grupo Mejía Alcalá.