(A.M). : En su texto “Entre cavernas. De Platón al cerebro, pasando por Internet” (2013), nos dice que navegar por el ciberespacio es ir más allá de esas conexiones e hiperconexiones de internet, de redes y que, aún sin redes, (Internet), nos insertamos  en espacios virtuales para leer “un libro electrónico en una tableta o e-book”, para componer una melodía en el ordenador o en el móvil, sacar “fotos digitales”, escribir “un mensaje electrónico, o editar un texto, imagen o sonido”. ¿La neurociencia, sus investigaciones y aplicaciones (neuronavegadores) guardan alguna relación compleja con esas cavernas  virtuales, estrechamente vinculada al mito de la Caverna, ubicada en el Séptimo libro de “La Republica” de Platón?

(J.E). : La tesis más fuerte de ese libro es que el cerebro constituye una caverna mental, y que es altamente engañoso. A través de los sentidos, se conecta a otras cavernas, entre ellas a Internet, vía las pantallas, los ordenadores y los smart phones; pero sin olvidar la televisión, que es la gran caverna tecnológica de nuestro tiempo, todavía más que Internet. En suma: considero al ciberespacio como una tecno-caverna digital, bisensorial (hoy por hoy) y, desde luego, fascinante. Pero también las obras de arte y los libros de literatura son cavernas impresas, donde procedemos por inmersión mental. En ese libro sólo dedico dos capítulos al ciberespacio, de los diez que tiene. Es una propuesta filosófica general. A lo largo del mismo me intereso en las ciencias cognitivas y en las neurociencias, pero también en la literatura y en la religión. Valga este ejemplo: las cuevas religiosas han sido muy importantes en todas las culturas humanas. Por tanto, el ciberespacio no es más que un tipo de caverna, concretamente una tecnocaverna, como la televisión. Es la caverna de nuestro tiempo, una más entre las muchas que las mentes han frecuentado a lo largo de la historia de la humanidad. Incluyendo las cavernas con pinturas rupestres que hay en el Norte de España y en el sur de Francia. A finales de marzo estuve visitando una de ellas, la de Zugarramurdi, donde las brujas vascas hacían sus rituales. La Inquisición condenó a 11 de ellas a la hoguera a principios del siglo XVII.

Javier Echavarría y Andrés Merejo

(A.M). : Parto de un discurso filosófico articulado a una visión de sujeto ético,   crítico y de dimensión cibernética, que sitúa nuestros tiempos en el ámbito de lo cibernético, la tecnociencia, la innovación y lo transido. Las mismas relaciones cibersociales viven en agitación permanente, por los cambios tecnológicos disruptivos. Byung- Chul Han, nos explica en su texto “La expulsión de lo distinto” (2017)  cómo se ha eliminado la negatividad de lo extraño y predomina  como su santo y seña el «me gusta de Facebook. La hipercomunicación y el hiperconsumo nos aturden con fuerte signo patológico que no tienen que ver con la represión, sino la depresión, el vacío existencial, borderline,  las ciberadicciones, síndrome de Burnout, el aburrimiento, la inseguridad y el miedo. Son tiempos cibernéticos y transidos caracterizados por un cibermundo global virtual y desglobalización en lo real y  local (Guerra comercial entre China y Estados Unidos), por redes de ciberpolítica, de control virtual, de la posverdad, del fin de la privacidad, cambio climático, de la crisis de la democracia liberal y el retorno del neopopulismo. Lo transido, en cuanto cansancio, abatimiento y de dolor ético fluye en cada sociedad, no es estático. Este se vive de acuerdo a como se  encuentran tan o no fortalecidas las instituciones  jurídicas y políticas de cada país y de la escala que ocupa en el cibermundo o los cibermundos , en cuanto a componentes cibereducativos, tecnocientíficos , ciberculturales, cibereconómicos y ciberpolíticos.  ¿Cómo avizora usted, el panorama cibernético, tecnocientífico, social y ético de estos tiempos?

(J.E). : He aprendido mucho sobre la República Dominicana leyendo su libro "La dominicanidad transida" y este concepto suyo me parece muy sugerente. Efectivamente, puede ser ampliado a otros países y contextos culturales. Lo que no puedo es entrar en los detalles de su aplicación a la dominicanidad, porque no conozco suficientemente su país. En cuanto a Han, es un autor interesante, pero un poco tecnofóbico y bastante metafísico. Un autor chileno, Vicente Serrano, subrayó en su libro Fraudebook (2016) esta rareza de Facebook, tan significativa: se puede decir "I like", pero el desacuerdo y la crítica, "I don’t like" estaban excluidos. Creo que hace unos meses ha cambiado la semiótica de Facebook en este punto, por cierto. Pero es un buen síntoma de esta ausencia de pensamiento crítico sobre la estructura y los valores fundacionales de las redes sociales. Su libro promueva la ética y las actitudes críticas, pero sin caer en la tecnofobia y aceptando plenamente el empoderamiento de los usuarios que estas tecnologías fomentan, lo cual es su aspecto más positivo, como subraya Vd. muy bien.

Comparto el proyecto ciberciudadano que Vd. impulsa en la República Dominicana, y por mi parte pretendo hacer algo similar en España, al igual que Manuel Castells o Ignacio Ramonet, autores que van en la misma dirección que Vd. y yo. El tránsito de la política a la ciberpolítica es uno de los temas de nuestro tiempo, tanto en Europa como en América, en efecto.  Otro tanto sucede con la nueva modalidad de poder que encarnan algunas grandes empresas tecnológicas surgidas de Silicon Valley y que encabezan la lista de las empresas con mayor capitalización en Bolsa: Google, Apple, Facebook, Twitter, Amazon, etc. Por cierto, está resultando muy interesante la comparecencia de Zuckerberg ante el Senado estadounidense, justamente en esos días. La hibridación entre lo real y lo virtual que vd. señala es muy cierto. "En estos tiempos hay que darse cuenta de que la política y la historia no se pueden escribir sin ese cibermundo", como Vd. señala en su libro (p. 169). Por mi parte añadiría que tampoco se puede entender la economía sin la cibereconomía, sobre todo si pensamos en la economía financiera, que está considerablemente robotizada.

Javier Echavarría y Andrés Merejo

(A.M). : En estos tiempos cibernéticos, una sociedad puede vivir en lo transido transitorio, por determinada coyuntura, sin que necesariamente (aunque no descartable) vaya a lo transido propiamente dicho, por ejemplo transido transitorio (coyuntural), son ciudades como Toronto , Miami,  Barcelona, Nueva York,  ya sea por las tensiones del terrorismo, nacionalismo, migraciones,  siniestros atropellos a peatones en concurridas calles, temporada invernal o un accidente tecnológico. En cambio transido, como República Dominicana, donde la hipercorrupción , la impunidad, y las zonas grises (el narcotráfico, actos delictivos son sintomáticos),  en Haití  está caracterizado por lo hipertransido, el funcionamiento social esta fundido. ¿Hay horizonte más allá de estos tiempos de incertidumbre e imprevisto, del “Cisne Negro” de Nassim  Taleb (2008)?

(J.E). : No he leído el "Cisne Negro" de Taleb, si bien mi cuñado en el País Vasco, curiosamente, coordina un programa radiofónico con ese mismo título, "El Cisne Negro", concretamente en una radio local, en Rentería. Pero lo que Vd. comenta es muy cierto. Hay una pérdida de confianza en la política profesional y en la partidocracia. Por eso surgen movimientos sociales que utilizan las redes para coordinar sus acciones y definir sus reivindicaciones, fuera de los cauces de la política tradicional. En su reciente libro, Ruptura (Madrid: Alianza, 2017), Manuel Castells propone un análisis bastante parecido al que Vd. hace en la República Dominicana. Él dice que la democracia liberal ha entrado en crisis en todo el mundo, en gran medida por la aparición de la sociedad de la información. Por tanto, los planteamientos que Vd. hace me parecen muy acertados y actuales. La corrupción hay que combatirla y las redes sociales son un instrumento muy adecuado para denunciarla. Así ocurre en la República Dominicana, así pasa en España y así sucede en otros países del mundo. Hoy en día, la política no se puede comprender sin la ciberpolítica, que se hace en otros espacios, fuera de las prácticas políticas tradicionales. Los jóvenes, en particular, han convertido a las redes sociales y a los blogs en un espacio ciberpolítico con un peso cada vez mayor a la hora de crear opinión en una sociedad, y también para promover acciones en pro de la libertad, la igualdad, la solidaridad, el medio ambiente y la justicia. Estos son los principales valores de la ciberpolítica ciudadana que Vd. y yo propugnamos.